Pues que me dio por ahí y anoche me fui al Matadero, o Naves del Español en Matadero, que es el nombre largo, a buscar a Gus. Sí, Gus es un cuervo encapuchado, “¿y eso qué es?”, estarás pensando. Pues justo eso era lo primero que le iba a preguntar, pero me distrajo…
Gus es el cuervo del espectáculo Là, de la compañía Baró d’evel, que está allí programada del 8 al 11 de junio. ¿Que es la primera vez que viene esta compañía a Madrid? Pues eso parece. ¿Que se la intentaron traer antes a Teatros del Canal pero llegó el confinamiento? Pues eso he oído…
Foto de Francois Passerini
No fue difícil encontrar a Gus. Entre animales nos entendemos… Estaba metido en una jaula, como te podrás suponer. Si de los humanos depende, la solución más sencilla para todo es el encierro…
GUS.- Dicen que es porque por las noches me escapaba y me iba con unas y con otras… Y aquí me tienen, castigado…
FINEA.- Con unas y otras, ¿en qué sentido?
GUS.- Si entras en la jaula te lo explico gráficamente.
FINEA.- Eh… No, déjalo. Gracias
GUS.- Un placer.
FINEA.- Ya…
GUS.- El placer es mío.
Para quien esté perdido, soy una murciélaga. Gus, el cuervo encapuchado, es más grande que yo. Pero, ¿qué me estaba queriendo decir Gus con eso de entrar en la jaula? Decidí cambiar de tema…
FINEA.- ¿Trabajas mucho?
GUS.- Claro, muñeca. Pero solo con quien me apetece.
FINEA.- Oye, a mí no me llames muñeca, que te doy un mamporro que te avío.
GUS.- ¿Un mamporro? ¿Pero tú de dónde sales? ¡Barriobajera!
FINEA.- Así nos las gastamos en la capital.
GUS.- No eres de capital, guapa, se te ve a la legua.
Gus respiró profundamente, y exhaló humo, como si estuviera fumando en una película de cine negro. Yo os juro que no vi el cigarrillo por ningún lado…
FINEA.- ¿Estás dado de alta?
GUS.- La jaula siempre la cuelgan en alto, para que no entren las ratas, y…
FINEA.- No me refiero a eso.
GUS.- ¿Entonces a qué?
FINEA.- A la seguridad.
GUS.- ¿La seguridad?
FINEA.- En el trabajo.
GUS.- Ah, eso depende del público. Yo sobrevuelo por encima de sus cabezas, si se les ocurre levantarse y marcharse justo en ese momento…
FINEA.- ¿Te pagan?
GUS.- ¿El público?
FINEA.- No, Camille y Blaï, los directores de la compañía Baró d’evel.
GUS.- ¿Pagarme?
FINEA.- ¿Te dan dinero?
GUS.- ¿Dinero? ¿Qué es eso?
FINEA.- Lo que sirve para comprar cosas.
GUS.- Ah… ¿Y para qué quiero yo dinero, si no me dejan entrar en las tiendas, guapa?
FINEA.- Que no me llames guapa.
GUS.- Era una frase hecha, preciosa, en realidad eres más fea que mi primo Manolo, que trabajaba en la Torre de Londres y le echaron por feo…
FINEA.- ¿Y por qué encapuchado?
GUS.- ¿Y a ti qué te importa?
FINEA.- Pero, ¿qué clase de entrevista es esta?
GUS.- Eso digo yo. Las entrevistas se las hacen a Camille y a Blaï. No entiendo por qué hoy me toca a mí.
FINEA.- Bueno, porque no te habían entrevistado nunca, ¿verdad?
GUS.- No, pero tampoco tengo gran cosa que decir… ¿Estudias o trabajas?
Callé por unos instantes y decidí ignorar lo que acababa de oír. Pensé alguna pregunta con más sustancia. Porque las entrevistas no solo pueden brillar por las respuestas del entrevistado, sino por la astucia del entrevistador…
Foto de Francois Passerini
FINEA.- ¿Has soñado alguna vez con ganar un premio?
GUS.- ¿Qué es eso?
FINEA.- Un trofeo. Una copa. Una medallita. Una estatuilla. Un diploma.
GUS.- Ah, ¿para qué quiero yo eso?
FINEA.- Y, hablando de Camille y de Blaï, ¿eres consciente de que te usan de reclamo?
GUS.- Ah, no sé, a mí ellos me tratan muy bien.
FINEA.- ¿Has leído cómo venden la obra?
GUS.- ¿La obra la venden?
FINEA.- Sí.
GUS.- ¿Là?
FINEA.- Sí.
GUS.- Pero, ¡qué tontería! Las obras no se venden, se hacen. Là la hacemos. De hecho, ahora estamos haciéndola en Madrid, aquí en Matadero. Bueno, ahora exactamente, no, que ahora estoy hablando contigo de tontadas. Quiero decir que la estamos haciendo estas tardes.
FINEA.- En la web se puede leer: “Obra en blanco y negro para dos seres humanos y un cuervo”.
GUS.- ¿En dónde se puede leer eso?
FINEA.- ¿En la web?
GUS.- ¿Qué es eso?
FINEA.- ¿En qué mundo vives?
GUS.- En el mundo del circo.
FINEA.- La gente lee lo del cuervo y le pica la curiosidad, y vienen a verte.
GUS.- Pues muy bien. Para eso trabajo. Para que me vean. ¿Qué haces esta noche?
Pero, ¿qué intentaba este majadero?
FINEA.- ¿Crees que si estás tú en la obra, se venden más entradas? ¿Eres un cabeza de cartel?
GUS.- Mejor, ¿no? Y además viajo. El teatro me permite viajar. Para eso me metí a artista. Para viajar y para comer las viandas de los lugares que visitamos. Hoy he cenado callos y cocido.
FINEA.- Pues vaya pedos que te vas a tirar esta noche.
GUS.- ¿Quieres comprobarlo?
Qué ganas me entraron de marcharme corriendo en ese momento…
FINEA.- Porque esta compañía, Baró d’evel, trabaja mucho con animales, ¿no?
GUS.- A veces. ¿Por?
FINEA.- ¿Es habitual?
GUS.- Para mí sí. Soy mucho mejor actor que la mitad de los que están en los teatros públicos de Madrid, eso lo intuyo.
FINEA.- ¿Qué? ¿Encima vas de sobrado?
GUS.- ¿Eh?
FINEA.- Déjalo… ¿Me puedes decir de qué trata Là?
GUS.- No.
FINEA.- ¿Por qué?
GUS.- Porque no sé de qué trata.
FINEA.- ¿Y eso?
GUS.- No la he visto.
FINEA.- Pero llevas años haciéndola.
GUS.- Ya.
FINEA.- ¿Y?
GUS.- ¿Qué?
FINEA.- No lo entiendo.
GUS.- Yo me limito a salir de un lado a otro del escenario, y luego vuelo un poquito y ya está. Y me dicen «pósate sobre mis pies olorosos», y yo lo hago. «Y ahora pósate sobre mi cabello sucio», y yo lo hago. La gente se queda alucinada, como si fuera difícil lo que hago. Si me pidieran que recitara un soneto bailando claqué, a lo mejor sería toda una proeza, pero cruzar el escenario, volar… Es pan comido para mí… De cualquier modo, te sigo diciendo que seguro que soy mucho mejor actor que…
FINEA.- Entonces, ¿hay muchos como tú?
GUS.- Como yo, ninguno, muñeca.
Ahí le di el mamporro que había anunciado anteriormente. Lo siento. Es que me tenía más que harta.
FINEA.- Mañana vas a hacer la función con un ojo morado.
GUS.- Eres una bruta.
FINEA.- Y tú un descarado. ¿Todos los cuervos sois así?
GUS.- ¿Y yo qué sé? No los conozco a todos.
FINEA.- ¡Yo solo tengo ojos para Marcelo!
GUS.- ¿Para quién?
FINEA.- Para Marcelo.
GUS.- ¿Ese quién es?
FINEA.- Uno que me da calabazas. Pero antes era mi novio.
GUS.- Bueno, pero una alegría al cuerpo, no le asusta a nadie…
En ese momento me agarró por las orejas, y me dio un sonoro beso, y… Lo que pasó después ya os lo contaré otro día.
Finea, la murciélaga
Foto de Francois Passerini