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Entrevista: Isabel Sanchis celebra su 30º aniversario con un gran desfile en la Embajada de España en París

              Isabel Sanchis con su hija, Paula Maiques, que comparte las labores de diseño

Su mente vuela a gran velocidad. Su nervio la condena a no dejar de trabajar por y para el futuro de su empresa. Y su pasión por el arte y la moda la mantienen a salvo de tanta vulgaridad. A la diseñadora Isabel Sanchis le acompañan sus obsesiones: el gusto por la disciplina, sentirse despierta para seguir tomando el pulso a la actualidad y transmitir entusiasmo a la gente con que ha formado equipo.

Isabel Sanchis celebra esta semana su 30º aniversario presentando su nueva colección de Alta Costura FW/2020 con un gran desfile en la Embajada de España en París. La nueva colección se llena de distintas culturas donde existen reminiscencias tanto del continente africano como del continente asiático. Además, siguiendo con el estilo que representa a la firma se aprecian exuberantes volúmenes en vestidos y capas que muestran una sensibilidad especial por la costura. Se prioriza la esencia de las formas que definen a Sanchis y del volumen en vestidos monocromáticos de tonos cálidos y en estampados de leopardo y cebra en blanco y negro.

A Isabel Sanchis no se le ha subido la popularidad a la cabeza. Se mueve por los caminos del éxito con naturalidad y una magia que caracteriza su creación. Huye de la pose y la apariencia, «intentamos que la mujer que viste Isabel Sanchis se sienta a gusto en su piel, independientemente de su talla, nacionalidad o edad. Ponemos mucho ímpetu en que la mujer que elige una de nuestras prendas se sienta única y especial. No diseñamos para un tipo de mujer en concreto, sino que intentamos resaltar aún más la belleza que existe dentro de cada una de nosotras sin crear estereotipos. Estamos a favor de la mujer real, la mujer que pisa fuerte siendo ella misma».

Siempre ha confiado en sus posibilidades, se sabe con experiencia en su terreno que desde pequeña ya soñaba haciendo recortes en papel para muñecas y, posteriormente, diseñando su propia ropa y las de sus amistades. Fue más tarde, trabajando en una oficina, cuando se armó de valor, «y pedí una excedencia iniciándome en lo que más me gustaba hacer. Comencé dando clases de corte y confección y me lancé presentando colección en una tienda de mi ciudad».

Posee un sexto sentido para intuir cuando pasa su tren. Supo reinventarse cuando la crisis económica hacía estragos en España y con el apoyo de sus hijos  -con su hija, Paula Maiques, comparte las labores de diseño- inició la internacionalización de la marca. Hoy están presentes en más de cuarenta países. Isabel Sanchis ni se conforma con los logros ya alcanzados ni se deja en paz a sí misma, echa coraje a la adversidad, se apasiona con su trabajo y gana una batalla tras otra. Así, su presencia es habitual en ferias internacionales: Coterie/FashionLab en Nueva York, en Barcelona participando en la Bridal Fashion Week y en París, donde presenta sus dos colecciones anuales de Primavera-Verano y Otoño-Invierno en el Showroom privado que organiza en el exclusivo Hotel Ritz, al que acuden sus clientes nacionales e internacionales. Sus diseños aparecen en las cabeceras de moda más prestigiosas  como Vogue, ¡Hola!, Elle… de la mano de Nieves Álvarez, Isabel Preysler, Sonam Kapoor, Laura Whitmore o Nicole Kimpel.

Propone establecer un diálogo con el arte para sacar mayor jugo a su trabajo. Algunos de sus referentes son Picasso, Matisse, Pablo Palazuelo, Vasarely, etc… de los que obtiene multitud de ideas en cuanto a colores, formas y juegos ópticos que luego logra expresar en la feminidad de sus diseños, trabajando con mimo los mejores materiales escogidos, con bordados exclusivos y un patronaje muy preciso.

¿La clave? «Rodearme de un buen equipo, donde prima la pasión por el diseño junto con el trabajo y la devoción por lo que hacemos. Ese es el secreto, sin más». No ha sido un camino de rosas llegar, pero una vez aquí lo disfrutan al máximo y siempre manteniendo la misma ilusión que el primer día.

Más de ocho años visitando y desfilando en París con motivo de la Semana de la Moda. Y 30 años de trayectoria. ¿Este es el momento perfecto y el lugar inigualable para celebrar estas tres décadas?

Sin duda es el momento y el lugar perfecto para mostrar al mundo la buena situación por la que atraviesa la firma. Hemos trabajado duro para llegar hasta aquí, tenemos una empresa consolidada, un buen diseño y patronaje y una adaptación rápida a medidas y tallas. Estamos seguros de que la colección lucirá con todo su esplendor en un entorno tan bonito como el elegido.

¿Cómo surge la idea de celebrar en París?

París es para mí el epicentro de la moda, la ciudad de las artes por excelencia. Considero que toda firma que desfile en París gana muchísima visibilidad a nivel mundial, con lo cual creo que es la ciudad perfecta para mostrar mi colección y mostrar el sello Made in Spain.

¿Qué se van a encontrar los que acudan a esta celebración? Adelántenos algunos detalles

Ante todo una colección elegante, donde priman los detalles exquisitos y el buen hacer de todo mi equipo. Hemos puesto nuestro empeño para demostrar que estamos a la altura. Esperemos que este desfile se recuerde como el primero de los muchos que continuarán realizándose en la ciudad de la moda por excelencia.

¿Recuerda cuándo decidió que quería ser diseñadora de moda?

Desde pequeña hacía recortes en papel para muñecas, con 14 años, intentando hacer mi propia ropa y las de mis amistades pero fue más tarde, trabajando en una oficina, cuando me armé de valor y pedí una excedencia y empecé lo que más me gustaba hacer. Inicié dando clases de corte y confección y me lancé a hacer una colección la cual presenté en una tienda de mi ciudad. Aquí comenzó todo.

Verdaderamente su historia como emprendedora valiente, que renació como el ave fénix, es digna de darla a conocer por lo que tiene su mensaje tan importante de «no abandonar jamás tus sueños, de creer en ti y en tu equipo». Fue la crisis la que le impulsó a dar un paso más allá y mover su marca en el extranjero. Su vida dio un giro radical… América, China…

La crisis económica nos abrió los ojos y nos hizo ver que había un mundo lleno de posibilidades. Nos hizo mejores, trabajar y esforzarnos más. Mi hijo insistió en que debíamos visitar ferias internacionales y así empezamos el salto internacional. Hoy en día estamos presentes en más de cuarenta países.

¿Da vértigo echar la mirada atrás? ¿Y mirar hacia delante?

Siempre recordamos lo duro que ha sido llegar hasta donde nos encontramos ya que ha habido momentos complicados. Nuestros comienzos han sido humildes y es una cosa que siempre estará ahí, pero somos conscientes de que nuestro trabajo está dando sus frutos a pasos agigantados, y siempre intentamos estar a la altura de las expectativas de la gente que confía en nosotros. Toda la experiencia obtenida nos sirve de ayuda para afrontar los nuevos retos en el futuro.

La tienda en Valencia es el epicentro, donde reside su equipo, nada ha cambiado. ¿Qué le aporta seguir con sus raíces en la capital del Turia?

Esta es mi ciudad y tenía claro que la primera tienda debía ser aquí. En ella se encuentran y presentan todas las novedades de cada temporada. No obstante, tenemos muchos puntos de venta en toda la península y a nivel internacional.

Asia, Oriente Medio… Actualmente, si no estás en Dubái parece que no eres nadie… Pero, ¿París siempre será París?

París es, sin duda, una ciudad donde la moda es una forma de vida. Por ello, hemos decidido presentar nuestra próxima colección en este entorno tan maravilloso. No tenemos miedo a los retos. Sabemos que es el momento y el lugar adecuado.

¿Cómo sería todo si hubiera iniciado la marca hoy?

Creo que haría exactamente lo mismo. Rodearme de un buen equipo, donde prima la pasión por el diseño, junto con trabajo y devoción por lo que hacemos, es el secreto de nuestro éxito, sin más. Siempre recordamos que no ha sido un camino de rosas llegar hasta aquí, pero ahora que lo hemos conseguido, lo disfrutamos al máximo, siempre manteniendo la misma ilusión que el primer día.

¿Hasta qué punto sigue siendo fiel a sus principios? ¿Qué queda de la Isabel Sanchis original?

Las cosas han cambiado mucho. Hemos mejorado en diseño, patronaje, confección.. y en muchísimas cosas más, pero la esencia de la firma permanece intacta. Siempre buscando la perfección y la feminidad que caracteriza y define tanto a la firma.

¿Cuál es el secreto para seguir siendo relevante en esta industria?

Trabajo, trabajo y más trabajo, junto con una ilusión que no conoce límites, esforzándonos en todo momento por cuidar todos los detalles e intentar rozar la perfección.

Los inversores extranjeros sí creen en nuestra moda. Además, nadie habla de la importancia y el esfuerzo de muchos por armonizar esta inversión extranjera y la moda española a la hora de potenciar nuestro trabajo, la gran labor de los creadores a la hora de conseguir que éste sea más visible… Es importante resaltar esta gran labor

El sello Made in Spain está muy reconocido por los compradores internacionales pero sí que se necesita por parte de los creadores mucho esfuerzo moral y económico para que nuestra moda sea mucho más visible. Es muy importante reconocer las fuertes inversiones y esta labor conjunta de inversión y creación.  (continúa)

Isabel Preysler, con Mario Vargas Llosa, luce un diseño de Isabel Sanchis 

¿Maridan bien diseño e industria de la moda? No es fácil aguantar en este camino, lo hemos visto en muchos creadores/diseñadores que han tenido también que meterse a empresarios y entonces han llegado los tropiezos…

Nuestra firma es una fusión perfecta de ambas cosas. Al ser una empresa familiar, hemos repartido con éxito todas las funciones principales de la marca en personas que son de la más absoluta confianza, con lo que conseguimos una simbiosis entre diseño y empresa, sin descuidar ni dejar ninguna de las dos cosas en el olvido. Creo que hemos conseguido una de las cosas más difíciles dentro del mundo de la moda; diseñar con el corazón a la vez que gestionamos con la cabeza.

Vamos a hablar de usted. De su estilo, de su manera de trabajar. La importancia que otorga a lo artesanal (pintáis a mano muchos diseños), la importancia de sus materias primas, la búsqueda de tejidos más que de patrones, aplicáis ya la tecnología con el 3D… Cuéntenos

Así es. La búsqueda de tejidos innovadores y la exigencia del patronaje van a partes iguales en nuestras colecciones. Soy una obsesa de los patrones bien hechos y que sienten bien, aun así le damos muchísima importancia a la innovación de materias primas.

¿Qué razones mueven a la hora de hacer una prenda? ¿Está de acuerdo con que no sólo es vender sino que es importante que esa ropa provoque alguna emoción a quien se la pone?

Sí, cuando conseguimos que un diseño enamore es cuando sentimos que nuestro trabajo está bien hecho. Fundamentalmente, intentamos que la mujer que viste Isabel Sanchis se sienta a gusto en su piel, independientemente de su talla, nacionalidad o edad. Ponemos mucho ímpetu en que la mujer que elige una prenda nuestra para un gran acontecimiento se sienta única y especial. No diseñamos para un tipo de mujer en concreto, sino que intentamos resaltar aún más la belleza que existe dentro de cada una de nosotras sin crear estereotipos. Estamos a favor de la mujer real, la mujer que pisa fuerte siendo ella misma.

La moda es cultura. Suele comentar que el arte, los cuadros, la pintura, están muy presentes en su inspiración a la hora de diseñar. Hábleme de sus referentes…

El arte siempre ha sido importante e interesante para mí, por ello sirve de inspiración en muchas de nuestras colecciones. Algunos de mis referentes son Picasso, Matisse, Pablo Palazuelo, Vasarely, etc. De ellos podemos obtener multitud de ideas en cuanto a colores, formas y juegos ópticos.

¿Un traje es una obra de arte?

Un traje puede ser una obra de arte. Hay vestidos que por su diseño y creatividad, por la riqueza de sus tejidos o por la finura en sus bordados, se convierten en obras de arte dignas de heredar de madre a hijas, generación tras generación.

Como le decía, es inseparable el concepto moda-cultura. ¿Coincide en aquello que opinan otros de que la moda cambia las formas de la sociedad al igual que la sociedad cambia la moda? En la moda se refleja cómo somos como ciudadanos…

Rotundamente sí. Yo siempre intento plasmar en mis colecciones mis inquietudes y percepciones del mundo que me rodea. Aprecio mucho el arte y la cultura. Si analizas mis colecciones, siempre hay tintes de las situaciones por las que está pasando el mundo en general en ese momento. Influyen mucho en mí las situaciones sociales, culturales y políticas a la hora de crear una colección.

¿Qué es para usted la curva en el cuerpo femenino?

Para mí es el culmen de la feminidad, por eso, en nuestra firma, adaptamos todos los diseños para que sean una posibilidad para todas las tallas y tipo de mujer, sin importar la edad, talla ni estatura. Simplemente, intentamos realzarlas al máximo, para que todo tipo de mujer se sienta especial al lucir un vestido de Isabel Sanchis.

Para Balenciaga la elegancia era la discreción. Y para usted, ¿qué es elegancia? ¿Cree que la elegancia la debe poner la mujer que vista esa prenda?

Para mí la elegancia es una cosa innata. Es una forma de ser y se encuentra en cada movimiento, en la forma de relacionarse, de comunicarse y de sentirse segura de una misma. Eso es lo que te hace ser y sentirte elegante. Con nuestros diseños acentuamos la elegancia de las mujeres.

¿Y las mujeres españolas, a las que tiene tan bien estudiadas, qué buscan en un vestido?

Buscan sentirse ante todo guapas, elegantes y especiales. Sentirse cómodas con la prenda que llevan puesta y que realce en ellas todos sus puntos fuertes, con el fin de sentirse únicas y especiales.

Dana Thomas, autora de Dioses y Reyes (Ed. Superflua), señalaba que hoy, en la moda, «todo es aburrido y previsible». Faltan diseñadores que den confianza a la gente para que vuelva a divertirse con la moda, ¿qué opina cuando ve que parece que vamos todos uniformados?

Aunque parezca que hay una idea global dentro del campo de la moda, hay mucha más libertad de vestir hoy en día que hace décadas. Nosotros intentamos aportar en algunos diseños ideas más innovadoras y divertidas alejándolos de lo cotidiano.

¿Otra moda es posible? ¿Cree que realmente está empezando a cambiar algo con la importancia que muchos diseñadores españoles ya están dando al tema de la sostenibilidad?

El tema de la sostenibilidad está en auge y nosotros los primeros comprometidos con ello. En la medida de lo posible, intentamos aportar nuestro granito de arena reciclando todo lo posible en taller y usando materias primas respetuosas con el medio ambiente. Además, soy firme defensora del Slow Fashion. Se ha de ir más despacio en la moda, la gente se debe concienciar de consumir prendas de más calidad y menos cantidad.

¿No entra a veces cargo de conciencia por trabajar en la segunda industria más contaminante del planeta? Ya nos vamos concienciando más, afortunadamente…

Somos conscientes de que nuestra industria es una de las más contaminantes del planeta pero un alto porcentaje depende del consumismo tan elevado y de los materiales con los que están hechos los tejidos. Sabemos que el poliéster, la viscosa, rayón… son más perjudiciales para el medio ambiente que las fibras naturales, por eso, en nuestra empresa, elegimos productos de alta calidad con las mínimas mezclas posibles.

Hoy vivimos en la moda del «usar y tirar»… ¿Cuánto tardará en cambiar la conciencia de los consumidores?

Quizá sea lo más dañino en esta industria. Para nosotros el slow fashion es una de las claves de la sostenibilidad. Ninguna prenda se debería ‘usar y tirar’.

¿En qué no da usted puntada sin hilo?

Realmente, creo que en nada. En mi trabajo soy disciplinada y puntillosa. No suelo dejar nada al azar. Me gusta revisar todos los detalles de mis colecciones desde el principio del proceso hasta el final, con lo cual, pocas puntadas se me escapan. En mi vida personal, soy mucho más permisiva, sobre todo con mi familia.

Por otra parte, su diseño va más dirigido a la Alta Costura. Es evidente que tan importante es innovar como preservar. Es decir, en cada colección hay una pequeña serie cada temporada que se llama prendas permanentes, que se mantienen de una temporada a otra ajenas a las modas y se convierten en clásicos porque funcionan. Ese clasicismo, lo clásico, ese mantener una prenda atemporal y elegante no debería cambiar, debería existir siempre…

Lo clásico siempre es bello. Hay detalles que siempre son un leitmotiv en nuestra firma, que son como si dijésemos, el sello de nuestra casa, pero siempre intentamos innovar a la hora de crear los diseños y estar a la última en cuanto a moda se refiere.

El poemario Cuarentena del poeta Braulio Ortiz Poole concluye con un esperanzador «un hombre/mujer ha de aspirar a lo sublime, a la excelencia»… ¿está de acuerdo?

Sí, pero ya no sólo en el mundo de la moda, sino en todos los aspectos de la vida. El afán de superación es el motor que nos lleva a desarrollarnos en todos los campos y a intentar ser mejores cada día para intentar sacar lo mejor de nosotros mismos.

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