Conocí a Jacobo Camba (La Coruña, 1980) por casualidad, como todo en esta vida. Me comentó, a través de Facebook, que tenía una empresa de viajes llamada The Fun Plan, y que contaba con varios bloggers en el proyecto. Me llamó la atención que un empresario buscase a comunicadores, ajenos a su sector, para añadir contenido online a su compañía, así que decidí entrevistarlo. Tomamos un café con leche, en una tarde lluviosa del viernes 13 de diciembre de 2013 en la zona coruñesa de Las Pajaritas. Mientras le esperaba, me decidí a comprar un cupón de la ONCE.
—Hay que jugar, por si toca; me dijo Jacobo.
—Sí, eso espero… Le respondí un poco avergonzada de que me viera comprando el cupón.
Comenzamos a caminar en una dirección improvisada.
—Me acuerdo que en este lugar hice mi examen práctico del carnet de conducir; le dije.
—Entonces, sabrás de algún bar por aquí cerca.
—Sí bueno; alguno encontraremos…
—¡Será por bares en España!, dijo riéndose.
Mientras hablábamos abordamos una conversación que me pareció interesante capturar con palabras, y con imágenes.
—El concepto de emprendedor es un modismo, sin financiación no se puede emprender. Hablamos de emprendedores cuando en realidad deberíamos hablar de empresarios, sostuvo Jacobo mientras me bebía el café.
—Es cierto, le respondí.
Seguramente os estaréis preguntando cómo he pasado de escribir sobre campamentos de refugiados en Palestina a jóvenes empresarios, como Jacobo Camba. Bueno, cumpliendo ya casi 30 años, me planteé abrir una empresa familiar en un antiguo matadero que mi abuelo paterno, que en paz descanse, construyó piedra a piedra en la localidad de Bribes, Cambre (La Coruña; Galicia). Pero eso es otra historia, y aquellos eran otros tiempos.
—Internet nos mola mucho, pero no debemos olvidar que la mayoría de los negocios son offline y de ellos se nutren los nuevos modelos online. Es como una rueda; me dijo Jacobo.
Lo cierto es que a mi abuelo le tocó la lotería cuando terminó la mili. Con el dinero del premio creó su primera empresa, y con los beneficios de la misma la segunda, y así sucesivamente. Él no entendía de marketing online, ni negocios en Internet, sino de saber ser listo e invertir cuando veía la oportunidad.
Con oportunidad o sin oportunidades, online u offline, podéis ver el resto de mi conversación con Jacobo Camba dando un clic en este vídeo. Por cierto, al final y para mi desgracia, aquel cupón que compré con tanto cariño mientras esperaba a mi entrevistado no resultó ser el número premiado. Mi abuelo tuvo más suerte. O quizás fuera el destino, últimamente ya no los distingo.