Los lectores habituales de esta sección recordarán que hace tiempo escribí un artículo que se titulaba “El ajedrez es aburrido” y cómo se llegaba a la conclusión contraria, es decir, que lejos de ser aburrido, estático y para gente rara, es un deporte-ciencia-arte, muy atractivo, divertido e interesante. En este artículo trataré de desmentir otro tópico del ajedrez: El ostracismo.
Si nos atenemos a la definición que da la Real Academia de la Lengua, el ostracismo es: “aquella exclusión o destierro voluntario”, para ser más claros, es un encapsulamiento de una persona o grupo sin voluntad de apertura.
Si en estos momentos se hiciera una encuesta entre lectores no poco o nada familiarizados con el ajedrez y les pidiéramos que se imaginaran una escena de, por ejemplo un minuto, en un club de ajedrez, seguramente se recurriría a la escena hollywoodense de un bajo oscuro con una puerta cerrada donde al abrirla el espectador poco podría ver entre el humo del tabaco, un silencio casi sepulcral donde solo se escucha de vez en cuanto un solitario movimiento de pieza y el consiguiente golpe seco al reloj. Los integrantes de ese club, desaliñados, de frente ancha, gafas, todos ausentes…
He de decir al lector poco familiarizado con el mundo del ajedrez, que esa imagen –tópica-, es rarísima. Un club de ajedrez es un sitio abierto, con gente comentando partidas –eso si, en voz baja-, sonriente, en la inmensa mayoría de los casos, amigable, nada extraña y que, seguramente al poco tiempo de estar ahí, llegará el Presidente a preguntarle si estaría interesado en apuntarse al Club y, le contará que hay multitud de actividades dentro y fuera del club, incluso torneos en la plaza más cercana, clases para niños, etc. He contado todo esto porque, afortunadamente la gente se acerca cada vez más al mundo del ajedrez, se interesa más, aunque sea por el mero hecho del espectáculo porque ¡es un espectáculo! y para muestra solo hay que ver la gente que se congrega alrededor de la –ya famosa- urna de cristal que cada año acoge al Torneo de Maestros de Bilbao. Muy inteligentemente los organizadores tuvieron la genial idea hace años de acercar a los Grandes Maestros al publico conocedor y no conocedor por medio de una urna transparente e insonora de cristal donde están metidos los jugadores y los espectadores, a poco más de dos o tres metros están viendo sus jugadas, gestos, tics y, lo más importante, se crea un espectáculo.
He comentado todo esto porque, aunque el ajedrez es un deporte-juego-ciencia-arte silencioso y, hasta hace poco desapercibido (afortunadamente cada vez menos), el número de jugadores activos con Elo (baremo que mide la fuerza de un jugador) no para de subir y, por dar datos concretos, en los últimos cinco años se ha pasado de 64,630 a 101,367 jugadores, de los cuales, España es el país de los 164 que conforman la estadística, que más aportan.
Otro factor que invita al optimismo es el número de torneos abiertos. En el año 2010 el número de torneos abiertos a nivel mundial era de algo más de 5,200, para el año 2013, la cifra paso a ser de 72,000. Un incremento espectacular. Para el lector interesado en el tema, he de aclarar que un torneo abierto es aquel donde cualquier aficionado al ajedrez puede participar, pudiendo estar este limitado por el coeficiente Elo.
Por otra parte tenemos los torneos cerrados, en los que también se tiene un crecimiento positivo, pasando de los 1300 torneos a 1470 en cuestión de tres años. En este punto hay que resaltar que la crisis económica que asola a toda la urbe, afecta también a los patrocinadores del mundo de ajedrez y hace que sea, en muchos casos, mantener, año a año, los patrocinios.
Otro factor que aporta optimismo, son las partidas que computan para Elo y que son registradas por la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), el año pasado se registraron cerca de un millón, hace cuatro años, en el 2010 hubo un 25% menos, a día de hoy se registran casi 2700 partidas diarias.
En la mayoría de los casos, la estadística da la razón a los optimistas, y si se analizan las cifras de las partidas, se puede ver una clara tendencia alcista en cuanto a jugadores extranjeros donde casi una cuarta parte de las partidas que se juega en el mundo, incluye a un jugadore extranjero.
Por otra parte, el número de jugadores nacionales que viajan al extranjero también presenta un crecimiento positivo aunque la relación de nacionales que viajan al extranjero es de uno a cuatro, es decir, por cada nacional que viaja al extranjero a jugar torneos, vienen cuatro extranjeros. En este punto es importante mencionar una iniciativa que ha tenido una conocida Compañía de cruceros. Ha creado el primer crucero ajedrecístico, donde los jugadores, además de disfrutar de unas merecidas vacaciones, pueden jugar un torneo abierto con validez Elo en el crucero mientras que el marido, el esposo, la novia o el novio están en la piscina, la otra persona puede estar estrujando las neuronas para resolver un golpe táctico.
En definitiva, el ajedrez goza de buena salud, es cada vez más popular y atractivo, crucemos los dedos para que esta tendencia siga subiendo.
Autor: Mikel Iker Menchero Pérez