Hace años que sigo el trabajo del economista Juan
Torres López, que desde ATTAC ha venido batallando por colocar un poco
de sentido común en estos tiempos locos que vivimos. Ahora que esos
tiempos se precipitan en Europa, sus reflexiones son más necesarias que
nunca. En este artículo,
el catedrático se refiere a la ingenuidad del próximo presidente el
Gobierno español, Mariano Rajoy, cuyas declaraciones “pidiendo algo de
tiempo a los mercados son de una ingenuidad pasmosa, propia de quien se
ha creído la mentira” de que Zapatero era el culpable de todos los males
y de que “cuando éste se fuese las aguas volverían a la calma”.
La
tesis de Torres López es bien distinta: cree que Los Mercados seguirán
apretando las tuercas. Una vez puesta al descubierto la difícil
situación del sistema financiero español, será pan comido colocar al
país en una situación límite para debilitar sus posibilidades de
negociación frente a los acreedores. Y así conseguirán fácilmente lo que
desde hace tiempo vienen buscando: el definitivo desmantelamiento del Estado de bienestar y, particularmente, la privatización de los servicios públicos, ese jugosísimo pastel de la educación, la sanidad, las pensiones.
Estas ideas las desarrolla Torres López poniendo en evidencia algunos de los eufemismos a los que nos hemos ido acostumbrando: ese
recurrente y abstracto Mercados para hablar de los especuladores; los
gobiernos de “tecnócratas” para referirse a ex directivos de “los bancos
más tramposos del mundo” (sangrante el caso de Goldman Sachs).
Las “políticas de austeridad”, que, explica el economista, “no lo son,
porque no implican austeridad en sentido estricto, ya que no combaten
los verdaderos despilfarros y no hacen nada por aumentar los ingresos
fiscales”. Y, en fin, las aclamadas
“reformas estructurales”, “ese eufemismo vergonzante que simplemente
equivale a quitar ingresos de las rentas más bajas para dárselos a las
más bajas”.
Las agencias descalificadoras,
el FMI, Angela Merkel; todos los adalides del capitalismo
financierizado y salvajizado pregonan la necesidad de “los recortes”,
pero nunca dicen claramente cuáles son. Como Rajoy no quiso decirlo en
la campaña. Pero ya tenemos varios ejemplos y sabemos bien que suben el
IVA pero no los impuestos a los más ricos; que no recortan en algunos de
los muchos despilfarros de la Administración sino en asistencia social y
servicios públicos. Los primeros ensayos de las políticas neoliberales
en América Latina es el espejo donde deberíamos mirarnos: los años
80-90, cuando se aplicaron tales políticas, desembocaron en más
injusticia social y en una “década perdida” para la región. Los pueblos
europeos –principalmente de la periferia, pero no sólo- asisten a este
triste espectáculo desde la impotencia de una zona euro que ha castrado
sus posibilidades de cambio, dejándolos a merced de las voluntades de la
canciller alemana, el Bundesbank y
Los Mercados, ese otro eufemismo delirante que seguimos utilizando con
inocencia para referirnos a los cuatro multimillonarios que mueven el
mundo.
De nuevo y mil veces lo diré: la
sociedad civil europea debe comenzar ya una lucha que será definitiva
para defender su mayor conquista: los servicios. Las pensiones y las
ayudas que otorgan seguridad; la educación y la sanidad pública de
calidad que son la única garantía de una mínima igualdad de
oportunidades, de una sociedad un poco más justa y con una amplia clase
media. No es negociable. No puede serlo. Los movimientos sociales deben
articularse y estar preparados. Cuanto antes comencemos, mejor.
Pd. Por si a alguno todavía le faltan motivos para la indignación, os paso este link con
una de esas noticias que a veces pasan desapercibidas en alguna
esquinita del periódico. La cosa es más o menos así: a Alfredo Sáenz le
condenó la Justicia y eso le obligaba a abandonar su cargo como vice del
Banco Santander, empleo que le reporta la pingüe cantidad de diez
millones de euros al año (sí, señores, hay gente que gana barbaridades
así). Así que el Gobierno lo indultó. Así de sencillo. Nadie dio
explicaciones; ni este Gobierno saliente, que una vez más se cubre de
gloria, ni los que vienen del PP. ¿Alguien tenía dudas a esta altura de
quién manda aquí y de si somos todos iguales ante la ley?