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El sexo de mis vecinos

Es verano, tiempo de noticias que no lo son y provocan rubor (el bikini de Pajín), de bonos basura y de que la prima se relaje (así de entretenido es el lenguaje financiero), de calor aunque no sea tórrido como el de pasadas temporadas y de tener las ventanas abiertas. En la época estival la intimidad de las familias y de las parejas lo es menos: se abren balcones, puertas y ventanas para que entre el fresquito. Pero con este aperturismo también se comparte lo de dentro. Digo esto porque el otro día mi amiga María me contó que, llegando a su casa a las tantas de la mañana, oyó los gritos de una moza que estaba echando un polvo. María vive en un bajo y los sonidos le llegaban a través del patio. “Por Dios –me comenta- vaya forma de gritar yo creo que estaba fingiendo. Seguro”. Cual actriz porno (qué falsas son las pelis porno madre mía): “Ahhhhh, sí, si, dame más, dámelo todo, ahh, ahhh, me gusta, cómeme, cómeme”. Vamos, como en una recreación X de Alicia en el País de las Maravillas.

No hay cosa que más joda que los demás follen y tú no. Y no lo digo sólo por María. Yo misma anoche, cuando me hallaba libro en mano (el fabuloso Irse a Madrid de mi colega de blog Manuel Jabois) y con el gato a los pies de la cama fui premiada con traqueteo de cabecero de cama contra la pared. Mis vecinos de al lado, con los que comparto tabique de éstos que no sirven para gran cosa, estaban dándole que te pego. Y cómo toca los cojones que tu no te comas un colín y los demás estén follando, a mi me sienta como el ardor de estómago. Menos mal que él tiene poca resistencia y tras varios sonidos guturales dignos de un simio, la cosa se paró. Vamos, que no fueron ni dos minutos (y lo afirmo de forma científica porque lo controlé con el reloj) de orgasmo y a dormir. ¿Te imaginas –me pregunta mi amiga Palmy- que te acuestes con un tío y pase eso? Te imaginas me interrogo yo. Joder, si tras varios meses a pan y agua te vas a la cama con un señor y éste a los veinte minutos (o menos) ya ha terminado, ¡qué chasco!  Menudo trauma, no lo quiero ni pensar. ¿Qué haría en un caso así, yo, que soy multiorgásmica?

Y me enfrasqué con Palmy en una conversación sobre que los hombres ya no son lo que eran. Ella defiende que una colega cuando quiere estar todo el fin de semana follando con su novio le atiborra a caramelos. Algo de azúcar y toma, pimponete. Debe de ser parecido a cuando vas a ponerte los monitores cuando estás embarazada y te piden que te tomes algo dulce para que el bebé se mueva. Pues igual pero con el riego sanguíneo de la polla.

Yo esta teoría no me la creo mucho y así se lo hice saber a Palmy. Que sino a ver para qué habrían inventado el Viagra (aunque en principio iba destinado a la angina de pecho, que lo sepáis). Porque además, si el tío es diabético, ¿qué pasa? ¿se los das sin azúcar? Queridos lectores y lectoras (si es que hay alguno/a), ¿tomáis vosotros algo para el sexo? ¿tenéis algún secretillo de alcoba que podáis confesar en este foro de debate?

 

 

 

 

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