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El tiempo pasa mucho

 

Llueve sobre mojado y en Oviedo hoy ha salido el sol. Por fastidiar. El clima se complace en llevar la contraria a lo que pasa, que es el tiempo. Y lo que pasa debiera ser la lluvia, este tiempo, en Oviedo, que todas las previsiones anunciaban. La lluvia es algo que sucede cuando el tiempo no es bueno. Hubo un tiempo, 1972, 17 de agosto, en el que Magma dio en la Grand Place de Bruselas un concierto.

 

MAGMA

 

 

 (¿Por qué cortan así de mal los vídeos?)

 

En busca de los tiempos perdidos

 

El tiempo, en ese tiempo, era mucho más considerado y, en Bruselas, la obligación del tiempo es llover siempre. La Grand Place, repleta. Una Babel de idiomas que cada cual inauguraba a su manera: francés, inglés, flamenco, alemán, griego, turco, español. Cubierta la Grand Place de melenudos, obedientes que somos al dictado del tiempo, chicas en minifalda, chaquetas militares con el símbolo de la paz pintado en ellas, trenkas, túnicas. Y el Espíritu Santo descendiendo sobre la multitud. Christian Vander y Magma que, ellos, hablaban kobaïano. Y vertían sobre todos nosotros, como lenguas de fuego, el trepidante ritmo de la música. Y fue la comunión. Los ritos, que se hicieron para volvernos dóciles, cualquier conversación con El Más Alto es: “Tú, que estás ahí arriba”, tienen eso de mágico. El Más Alto, celoso, ofendido tal vez, nada más empezar el concierto se derramó en tormenta. Llueve a jarros y, entonces, el milagro: la multitud sentada, sin moverse, ríos corriendo entre los fieles por la pendiente adoquinada de la plaza, empapadas las nalgas, chorreantes las prendas interiores bajo las faldas, bajo los vaqueros. Y la mirada vuelta al escenario descubierto, donde tampoco hay deserciones, hora y media, pese al riesgo: una electrocución en la bañera que es entonces el suelo.

 

LA GRAND PLACE

 

 

Oviedo no. En Oviedo, hoy, hay sol. El tiempo, hoy, le pone buena cara al tiempo.

 

SEMANA DEL AUDIOVISUAL CONTEMPORÁNEO DE OVIEDO, SACO. TERCERA EDICIÓN.

 

Audiovisual, teatro, cine, música, caminos entre ellos, la vida detenida: una pinacoteca; la vida interrumpida: una película; la vida desbordante bajo el sol: la vida que repite sus rostros en el tiempo.  Contemplar, caminando, el tiempo congelado en las pinturas e, inmóvil, asistir al tiempo que se mueve en las películas, retrato, ya siempre y para siempre, de momentos que quedaron atrás, cuando se hicieron; y motivos, película a película, todavía anteriores.

 

ALBERT SERRA EN LA PINACOTECA

 

 

¿Murió el Rey Sol de incompetencia? ¿Importa eso? Albert Serra, que oficia la visita al Museo de Bellas Artes de Oviedo, ha filmado la muerte, que es la forma del tiempo que más se ajusta al hombre; y el tiempo, en las facciones de Jean Pierre-Léaud, cuya sola mención ya nos lleva a otro tiempo.

 

LA MUERTE DE LUIS XIV

 

 

Verse hoy, en el umbral del tiempo, lejos de cuando entonces, es un choque al que no te acostumbras, porque el tiempo que te ha dejado aquí, por dentro, no te cambia y todavía te sorprende que otros te vean otro.

 

Visitar la película de Serra, una de las mejores experiencias del pasado Festival de Cine Europeo de Sevilla, que en SACO se repite (el tiempo vuelve), en la vida y en la pinacoteca, que fue, en SACO 2016, con Manuel Martín Cuenca.

 

Hay documentos.

 

CANÍBAL

 

 

El imposible reto de contar con elegancia una historia hasta tal punto truculenta. De Martín Cuenca en SACO y en el Museo de Bellas Artes de Oviedo (¡¡¡hay que ir a verlo!!!) hace ya un año. Cuatro años de Caníbal. Caníbal es el tiempo, chiste fácil, que el tiempo se devora a sí mismo. Y nos come con él, alimaña atrapada en el cepo que sigue lanzando dentelladas a su presa, en tanto que agoniza: “No es un tronco: es un cocodrilo”, letrero junto a determinados lagos keniatas para evitar que la gente se siente sobre el tiempo. ¿Muere el tiempo? Si el tiempo se inició con el BIG BANG, quizás ya no le quede mucho tiempo. La manía del hombre, que es la guerra. El hombre, el que ha inventado a Dios, el único consciente cara al tiempo, ¿por qué no va a acabar con todo ello?

 

En los años 90 de este pasado siglo, como en el 36, la fiera, desatada. Como en el 36, se trató, no tanto de guerra fraticida, nunca es la causa el odio: el odio es la herramienta, como de un conflicto de intereses: quitar de en medio al que molesta. La antigua Yugoslavia molestaba. Moderna, competitiva, independiente, abierta y algo roja. ¿Para qué queremos Yugoslavia?

 

BAJO EL SOL

 

 

El ser humano se repite en sus cambios de humor y es siempre el mismo hombre el que hace, aquí, las mismas cosas; y allí, cosas distintas. O, sin desplazarse en el espacio, hoy esto, ayer aquello. Bajo el sol (Zvizdan), 2015, de Dalibor Matanic: tres historias donde ha pasado el tiempo y ha dejado tras sí a quienes lo vivieron.

 

¡Caramba con el tiempo!

 

PLACEBO

 

 

(¿Por qué cortan así de mal los vídeos?)

 

Los teloneros de Magma en la Grand Place ese 17 de agosto fueron Placebo (aquel Placebo): sanación por la fé. Creer en ese tiempo, en esa música; pensar que cambiábamos el mundo. Panacea.

 

Una urgencia que, hoy, ya no está para prisas.

 

OTROS RITUALES. OTROS TIEMPOS.

 

 

Sonidos industriales. Cibernética. Bailar y registrar ese momento. Las manos extendidas sosteniendo los móviles son el fiel de este tiempo: no hay verdad fuera de la pantalla; y el recuerdo, el recuerdo común (la pintura celebra otros motivos), que perdió su primera contienda con la fotografía,  tal como la memoria la perdió en la escritura, hace tiempo que  no está en la cabeza, sino en el celular. Y canta Stromae: “Cualquiera sabe hacer niños, pero ¿quién sabe hacer papás? ¿Dónde estás papá?” En el 72. Escuchando a Placebo. Oyendo a Magma.

 

CHRISTIAN VANDER

 

 

Eso es la música (Ginger Baker acerca de Jack Bruce: “he’s got time”),

 

BEWARE MR. BAKER!

 

 

de manera ordenada, como el cine, lo mismo que es la vida, sin control sobre ella: una gestión del tiempo. Que se va, justo cuando estamos en ello.

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