Hurgo en los recovecos de la hueca, tenebrosa, caverna donde se proyectan las sombras de mis recuerdos y no encuentro nada…
Bueno, menos rollo, quiero decir que busco en mi memoria y no consigo acordarme. Porque aunque sin mucho éxito y sin mucho esfuerzo en el estudio, pasé unos años de mi vida matriculado en la carrera de Económicas, decir que estudiaba sería injusto con los que sí lo hicieron, aunque conocí a pocos. Lo que sí es verdad es que conocí a muchos que sí conseguían aprobar aunque estudiaban tanto como yo (quiero decir tan poco). Pero nunca tuve ese tipo de habilidades sociales, ni era capaz de copiar en un examen, ni de enrollarme con algún profesor de esos majos o progres para venderles la moto de lo mucho que me dejaba la piel en la lucha por la democracia y las libertades.
Así que como la mayor parte de mis lecturas eran políticas o de economía política no acabé cogiendo la idea clara del funcionamiento económico, la economía de mercado y mucho menos la macroeconomía. Eso ya sí que me parecía cosa de magia, aunque luego me resultaran tremendamente simplistas los ejercicios y análisis sobre la renta nacional, producto interior bruto, balanza de pagos… ese tipo de cosas que a mi cabeza le cuesta entender.
Así llego a Burkina y me pongo a pensar y a pensar y sigo pensando y pensando y venga a pensar y vuelta a pensar y en ello llevo desde hace 11 meses y no acabo de encontrar no ya una receta o solución mágica para los problemas del país, ni siquiera barrunto por dónde podrían ir los tiros.
Porque una cosa es imaginar soluciones aunque sean imposibles o irrealizables o, lo más normal, equivocadas, pero tener esa sensación, ese convencimiento de que si las cosas se hicieran, idealmente, como las pienso podrían llevar a la solución de los problemas, eso es algo que no he conseguido imaginar todavía.
Niños corriendo a comer el cazo de arroz que les echarán en sus cubos de plástico
Pero hay algo que tengo claro: ¡¡¡Es la economía, estúpido!!!
Me refiero a la frase famosa del asesor de la primera campaña presidencial que llevó a Clinton a la Casa Blanca, no es un aserto sobre nadie. No era la política social, la asistencia, la sanidad, etc, era la economía la cuestión central que le llevó a ganar las elecciones.
Pues en Burkina Faso creo que es lo mismo: es la economía la cuestión fundamental.
Ya sé que dicho así parece obvio, pero es que estoy aburrido de escuchar aquí, una y otra vez, que la enseñanza es lo fundamental para cambiar este país.
Y no estoy de acuerdo, en absoluto. Es una solemne estupidez.
Una equivocación de base en la que no sé por qué cae todo el mundo. Sobre todo las ONGs, aunque puede que no se quieran meter a mover la economía y la actividad económica por razones superiores que a mí no se me alcanzan.
Hay escuelas, casi es la actividad fundamental, lo cual no es decir mucho en un país con tan poca actividad, pero hay un número importante de escuelas y un nivel bajo de escolarización porque casi ¾ partes de la población tiene menos de 25 años y está en edad de estudiar.
Pero estudiar, ¿para qué?
En algunas aldeas para poder comer una vez al día porque algunas ONG les dan de comer si van a la escuela ¿y qué consiguen? Pues sí, de acuerdo, lo fundamental: que coman.
Cuanta más gente conozco aquí, gente joven, veo que han pasado por la escuela pero escasamente les ha servido para hablar un poco más francés (no necesariamente escribirlo) y las cuatro reglas no las manejan todas, como mucho las dos primeras, y muchas veces ninguna. Casi siempre tengo que echarles las cuentas a cualquiera que vende algo por la calle, salvo que tengan una calculadora o la calculadora del móvil.
Lo que pasa es que la mayor parte de la gente que estudia no tiene luego la posibilidad de utilizar lo que ha estudiado para ningún tipo de actividad económica, trabajo, etc, y son conocimientos, los pocos que adquieren, que acaban en el olvido, por desuso.
Los más afortunados consiguen entrar en alguna de las escuelas de grado medio que ahora mismo hay, enfermería o enseñanza, y con un poco de suerte y esfuerzo acaban teniendo un trabajo, normalmente en la Administración.
El resto, y estamos hablando de casi el 80% de las personas no consiguen ningún trabajo, decentemente remunerado (lo que aquí puede ser considerado decente que en Europa no te permitiría comer una semana, no digo ya otros gastos). Lo cual les lleva a no necesitar, y olvidar, lo poco aprendido. Y se convierten en analfabetos funcionales en sana competencia con los de pata negra, por así decirlo, aunque aquí suene un poco raro.
¿Cuál es la solución?
Pues no la tengo, pero pinta más por la economía que por la escuela. Hasta que no se consiga una cierta actividad económica no sirve de nada (o de muy poco) centrar los esfuerzos en la educación.
Si por mí fuera, o tuviera una ONG que gestionar, centraría los esfuerzos en cuestiones relacionadas con la actividad económica. Pero es cierto que se vende mejor pedir ayudas o apadrinamientos para la enseñanza de los niños (mejor con fotos) que para montar empresas o cooperativas. Y no nos olvidemos que sin la ayuda de la gente bienintencionada del primer mundo no pueden existir las ONGs que puedan hacer algo aquí.
El algodón se exporta en rama y se importan los paños estampados de Inglaterra, Holanda y otros países de la zona
Si la economía funciona, si se producen beneficios, se generan puestos de trabajo, un excedente que se pueda dedicar a otras actividades (incluida formación) es cuando las cosas empezarían a funcionar.
Incluso los estudiantes sabrían que su esfuerzo en la escuela por aprender les valdría para algo o tendría algún sentido, no sólo llenar la escudilla con el escaso alimento que se les proporciona cada día en la escuela.
El problema en Burkina es que es un país pobre de solemnidad y con otro régimen, como el que intentaba Sankara, puede que lo poco que hay estuviera más repartido y se hubieran creado pequeñas industrias de transformación, con algo de valor añadido, de los escasos productos que da esta tierra. Manufacturas del algodón, transformación o envasado de tomates, mangos y otros productos agrícolas, mejoras de las infraestructuras viarias y ferroviarias para el comercio, no sé, cualquier cosa menos seguir como estaban y como siguen estando…
Burkina, actualmente y tradicionalmente, exporta mano de obra.
Cuando vemos en las noticias la situación de los emigrantes africanos en España no nos damos cuenta que son privilegiados si los comparamos con los de aquí. Actualmente hay casi 3 millones de burkineses trabajando en los campos de café y cacao de Costa de Marfil… No tienen la suerte de llegar a los campos de plástico de Almería o a recoger fruta en Lérida o a la fresa de Lepe. No, trabajan en el campo de un país que sus habitantes, si pueden, abandonan para ir a Europa.
Estas langostas vienen volando, no por mar. Pero son ricas en proteínas, es cuestión de acostumbrarse. Más asqueroso parece un caracol
Por eso voy a intentar montar una granja de pollos y vacas-cebúes, pensando en el comercio local. Y azafrán, pensando en exportarlo e inyectar un poco de dinero a sus magras economías.
Porque lo de la biblioteca-escuela de español e informática es más por mí que por ellos.
Pero, ¡qué coño!, nunca pretendí ser un santo…