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Mientras tantoEnsayos (Natalia Ginzburg) y la antipatía de señalar errores

Ensayos (Natalia Ginzburg) y la antipatía de señalar errores


Al final dejé de tener miedo. Pero lo convertí en un símbolo de todo lo que me era desconocido y me inspiraba terror. Él lo era todo : las matemáticas, que no entendía y que mi madre, siempre inadecuada, seguía llamando ‘aritmética’; era el Mínimo Común Denominador y el Máximo Común Múltiplo; era mi vida fuera de casa, en la niebla, lejos de mi madre; era mi soledad, mi ineptitud para tener amistades, mi cansancio de los deberes, mi disgusto de crecer, la melancolía que me asaltaba cuando la oscuridad llegaba a la ciudad, cuando miraba por la ventana las calles entristecidas y nocturnas.

Ya sabemos que una inexactitud científica no resta valor alguno a una obra literaria y no quisiera este blog convertirse en un quisquilloso buscador de gazapos, pero pensamos que en este caso es algo tan sencillo que podría haberse evitado. No sabemos si computarle el error a Natalia Ginzburg o a alguna de las traductoras del libro: Flavia Company y Mercedes Corral. En cualquier caso donde dice «Mínimo Común Denomidador y el Máximo Común Múltiplo» debe decir mínimo común múltiplo y máximo común divisor. Resulta además curioso que este pequeño desliz aparezca en el texto justo después de que la autora (con esa impaciencia que a veces los hijos gastamos con los padres) eche en cara a su madre una imprecisión de mucho menor calibre para mi gusto. Podríamos recomendarle a la autora (¿o a la protagonista?) aquello que decía Iris Murdoch en Henry y Cato:

Creo que hay que tomarse con calma lo de hacer pedazos las mentiras de los demás. Es mejor concentrarse en las de uno mismo.

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