Javier Vera (izquierda) y Eleazar Cuadros (derecha) en Bogotá, Colombia. 14 de julio de 2016.
Tuve la suerte de hablar de nuevo en Bogotá con Eleazar Cuadros y Javier Vera, aquitectos de Lima que llevan nueve años realizando proyectos de diseño con participación ciudadana en barrios de esa capital y otras localidades de Perú.
Aunque trabajan con todos los ciudadanos, la gran presencia de mujeres y niños en los barrios donde actuán les ha enseñado a escuchar a la infancia como fuente básica de subjetividad a la hora de diseñar. La ciudad que se adapta a las necesidades del niño es una ciudad mejor para todos. Eleazar y Javier nos enseñan a mirar la ciudad «informal» frente a la ciudad «formal», ambas con sus defectos y virtudes.
Hasta enero 2016 lideraban el colectivo CITIO. Ahora inician una nueva aventura con la Coordinadora de la Ciudad en Construcción (CCC), asociación que sigue los lineamientos de CITIO subrayando la calidad participativa de la comunidad y agentes involucrados.
Os recomiendo la lectura de este artículo de Javier sobre la moda actual de proyectos de participación ciudadana con colectivos de jóvenes arquitectos, organizaciones de cooperación internacional, ONGs… Un fragmento:
Como alternativas ante dicha urgencia han aparecido en el Perú, con un poco de retraso, conceptos muy de moda en el mundo arquitectónico actual: “proyectos participativos”, “arquitectura social”, y “colectivos de (jóvenes) arquitectos”.
Después del colapso del modelo “starchitects”, ahora hasta la Bienal de Venecia (con Aravena como curador) hace un llamado a “que los arquitectos abandonen su zona de confort para sumarse a la batalla por la equidad y la sustentabilidad en las ciudades».
Pero la tradicional banalidad de nuestro medio amenaza con quitarles todo sentido positivo a estas invocaciones: La participación se convierte en espectáculo y caridad, lo social en etiqueta acrítica y nuevo heroísmo, y los colectivos en marcas registradas con mayor protagonismo que los proyectos (realizados a medias, alegre y gratuitamente).
Y es que cuando la arquitectura es despojada de su contenido crítico y ya no significa nada, se espera mucho, pues, de los rótulos. ¿Es posible escapar de ellos? ¿O solo habremos de mudarnos a una nueva zona de confort?
Recuperación del barrio cultural de la Balanza, Lima
CITIO ganó el premio City to City 2016, concedido por el Foment de les Arts i del Disseny (fad) de Barcelona, con el proyecto «Recuperación del barrio cultural de La Balanza».
Es un proyecto de mejora urbanística que nació de la mano de un festival de teatro de calle. Tras varios años de trabajo se ven resultados ejemplares. El dictado del jurado, presidido por Francesco Tonucci, dice:
En el marginal barrio La Balanza de Lima, y desde hace más de una década, se ha ido creando un movimiento artístico que se apropia creativamente del entorno urbano, dando como resultado un barrio más vivo. La población se relaciona lúdicamente con su hábitat y participa de su transformación, a través del «Proyecto de Mejora y adecuación participativa del ambiente urbano».
El jurado destaca la transversalidad de un proyecto que comienza desde la gestión vecinal y es capaz de ir integrando diferentes entidades hasta formar un tapiz complejo que toca muchas disciplinas, y que se mantiene en el tiempo, permanece y tiene un impacto real y visible sobre la misma configuración de la ciudad.
Valoramos muy positivamente que el proyecto quiera discutir la misma idea de ciudadano, y lo haga, además, utilizando una herramienta tan potente como la creación cultural compartida, así como el importante componente de género, al haber conseguido implicar de manera clave a las mujeres del barrio, reivindicando su posición dentro del tejido de la zona.
Para el éxito del proyecto han sido fundamentales las alianzas institucionales tejidas con el tiempo. Por ejemplo, el Local Comunal La Balanza (dos últimas fotos de la serie) fue realizado con el apoyo y financiamiento de la Universidad Politécnica de Madrid. El blog de CITIO dice sobre el Local Comunal:
(…) convierte una infraestructura subutilizada como el comedor «San Martín del Once» en un Local Comunal que pueda brindar una serie de servicios a la comunidad además del anterior: una biblioteca para niños, un salón de usos múltiples para realizar talleres y reuniones, baños públicos, un biohuerto, y espacios exteriores recreativos. El proceso participativo contempló la realización de asambleas de diseño, donde los involucrados se sentaron a dialogar alrededor de una misma mesa, se completó el diagnóstico y se definieron los lineamientos formales y funcionales del proyecto.
Local Comunal La Balanza
Con Javier y Eleazar también hablamos de proyectos futuros. La mejora de la educación de arquitectura para niños y jóvenes en Perú, España y muchos otros países pasa por la mejora de las propias instalaciones educativas y espacios públicos, formación especializada del profesorado, programas culturales transversales para la infancia y de gran alcance ciudadano.
El espacio común es un educador insaciable que nos conduce por insospechadas rutas de colaboración y amistad.
Javier Vera y Eleazar Cuadros.
Nota 1: el trabajo de Eleazar Cuadros y Javier Vera también está en la Red OCARA, comunidad de proyectos de ciudad, infancia y educación de Latinoamérica creada por Irene Quintans (São Paulo).
Nota 2: uno de los colaboradores de CITIO fue Carlos Tapia, profesor de Primaria en Lima y autor de uno de los artículos-juego de Amag! Revista de Arquitectura para Niños.
Nota 3: El vídeo y la última foto son de Jorge Raedó. El resto de imágenes son del blog de CITIO.