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En busca del documento perdido

Las luces frías, los rictus de desprecio de los funcionarios, el ordenador que no funciona, la base de datos colgada: una mala tarde en el archivo la tiene cualquiera. Llevo investigando, escudriñando bibliotecas y archivos, desde mi veintena y es de los trabajos de letras más insospechadamente duros que puedo recordar.

Aunque la digitalización ha ayudado mucho, permite investigar en casa, los archivos todavía son un poco analógicos y la eficiencia de todo es similar a un chimpancé programando en JavaScript. Las signaturas de los libros son endemoniadas, como códigos cifrados que permiten invocar a un Dios primigenio, y muchos datos están mal puestos en esa inevitable inercia española que Def Con Dos definió con el cuarteto “chapuza, romería, escaqueo e ignorancia”.

«Ven a tu tortura semanal, ven…»

Ha tenido ya varias veces que corregir entradas de bases de datos que confundían fechas, páginas e incluso nombres. No entraré, incluso, en el proceloso mundo del pie de página erróneo que luego de las tesis doctorales de políticos daría para una Historia universal de la infamia ensayística, parafraseando al Polifemo del cono sur. En fin, toda valía en un gremio, el de los historiadores e investigadores, que no está tan sujeto a la crítica externa como el periodismo.

Conoce la fauna

Ahora, el encanto está ahí si el que bucea en el archivo es curioso: las metáforas son múltiples. Compárense con el buceador que encuentra un tesoro perdido luego de perderse en un mar de brumas o incluso con la socorrida imagen del arqueólogo, la antorcha y el ídolo inca. Pero, terror, muchas veces la búsqueda es infructuosa:  se agota el balón de oxígeno en el agua o la piedra trampa que protege al ídolo incaico rueda detrás de nosotros buscando nuestro destino fatal.

Desengáñese el lector ya que lo normal en una investigación es que cualquier día sea otro día perdido. Quizá por ello se pueda comparar una jornada en los archivos a cualquier fecha buscando pareja ya que solo una hora, solo un día, solo un mes, solo un año se encuentra lo que se busca. Y, hasta hace poco, no se admitían devoluciones.

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