Alfred Eisentaed dijo que lo más importante no es la cámara, sino el ojo. Con Lo inevitable, Antonio Pérez Río demuestra que el suyo es un ojo comprometido que, lejos de querer hacer sentir lástima al espectador quiere llamar su atención, concienciarlo acerca de Etiopía y de la problemática que este país y el resto del continente africano sufren. Es así como se nos plantea una sociedad en transformación en la que las consecuencias de la globalización económica, las cicatrices de la era colonial y la falta de visibilidad de sus habitantes constituyen algunos de los ejes fundamentales de 23 textos y 12 fotografías que son la voz e imagen de denuncia de una civilización llena de grietas.