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El rey ha muerto. ¡Viva el rey!

 

Esta semana, concretamente el día 16, ha sido el aniversario de la muerte de Elvis Presley. Ya sabéis; el Rey del Rock. 

Confieso que me atrae mucho más el personaje que el músico. Gandhi, Jesucristo, Mahoma, Hitler, Mao, todos han movido masas, han instaurado modas, han generado nuevas corrientes de pensamiento, pero lo han hecho, unos desde la generosidad y la tolerancia y otros desde el egoísmo y la intolerancia, buscando una masa crítica de seguidores suficiente para conseguir sus objetivos.

De Elvis, si lo analizamos fríamente, ni siquiera podemos decir que sea un buen ejemplo a seguir. No creo que entre sus planes estuviera el de convertirse en mito. Sin embargo, aún estando vivo, creó (o crearon) una especie de religión en torno a su persona que cada vez cuenta con más feligreses. No existe mayor generador de mitos y leyendas que él.

En el mismo momento de meterlo en su ataúd, se dispararon los rumores de que seguía vivo. Algunos decían  que el hombre del féretro no estaba tan gordo como Elvis. Hay quien llegó a verle sacando un billete de avión. Orion, un artista gordo y con cierto parecido a Elvis en la voz, actuaba con una máscara para sembrar la duda sobre si sería o no el Rey quien seguía en los escenarios.

También hay quien dice que jamás regresó de Alemania, donde murió en unas maniobras militares mientras hacía el servicio militar, y que el que volvió era su hermano gemelo. Lo que sí parece cierto es que fue de Alemania y gracias a los métodos del ejército de donde Elvis volvió con una afición excesiva a las anfetaminas.

Sin quererlo, Elvis se encontraba en el lugar y momento adecuados para simbolizar el cambio cultural que sufrió Estados Unidos en los años 50. De alguna manera, unificó a aquella generación en torno al Rock & Roll.

Lo mismo que ocurrirá con Michael Jackson, Elvis sigue generando beneficios muchos años después de su muerte. Los imitadores y dobles se cuentan por millones que se reúnen en los “Elvis Impersonators”, concursos y convenciones que se celebran periódicamente en Las Vegas. Quienes quieran, pueden alquilar la pequeña capilla privada de Graceland para celebrar su boda.

Y tampoco murió de sobredosis. Es cierto que las drogas y la medicación habían deteriorado mucho su organismo, pero no fueron la causa de su muerte. Ginger Alden, su novia en aquel entonces, cansada de esperarle en la cama, fue a buscarle al baño. El Rey del Rock llevaba un buen rato luchando contra el estreñimiento crónico que le había producido tanta medicación cundo le sobrevino una reacción a unas pastillas de codeína que había tomado para aliviar un dolor de muelas. Alden lo encontró tumbado en el suelo, con los pantalones dorados del pijama por los tobillos y la cara en un charco de vómito.

El 18 de agosto se celebró el funeral en Graceland. Fuera de la residencia, un automóvil atropelló a un grupo de fanáticos matando a dos personas. A finales de agosto intentaron robar el cadáver y el 2 de octubre, sus restos, junto con los de su madre, fueron trasladados al Jardín de la Meditación en Graceland. ¡Y sólo acababa de morir!

@Estivigon

 

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