El otro habitante de la buhardilla (el verdadero Don Pedro de la Calle Don Pedro, 7: Pedro G. de las H.) tenía en aquellos años una enorme facilidad y talento para el travestismo. De pronto podía meterse en su cuarto para ponerse “cómoda”, y salir convertido en una Walkiria de opereta, con túnica blanca, brazos lechosos peludos, y trenzas doradas de lana hasta los tobillos; de esa guisa, preparaba la cena. Los dos compañeros de estudios no sólo convivían: se reían de la vida, haciendo teatro en aquella buhardilla.
Enorme Duval emerge de esta fotografía con toda la sensibilidad de una Nana grotesca, pintada por Edgard Degas, junto a una botella de absenta. Para el fotógrafo, con el tiempo, Enorme se fue convirtiendo en la Pedra, pero como la Fedra de Racine, con toda su grandeza trágica. El incipiente dibujante Gabriel Faba, al rencontrarse con este retrato, años más tarde, le sobrevino la necesidad imperiosa de dibujarla, y el retrato se hizo solo. La necesidad de ser rescatada que tenía el personaje, guió el lápiz en la mano del dibujante, que en esta ocasión quedó reducido a mero intermediario.
En una gira teatral representando La locandiera, de Goldoni, en el Claustro de los dominicos de Almagro, tuvieron ocasión de transitar por el interior de los patios manchegos más puros, gracias a una hermosa amiga y actriz lugareña -Carmen la de Almagro- que les hizo las veces de anfitriona. Entre el fogonazo de la cal blanquísima y la sombra densa de la vestimenta, relucía así de feliz y satisfecha, Enorme Duval con Ray-Ban, mantilla almagreña y pericón florido, en el relumbrante patio de los Villaverde.
En aquella casa de juguete, que bien podría haber sido la escenografía de una obra de Buero Vallejo (El tragaluz, Hoy es fiesta, Historia de una escalera), no sólo vivieron los dos en la misma buhardilla durante 11 años, sino que además compartieron hasta el mismo personaje –el Doctor Espinosa- en dos versiones de Madre, el drama padre, de Jardiel Poncela, obra con la que se graduaron en la Escuela de Arte dramático. El mismo traje, corbata y chaleco; la misma leontina. El mismo tiempo, la misma casa, el mismo escenario…
Fotos: Vizcaíno