Instituto Polaco de Cultura. Sábado 2 de octubre, Madrid.
Margo Rejmer (Varsovia, 1985) escritora y periodista polaca, nos visitó el pasado dos de octubre y tuvimos la oportunidad de realizar una entrevista con ella para FonteraD.
Colabora con los principales periódicos y revistas de Polonia como Gazeta Wyborcza, Polityka o Herito, y ha sido considerada la nueva gran revelación del periodismo polaco gracias a sus libros Bucarest. Polvo y sangre, y Barro más dulce que la miel. Finalista del prestigioso premio Nike y ganadora del Paszport Polityki 2018, Margo Rejmer nos cuenta un poco más sobre sus libros, su proceso de escritura y el futuro de esta región balcánica que conoce tan bien.
Buenos días, Margo. Estás en Madrid para presentar Barro más dulce que la miel, el libro que termina de publicar La Caja Books. Un libro que me ha parecido magnifico, muy bien editado y traducido. Ya en el subtítulo (voces de la Albania comunista) se adivinan ecos de la gran Svetlana Alexiévich. ¿Es algo buscado deliberadamente?
No, en Polonia el libro de Svetlana fue traducido como Rezos por Chernóbil, pero me encanta Alexiévich. Tengo dos maestras, dos pilares. Una es Svetlana y la otra Herta Müller. He leído muchas entrevistas de la primera, y del método que utiliza para sus entrevistas. El mero hecho de hacer cientos de entrevistas cuando trabaja en un libro, la fórmula de cómo pasa tanto tiempo con los entrevistados, en sus casas, para llegar a tener un grado altísimo de intimidad con ellos, para sacar lo más íntimo de sus historias, la esencia de su alma; cuando lees su obra parece que los entrevistados están sentados enfrente de ti. Adoro su obra, los temas que trata son universales: el horror de la guerra, la infancia, etcétera, quizá menos en Second-hand Time, no sé cómo se ha traducido al español, donde habla de la transformación en la Unión Soviética. También me parece que, haga lo que haga, ella es perfecta a la hora de transcribir las historias, de editarlas; con diez frases puede resumir una entrevista de horas. Alexiévich es muy consecuente, me encanta el respeto que tiene por los personajes, por las historias que cuenta. El tiempo que dedica, seis años, siete años, ¿quién sabe? Así hasta que termina un libro. ¿Quién puede permitirse hacer esto hoy en día? Es increíble, yo la amo.
Entonces ¿tu método para escribir es parecido al de ella?
Sí, he aprendido que también cuenta muchísimo encontrar a la persona adecuada. Tiene que contar una historia personal, fuerte, y que esté conectada a su vez con el contexto histórico del país. Tener una primera capa que sea universal, llamada Extra, porque en ella se encuentra una metáfora o símbolo, algo que está absolutamente grabado en la meta-historia y que muestra la experiencia en un contexto más amplio. Mi trabajo consiste en encontrar a esta clase de gente que tiene esta forma tan profunda de pensar. Otro aspecto muy importante para mí es la edición. Escribir una historia de tal manera que cuando estoy entrevistando a alguien -al mismo tiempo- pienso en todos los elementos que pueden contribuir a la trama. En este momento, una película empieza en mi cabeza: los personajes, sus madres, el escenario, etcétera. Hago preguntas sobre cómo eran sus padres, cómo era su infancia. Preguntas sencillas que pueden detonar las razones últimas de sus actos o decisiones.
¿De dónde te viene esta pasión por Albania, por los Balcanes?
Cuando piensas en los Balcanes piensas en un territorio desde donde está migrando la gente. Quieren escapar de estos países en los que la realidad está conformada de tal manera que parece que no tienen control de sus vidas: las instituciones no están funcionando correctamente, las infraestructuras públicas están colapsadas. No quiero sonar estereotipada, pero el hecho de que la gente quiera marcharse está basado en que la realidad está completada con muchos fallos. ¿Por qué prefieren empezar una nueva vida en el extranjero y tener control de sus vidas a vivir en un territorio que está violando su libertad? Para mí era muy importante hacerme estas preguntas en Rumania y Albania. En este último caso es importante señalar que es el cuarto país del mundo con más gente lo abandona para no volver jamás. Albania está en el escalafón mundial solo por detrás de Haití, Sierra Leona y Liberia. Para mí era fascinante descubrir las razones por las que los albaneses no conectaban con su tierra natal.
Bueno, quizá, después de todo, no es una tierra de barro y miel.
(Risas)
Aquí en España, después de la dictadura de Franco, muchos exiliados, intelectuales, poetas, artistas… tuvieron que huir (algunos, como Lorca, no lo consiguieron), pero la mayoría volvió con la democracia. ¿Está pasando eso en Albania?
Estoy segura de que lo harían si la situación mejorase, pero el problema actual de Albania es la corrupción, los oligarcas están conectados al Gobierno, el hecho de que las mafias y los narcos están en las instituciones. Es un país de hombres fuertes, puedes vivir bien si tienes dinero, si eres agresivo, si tienes poder sobre la realidad. Todos los demás están llamados a buscar refugio en ellos, no tienen control de sus vidas. Si la situación mejorase la gente en el exilio volvería, como está pasando en Rumanía, donde está mejorando la situación económica y política. En Polonia también hemos tenido una ola muy grande de emigración, dos millones de personas hacia Reino Unido y Estados Unidos, y ahora, cuando la economía está mejorando, están volviendo. La cifra de desempleo es Polonia es alrededor de un cuatro por ciento. Este hecho también abre preguntas del tipo: ¿este retorno de emigrados a Polonia está enriqueciendo a la sociedad, al país? Algo que es difícil de responder. Quiero añadir que el principal motivo por el cual la gente está emigrando desde los Balcanes es económico, quieren una vida mejor para ellos y sus hijos, pero la pregunta es ¿por qué es un número tan alto en Albania? ¿Por qué es tan fácil para ellos deshacerse de su identidad albanesa cuando llegan al extranjero y se instalan allí? Normalmente dicen que son italianos, no quieren admitir que son albaneses o hablar de su cultura, y la nueva generación no conoce nada sobre lo que es Albania o representa.
En tu libro he encontrado muchas similitudes entre Enver Hoxha y Franco. Por ejemplo, los dos murieron en su cama (no era el caso de otros dictadores como Ceaușescu o Mussolini), y los dos tenían este aparato de propaganda del propio régimen, el No-Do en España, o los programas de la televisión albanesa, donde se relataba a todas horas los logros del régimen a la población y se resaltaba la suerte que tenían de vivir allí, lo bien que estaban en relación con un mundo exterior hostil. En unos países de los que, por cierto, era muy difícil salir, para el común de los mortales. Y cito textualmente del libro: “todos los días veíamos programas que nos mostraban que los albaneses éramos las personas más felices del mundo” -igual que la televisión franquista en una época en la que España era de los países más pobres de Europa-. Para mí ha sido muy enriquecedor tu libro, sobre todo a la hora de comparar estos dos regímenes políticos solapados durante muchas décadas. En tu opinión, ¿cuál va a ser el camino que va a tomar ahora Albania, o que está tomando desde 1992, una vez que ha caído el régimen? ¿Es un país preparado para el siglo XXI?
Yo creo en el sistema educativo. El cambio real solo podrá venir con un sistema educativo fuerte, y lo que está ocurriendo ahora es que el actual gobierno está debilitando y llevando a la ruina las universidades públicas e intentando que la gente estudie en las universidades privadas. También lo están haciendo con las instituciones públicas en general. En estos momentos, desde el gobierno se intenta crear un Estado completamente neoliberal donde haya que pagar por casi todo, como en Estados Unidos: sanidad, educación, seguridad, etcétera. Y la gente está escogiendo esta forma de rebelarse silenciosa que es la emigración, en lugar de protestar en las calles. En Albania no hay una sociedad civil organizada, no hay círculos de resistencia real. De vez en cuando hay episodios espontáneos que detonan la rabia acumulada. Por ejemplo, en diciembre de 2020, gente joven en Tirana destrozó el centro de la ciudad y pegó fuego a un gigantesco árbol de navidad. No hay una estrategia civil para derrocar a este Gobierno que tiene lazos muy fuertes con el crimen organizado y oligarcas y al que no le importa el bienestar de su gente. Las últimas elecciones fueron completamente amañadas, hubo una masiva compra de votos, más que durante cualquier época pasada, donde el precio de cada voto eran 250 euros, comparados con los 50 euros que costaba cada voto en las últimas elecciones. Y pienso, ¿cómo es posible? Sabiendo que este es el salario medio en Albania. ¿Por qué? La respuesta es simple: gracias al tráfico de drogas hay tanto dinero, especialmente de la cocaína procedente de Colombia. Hace tres o cuatro años toda la red que había en el país se dedicaba al tráfico de marihuana y era, por así decirlo, inocente. Además, todo el mundo se beneficiaba. La policía daba las semillas a los vecinos, que la cultivaban, el 38 por ciento de los cultivos agrícolas del país son de esta planta, algo que es vox populi, se ve desde un vuelo en helicóptero. Mucha de esta marihuana se almacena hoy en día en dependencias del ejército, como en los bunkers que todavía quedan de la época de Enver Hoxha, y todo el mundo lo sabe. Cuando la Unión Europea pide responsabilidades y pide la cabeza del ministro del Interior, un amigo me comenta: “mira, incluso si termina en la cárcel, va a ser un héroe nacional porque es la primera persona que verdaderamente ha mejorado el día a día de la gente en este país, con el dinero de la marihuana podían, finalmente, comprar un frigorífico, pagar sus deudas, etcétera”. La marihuana no da tantos beneficios como la cocaína, y entonces te preguntas: ¿Cómo es que están llegando tantos contenedores de plátanos desde Colombia? ¿Desde cuándo se consumen tantos productos sudamericanos en Albania? Aquí hay más dinero, hay un boom del sector inmobiliario. El país se está llenando de rascacielos construidos con este dinero de la mafia, edificios que están vacíos, por supuesto, ya que nadie tiene dinero para comprar esos pisos, que son los más caros de todos los Balcanes. En el centro de Tirana están creciendo como champiñones. Y te preguntas, ¿cómo es posible que se construyan en el país más pobre de Europa? La gente se siente impotente, el sistema democrático está fallando y no hay nada que ellos puedan hacer. Todas las cartas están dadas y lo único que pueden hacer es marcharse del país. Últimamente, Alemania está empleando a muchísimos doctores y enfermeras de Albania, todos los estudiantes de medicina se han apuntado a cursos de lengua alemana…
Parece que se está repitiendo la historia, porque ya vimos estos problemas, episodios y narrativas cuando la Unión Soviética se colapsó en los noventa, ¿no?
Sí, es muy similar. Y lo es también cuando se piensa en el tipo de lifestyle, esa manera agresiva de vivir, de ver como algo cool pertenecer a la mafia porque, de repente, tienes el mejor coche, las chicas más guapas, dinero… y todo forma parte de esta cultura de “atajos”, no se necesita pasar primero por una educación o un trabajo, es siempre coger el camino más fácil y oscuro.
Hay gente en estos países que está subiendo a Instagram fotos de sofás desvencijados cubiertos de fajos de 500 euros, como queriendo decir: “estamos en una casa herrumbrosa, que se cae a pedazos, en una sociedad muy pobre donde nada funciona, pero mira, ¡tenemos narco dinero!
Una última pregunta. ¿cuáles son tus próximos proyectos? ¿Tienen algo que ver con Europa del Este?
Me sientomuy feliz de continuar con proyectos literarios, estoy terminando una colección de relatos cortos sobre Polonia y los Balcanes, escritos desde una perspectiva feminista, porque estoy muy interesada el en movimiento Me too, y cómo está influenciando la vida en Polonia, donde muchas mujeres jóvenes están votando a la izquierda y muchísimos hombres jóvenes están votando a la derecha radical, y es muy interesante ver cómo es muy difícil para ellos crear lazos o puentes que los unan. También estoy escribiendo un libro sobre la Albania contemporánea y voy a empezar otro libro sobre Kosovo.
Ahora que mencionas el movimiento #me too, a España nos han llegado noticias sobre las protestas que están teniendo lugar en Polonia a raíz de la nueva ley del aborto, tan restrictiva en muchos casos y que puede ser considerada un paso atrás en los derechos de la mujer y cómo está polarizando la sociedad polaca. ¿Cuál es tu opinión al respecto? ¿Por qué este movimiento está teniendo más fuerza en Polonia que en otros países de su entorno?
La mujer polaca es muy fuerte, cuando miras las estadísticas, lo tendría que confirmar, pero creo que alrededor del 60 por ciento de las mujeres jóvenes en Polonia tienen un diploma de educación superior, lo que significa que están en posición de alcanzar una posición alta dentro del mercado laboral y dentro de las compañías privadas. Ellas son bastante independientes económicamente, están más europeizadas que los hombres en ese sentido, quienes muchas veces tienen más dificultades para entrar en puestos de dirección. Cuando piensas en la historia de las mujeres y sus derechos, cuando ellas tuvieron acceso al voto inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial, y el hecho de que las mujeres son muy independientes y cercanas a los postulados, más sociales, de la izquierda. Los hombres en Polonia están más ligados a posiciones tradicionales de la familia y el rol que la mujer tiene que jugar en ella.
Esta nueva ley del aborto es una manera de humillar a la mujer, de hacerla más débil, por ejemplo, deja todo el peso de criar a un hijo con una incapacidad permanente absoluta a la mujer. No nos engañemos, esto funciona así. Cuando hay un problema, un caso de síndrome de Down, por ejemplo, el hombre desaparece de la relación y en la inmensa mayoría de los casos es la mujer quien se termina haciendo cargo, sola. Los hombres desaparecen. Cuando pienso sobre ello, me parece que este proyecto de ley forma parte de un plan internacional de la derecha más radical para parar la emancipación de las mujeres que está teniendo lugar a lo largo del mundo, el proceso de crear nuevas narrativas sobre los derechos de la mujer y su posición en el mundo.
Esta ley va en contra de este nuevo espíritu feminista, pero, sorprendentemente, lo está haciendo más fuerte.
Recientemente, mi buena amiga, la escritora Petra Hūlová vino a Polonia para un encuentro literario y estuvimos debatiendo sobre el movimiento feminista en la República Checa y Polonia, y según ella, todo empezaba incluso en el lenguaje, la lengua polaca ha creado diferentes nociones e ideas que la lengua checa no reconoce todavía ya que no ha habido un lugar en el debate social para ellas. Es por ello por lo que el feminismo polaco está más avanzado que el checo.
Quiero dar las gracias a Iwona Zielińska-Sąsiada y al Instituto Polaco de Cultura en Madrid por habernos acogido tan bien en su sede.