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Mientras tantoEntonces, ¿el trabajo nos hace libres o no?

Entonces, ¿el trabajo nos hace libres o no?


Han detenido a los cinco ladrones de Auschwitz y todo el mundo se ha quedado tranquilo porque no pertenecen a grupos neonazis, sino que parecen ser delincuentes comunes. Han venido a identificarse como ladronzuelos que lo mismo se llevan la placa de la cancela de un campo de concentración que el GPS de un coche, explicación de todo punto inverosímil.

Un GPS es un objeto muy demandado y, en cambio, la leyenda “Arbeit macht frei” (el trabajo os hace libres), ¿qué salida tiene en el mercado negro? Es importante contestar a esto teniendo cuatro millones de parados como tenemos, porque puede haber gente que, en su deseo de acabar con la angustia del desempleo, acabe creyendo el lema nazi.

Virginia Woolf dejó escrito que para crear libremente se necesita una habitación propia. O sea, que la libertad consiste en encerrarse y trabajar. Bertrand Russell abogaba por la jornada de cuatro horas; y Lafargue, por la de tres. En el fondo los tres pensaban lo mismo: el trabajo nos hace libres si lo elegimos libremente, algo que raramente ocurre. Cuando los trabajos son forzados –no se me ocurre otro nombre-, como es el caso de gran parte de los asalariados, es difícil concebirlo como fuente de libertad.

Woolf cuenta cómo cambió su vida el día que murió su tía y le dejó en herencia una renta vitalicia de 500 libras anuales: “Hasta entonces me había ganado la vida mendigando trabajillos en los periódicos, informando sobre una exposición de asnos o una boda”. Para ella el mayor yugo consistía en “estar siempre haciendo un trabajo que no se desea hacer y hacerlo como un esclavo, halagando y adulando”.

La mayor parte de la gente dejaría de adular a sus jefes si no les pagaran por ello, ya que los consideran incompetentes y, en general, todos estamos poco dispuestos a mentir. Digo esto porque si se puede achacar algún móvil político al robo, éste no tiene relación con el Holocausto. Más bien imagino interesado por el objeto a algún siniestro coleccionista, a un tipo que no trabaje y viva del trabajo ajeno. ¿Por qué? Por lo mismo que la idea de que el trabajo dignifica fue siempre defendida con ahínco por los rentistas.

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