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Mientras tanto¿En tu cuadra o en la mía? Entrevista exclusiva a Easy Rider...

¿En tu cuadra o en la mía? Entrevista exclusiva a Easy Rider antes de su debut


En las caballerizas de Patrimonio Nacional, rodeado por una espesa humareda de habano me reúno con Easy Rider, el protagonista de Moisés y Aarón, de Arnold Schönberg, dirigida por Romeo Castellucci que se estrena hoy en el Teatro Real. Entre calada y calada se atusa el pelo de la pechera con la lengua. Es un toro manso de la región de Cahrol, tiene siete años y pesa 1500 kg. Aborrece los titulares que usan juegos de palabras con la tauromaquia y su presencia en el Real y posee un brillante color de pelo, debido a los más de quince cepillados diarios que solicita por contrato. Me ofrece un vaso de agua tibetana, pero le digo que en horas de servicio sólo bebo alcohol. Con un mugido seco indica a su cuidador que me ponga un whisky gran reserva que se rescató de un naufragio del siglo XVII frente a la costa de Vigo. La conversación transcurre alegre entre mugidos y balidos, así que transcribo al español lo que hablamos ayer noche.

Easy RiderEasy Rider en escena

Muflón Silvestre: ¿Le gusta Madrid?

Easy Rider: ¿Me va a hacer las típicas preguntas estúpidas como todos los periodistas españoles o va a decir algo inteligente?

Silencio. Muflón Silvestre empieza a arrancar páginas de su libreta, se las come, no hay que desperdiciar papel.

M. S.: ¿Es cierto que sale drogado a escena?

E. R.: (Ríe.) Las típicas preguntas estúpidas, entonces.

M. S.: Sólo las de rigor, enseguida pasamos a las buenas.

E. R.: Sólo me drogo cuando estoy de fiesta, no me interesa salir drogado a escena, soy un profesional, además el speed no entra dentro del presupuesto de los teatros públicos.

M. S.: ¿Y en las producciones privadas?

E. R.: No se me permite hablar del rodaje de El Oso de Annaud.

M. S.: ¿Por qué Easy Rider?

E. R.: Lo escogí yo mismo. Es un juego de palabras. ¿Y si rider? (Ríe.) ¿Se imagina? ¿Yo, corriendo? ¿Corriendo? ¡Corriendo! ¿De qué medio decía que venía usted?

Silencio incómodo.

M. S.: ¿Qué le parece que Romeo Castellucci, tras el estallido de la polémica en la que los animalistas afirmaban que se le maltrataba en escena, declarara “le hemos preparado durante meses y poco a poco para lo que tiene que hacer en escena, que por otro lado es muy simple”?

E. R.: ¿Ha dicho eso?

M. S.: Sí.

E. R.: ¡Italianos! A ellos todo les parece simple, ¡todo! ¿Le parece simple mover 1500 kilos y ponerme a dar vueltas sobre mí mismo sin marearme? ¿Estar allí quieto, de perfil (mi perfil malo), frente a una multitud? ¿Simular ser un becerro de oro cuando soy un toro? ¿Soportar la música de Schönberg? ¡Por favor, quién va a entender que soy un becerro! Es un personaje para usted, no para mí. Soy incapaz de entrar en el cuerpo de mi personaje y, sin embargo, lo logro. Si le parece simple, que baje él y lo haga.

Easy RiderEasy Rider en su perfil malo

M.S.: ¿No le gusta Arnold Schönberg?

E. R.: A cualquier cosa le llaman música. El sueño de mi vida era participar en Orfeo en los infiernos de Offenbach, pero no siempre puedes escoger los papeles que te gustaría hacer. Y, por favor, no me pregunte qué personaje me gustaría ser, porque debería responder Hamlet, como si fuera un actor vulgar, y entraríamos en una dinámica existencialista que no me apetece abarcar ahora mismo.

M. S.: Castellucci también ha dicho que usted “siempre ha manifestado agrado al estar entre hombres; de no ser así, yo mismo no podría tolerar su sola presencia.”

E. R.: Soy un profundo misántropo, pero también soy un gran actor, me debo a mi público.

M. S.: ¿Le gustaría que le dieran la oportunidad de cantar?

E. R.: Sólo si es una partitura de Wagner.

M. S.: ¿Reniega de la ópera francesa?

E. R.: A nadie le gusta el fútbol de Segunda División.

M. S.: ¿Le gusta el fútbol?

E. R.: Soy del Charleroi.

El entrevistado empieza a entonar el himno del Charleroi y otros cánticos de su afición.

Easy RiderEasy Rider en el palco vip del Charleroi

M. S.: Dicen que cuando le cae un líquido en escena usted lo percibe como agua.

E. R.: Lo percibo como colorante alimentario, que es lo que es, soy un toro manso, no gilipollas.

M. S.: ¿Qué opinión le merece la polémica sobre su intervención en esta ópera?

E. R.: Deberían dejarme trabajar en paz, tengo una familia a la que mantener.

M. S.: Pero… es usted manso.

E. R.: Cómo les gusta a los periodistas meter el dedo en la llaga.

M. S.: En Francia se le escribieron diversas cartas de protesta a la Ministra de Cultura, en una de ellas se le preguntaba “¿Le gustaría que le despojaran de su libertad, de su capacidad para moverse, sin pedirle opinión sólo por ser tonto y no poder contestar?”

E. R.: Los animalistas son los seres más… cómo decirlo suavemente… más estultos y descaletrados que he conocido en mi vida. ¿Se imagina que entre nosotros hubiera humanistas? (Gesto de complicidad entre rumiantes.) ¡El mundo al revés! Al principio, cuando leí la polémica en la prensa me generaban ternura, pero cuando me llamaron tonto… me gustaría saber cuántos han leído y comprendido a Heidegger. He estudiado filosofía en Hamburgo y me doctoré en Neotomismo por Tubinga.

M. S.: ¿Tiene, además, formación en Arte Dramático?

E. R.: Mario Casas ha demostrado que eso no sirve para nada.

M. S.: Sus compañeros se han quejado de su sueldo de…

E. R.: Cobran bastante por dar esos cuatro saltos mal dados. ¿Cuánto peso levantan? ¿50? ¿60 kilos? Yo soy una estrella.

M. S.: ¿Con qué directores le gustaría trabajar?

E. R.: Los directores son todos unos descerebrados, pero me gustaría interpretar una comedia de Jardiel Poncela.

M. S.: ¿En qué piensa cuándo está en escena?

E. R.: A qué hora sirven la comida.

M. S.: ¿No le parece frívolo?

E. R.: No hay instante más sublime en la vida y en el arte que el rito de rumiar alfalfa.

M. S.: ¿Se depilan las bailarinas?

E. R.: Son francesas.

M. S.: Una última cuestión, ¿aceptaría bajar su sueldo si le propusieran como director del Teatro Español?

E. R.: ¿Escuchó ayer a Pérez de la Fuente? Ha amenazado con volver. No seré yo quien se enfrente a Terminator.

Una entrevista de muflón Silvestre

 

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