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Mientras tantoEn el teatro y en el fútbol. Entrevista a José Henríquez. Parte...

En el teatro y en el fútbol. Entrevista a José Henríquez. Parte dos


(Primera parte de la entrevista aquí.) 

¿Cuándo vivías en Chile tú vinculación con el teatro era tan directa cómo ahora?

Mi vinculación con el teatro en Chile era más indirecta. Tenía compañeros en la Facultad de Periodismo de la Universidad de Chile que tenían grupos que realizaban teatro vinculado al movimiento social en las fábricas. Mi vinculación estaba relacionada al movimiento social. En el momento del golpe de Estado estaba trabajando en un programa de educación dirigido a los trabajadores de polígonos industriales, auspiciado por el Ministerio de Educación.

¿Cómo llegaste a ser crítico de teatro en España?

Mi vinculación con Jorge Díaz fue muy importante. Él tenía contactos con el teatro chileno que se desarrollaba en el país y en el extranjero. En un momento dado, él propuso a diferentes personas –que estábamos aquí- crear una espacie de comité de solidaridad cultural con Chile; a raíz de esto se hizo una semana de la cultura chilena, con afán de difusión, en el Colegio Mayor Juan Evangelista, centro de los movimientos solidarios. Entonces Jorge Díaz planteó la idea de hacer un boletín sobre el teatro chileno. La idea era recoger la experiencia de los teatreros que conocíamos tanto en Chile como en el extranjero. Aunque el boletín era modesto estaba lleno de imaginación y creatividad. Tuvimos el honor de publicar, por primera vez, la obra que estuvo censurada de Marco Antonio de la Parra Lo crudo, lo cocido y lo podrido. El boletín pasó a ser con el tiempo una revista de teatro chileno. Ahí comenzó mi vinculación con el periodismo teatral. Comencé a realizar entrevistas, a editar obras y paralelamente terminé mis estudios de periodismo. Gracias a mi vinculación con la gente con la que trabajé en la revista, se me dio la posibilidad de optar a una plaza que dejaba libre una compañera sobre teatro para niños en la Guía del Ocio. Ese fue mi enganche más inmediato con la información teatral. Posteriormente me dieron la oportunidad de cubrir el teatro en general. Pero por ahí comienza mi entrada, por el teatro para niños, el teatro de títeres, el teatro de actores, teatro de calle…

¿Desde tu experiencia cómo ves a los críticos actuales?

Hay mucha variedad y muchas maneras de escribir sobre teatro, y eso es bueno. Está el ensayo historicista, académico, hasta el recomendador frívolo. A mí la gente que más me interesa es la que se deja influir por el proceso. La que no va de juez, la gente que habla de teatro. Es cierto que muchas veces te puede la prisa y el medio te pide una respuesta rápida: “está bien o está mal”. La inercia del trabajo te obliga a eso, aunque enseñar que el teatro es algo vivo es enriquecedor. A mí me interesan los procesos, ¿por qué se hace esta obra? ¿Cómo se ha hecho? ¿Cómo se ha trabajado? ¿Qué relación tiene con la actualidad? La visión del autor, del director… Acompañar al proceso artístico en su totalidad. El teatro está vivo. Incluso yo me he sentido incomodo algunas veces haciendo críticas. Tienes un espacio muy reducido para contar toda una obra, por otro lado, también es bueno porque te obliga a ser sintético.

¿Ha cambiado mucho la prensa teatral en estos últimos años en Madrid?

La prensa de los últimos 25 a 30 años es distinta, los espacios que se dedican al teatro han disminuido mucho. Cuando yo comencé te encontrabas en los periódicos con críticas de media página y ahora es un rincón casi inexistente. 

Hablemos del radio teatro que escribiste, Continuidad en los campos, ¿por qué fútbol y política?

El fútbol es una pasión para el que juega y para el espectador que la vive. Yo jugué al futbol en mi época estudiantil, incluso en España llegué a jugar con un equipo de la Guía del Ocio. De pequeño fui mucho al Estadio Nacional de Chile con mi padre. Por otro lado, la historia del Estadio Nacional, por todo lo sucedido ahí, me pudo mucho. Yo tuve amigos detenidos en el Estadio y fui allí para intentar saber de ellos. El Estadio que había sido un lugar de fiesta, donde has disfrutado, has sufrido, te has reído, has  gritado y te has puesto contento y eufórico… ese lugar, convertido en un infierno. Era una contradicción tremenda. Había futbolistas de izquierdas que estuvieron presos, seguramente torturados. Entonces ¿cómo se vive eso? ¿Cómo se vive el regreso al Estadio cuando has vivido eso? Un tema de pasiones que se encuentran y se dan la mano.

Lo que cuentas, tengo entendido, es muy cercano a lo que se vivió en esa época.

En la película Estadio Nacional de Carmen Luz Parot, aparece el testimonio del futbolista chileno Hugo Lepe que estuvo preso en el Estadio Nacional. Ahí cuentan cómo organizó entrenamientos con otros detenidos.

El fútbol y la política…

Mi idea fue juntar esas dos realidades. Por eso se llama Continuidad en los campos que está tomado de Continuidad de los parques de Cortázar. La ficción se funde con la realidad. Es el encuentro, el trasvase de algo que ocurrió, pero que puede estar ocurriendo o que puede estar sucediendo en la cabeza de alguien mientras está jugando al fútbol.

¿Por qué teatro radiofónico?

Nació como un relato, uno de los primeros que escribí cuando llegué a España. El relato de un hincha. Pero la radio siempre me ha gustado; yo soy de radio, no de televisión. En España me encontré con que había mucho radioteatro, existía la Radio Juventud, que vendría a ser el equivalente de Radio3 y que por la noche emitía unos radioteatros extraordinarios. Ahí escuché a Melville o Poe, entre otros. Conocía el concurso Margarita Xirgu y convertí el relato en ficción radiofónica. (Para escuchar íntegra Continuidad en los campos pincha aquí.)

¿Estás trabajando en algún texto de teatro?

Yo nunca he dejado de trabajar como escritor de teatro. Colaboro con una compañía que se llama Teatro en el aire que hace teatro de los sentidos. Tengo dos proyectos con ellos. Uno es el espectáculo: La cama. La directora de la compañía, Lidia Rodríguez, busca una experiencia sensorial. También colaboro en Bailando tus huesos, que se centra en la fiesta de la muerte al estilo mexicano, una fiesta donde se celebra la muerte despojándola de los miedos católicos, se vive como algo pagano. En éste trabajo seguí  el proceso desde las improvisaciones hasta la puesta final. Se estrenó el año pasado en el teatro la Nave del Duende de Cáceres y se hizo en el festival de Ribadavia. Además, continúo escribiendo relatos. Ahora estoy en un proyecto con gente de Argentina y Chile intentando escribir juntos… a ver qué sucede.

Ha sido un placer conocerte, le digo. Nos despedimos; a los pocos minutos, de nuevo estoy perdido por Madrid.

Manuel Rodríguez

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