Después de buscar trabajos durante horas y días y no ser ni entrevistado en ninguno de ellos por falta de experiencia:
empiezo a ofrecerlos:
publico en las páginas de empleo ofertas necesarias y para las que no exijo experiencia porque me emociona y alegra que el recién llegado nunca haya trabajado en algo que sí le interesa:
me alegra y emociona descubrir nuevos enfoques, nuevos caminos:
cubrir carencias.
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Ayer lancé en una web de empleo una interesante oferta de excelente job
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Se busca salvador de polluelos de gaviota en la zona de Bigo
Y no se exige experiencia
Contacten y haremos la entrevista junto al puerto
:
Horas después me contactó alguien, concertamos la cita junto a la lonja:
— ¿Qué experiencia tienes como salvadora de polluelos de gaviota?
— Ninguna.
— Maravilloso.
— ¿Me voy?
— No. ¿Qué me puedes contar sobre las gaviotas?
— Me gusta verlas volar, planear en lo alto, subirse a las mesas en busca de comida, acompañar a los navegantes ría arriba, ahuyentar a las palomas, graznar de madrugada, avisar a sus amigas e ir a las partes traseras de las conserveras a buscar conchas de mejillones para sus nidos.
— Veo que eres una atenta observadora de gaviotas.
— Ojo atento a los pájaros.
— ¿Y qué me puedes decir de los polluelos de gaviota?
— Tienen las plumas más pardas para camuflarse, graznan débilmente, caminan chepuditos junto a los padres. He estado siguiendo recientemente a tres de ellos, un hijo de huevo único y dos hermanos de nido, vi cómo daban sus primeros pasos por las tejas del tejado, vi cómo probaban sus brazos (que serían sus alas), vi cómo empezaron a volar, vi cómo regresaban a casa por nuestro cielo.
— Ojos atentos a las gaviotas
— Y sus polluelos de pico oscuro.
— ¿Y cómo salvarías a un polluelo de gaviota atrapado y que no puede levantar el vuelo por falta de espacio?
— Todavía no lo tengo muy claro. ¿Tú cómo lo harías?
— En la zona de Bigo le echamos una toalla azul por encima, así se queda tranquilo, luego nos acercamos y le cogemos en brazos, acariciamos sus patas para darle a entender que pronto estará en un lugar donde podrá desplegar su vuelo sin impedimentos ni muros altos. Aunque sé que en Varcelona lo hacen de otro modo.
— Luego le llevaré a ese lugar, retiraré la toalla, tocaré su cabecita con cuidado, picoteará mi mano, le daré algo de comer para que recupere fuerzas, volará, y antes se habrá posado en mi cabeza, desde donde podrá divisar la zona a recorrer volando.
— También.
— Sí.
— ¿Qué disponibilidad tienes?
— Completa.
— ¿Podrías empezar mañana?
Atrapado y maceta caída
Polluelo de gaviota libre
LEES ESE ANUNCIO: UNA OFERTA DE ESA NATURALEZA no se hace todos
los días. Lees y relees el aviso. Parece dirigido a ti, a nadie más.
Aura, Carlos Fuentes