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El último búnker de Albania. Gjadër & Shëngjin, European migration experiment

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“Vivimos nuestras vidas con una tranquilidad que genera en nuestras mentes una falsa sensación de estar en todo momento protegidos. Pero la realidad es que no. Los acontecimientos peligrosos pueden producirse en cualquier momento y un búnker refugio es una alternativa de protección muy productiva. (Construccionbunker.com). Hemos contactado con algunas de las compañías europeas que fabrican búnkers.

En España, Bunker Zone (“Bienvenido a la casa del bunker”): “Tu vivienda es una vivienda única. Tu familia es una familia única. Tus miedos son miedos únicos. Es por eso por lo que en nuestra empresa siempre hemos apostado por la customización de nuestros productos. Olvídate del búnker subterráneo predeterminado. Aquí podrás conseguir un búnker a la medida de tu vivienda, de tu familia y de tus miedos. Aquí podrás conseguir Tu búnker”.

Acabada la Guerra Fría en 1989, otra guerra planea sobre la Europa del Brexit. Y no se trata del conflicto bélico en Ucrania contra la invasión rusa. Sino del blindaje de Europa contra la migración irregular.

Desde hace diez años, con cada nuevo ciclo electoral aumentan las posibilidades de gobierno de fuerzas que rechazan la “llegada masiva de migrantes”.

Sin ir más lejos, en Francia, el extremista y xenófobo partido de Marine Le Pen (Reagrupamiento Nacional) venció en la primera vuelta de las elecciones legislativas del pasado julio.

En Italia, la presidenta del mussoliniano Hermanos de Italia y presidenta del Consejo de Ministros, Giorgia Meloni, aspira a liderar los partidos ultraconservadores de la Unión Europea.

Suya es la frase: “Nuestros valores están siendo atacados”.

Y suya es la estrategia de recolocar en Albania a los náufragos rescatados en las aguas del Mare Nostrum.

Reasentarlos en dos centros de reciente construcción, concebidos como pequeñas alcazabas para encerrar a personas que no han hecho nada malo.

Los campamentos de las poblaciones de Gjadër y Shëngjin, los “búnkers de Gjadër y Shëngjin”, verdaderas prisiones de los tiempos modernos en los que la migración ya no se percibe como oportunidad ni como desafío sino como agresión.

Un experimento que siguen de cerca las autoridades de Bruselas.

Un tema peliagudo que levanta ampollas.

Han declinado dar su punto de vista en este reportaje la misma Giorgia Meloni (“comuníquese con la embajada de Italia en Albania”); el embajador de Italia en Albania, Fabrizio Bucci (“será necesaria acreditación previa para acceder al recinto”); el primo dirigente della Polizia di Stato, Evandro Clementucci (“enviar la petición al Departamento de Policía Estatal”); la Associazione Amani Onlus (“no podemos ofrecerle respuestas útiles a sus preguntas”) y el miembro de la Cámara de Diputados italiana Riccardo Magi (“estoy bastante seguro de que será prácticamente imposible encontrar un espacio para hablar con usted”).

Ninguno desea comentar lo que difícilmente se justifica.

Cualquier estado o nación, o cualquier región, ha de cumplir los artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos tan cacareada por los ejecutivos de la Comisión: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su Persona” (artículo 3).

Fuera de la Unión Europea, ningún país de la Unión Europea existe.

Recolocar en “asylum-processing centers” extranjeros a quienes huyen o se enfrascan en un viaje de no retorno solo sirve de apaño y, como dice un joven activista, “es una chapuza porque jurídicamente no se aguanta por ningún lado”.

Europa, continente de acogida, ha de repensar su estrategia de apoyo y protección a los no comunitarios, sean cuales fuesen sus propósitos.

Caer en el populismo de la ultraderecha no es una solución.

Giorgia Meloni: “Mussolini era un buen político, que todo lo que ha hecho lo ha hecho por Italia”.

El sanguinario dictador Benito Mussolini, ejecutado por partisanos, ha sido responsable de la muerte de más de un millón de italianos.

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