Para Proust fue una madalena y para Patrick Taberna (Francia, 1964) es el sabor de las mandarinas. Ya dice el refrán que para gustos, colores. Y a Taberna, el sabor dulzón de las mandarinas le trae memorias de juventud y de niñez. Recuperar el espíritu de esos días es esencial para su fotografía. Ahora, la galería Pinter Milch muestra una selección de tres de sus trabajos: A contremps, Au fil des jours y Mémoire morte. Uno podría pensar que a primera vista a las fotografías de Taberna parece que les falta contexto y orden. Pero si uno se detiene se da cuenta de que no, de que las fotografías tienen una gran sensibilidad en común y de que existe una íntima relación entre ellas: evocan melancolía. En ellas, el tiempo parece haberse detenido, solo en esa quietud del recuerdo encuentra Patrick Taberna el sosiego y la paz necesarias para enmarcar su obra fotográfica.
