
Las expresiones manidas se mezclaban con música pasada de moda, de la que cantan las madres los días de cocina de largo aliento. Sándwich mixto pretencioso a precio de oro perfectamente cortado cubría la mesa de dos obreros enfundados en un mono. Un niño despeinado, como tienen que estarlo, aparentemente normal, aparentemente ocupado. Pero un detalle lo cambiaba todo, la suela de su zapato estaba estrepitosamente partida. En otro tiempo ese zapato llevaría meses pernoctando en un vertedero. La madre ojeras a cuestas vigilaba al niño como sólo ellas saben hacerlo, de reojo. Uno de los camareros estiró su brazo para cortar con mimo varias lonchas de jamón. Un muchas gracias herido recorrió el bar, el ambiente cortado, todos sabíamos lo que estaba pasando. No hay dinero, no hay transacción, sólo el agradecimiento eterno de una madre que mezcla rabia, agua y leche.
Me encantaría que esta pequeña historia fuera producto de mi imaginación, no haber sido testigo de la misma. Pero por desgracia es una historia más en un país donde la realidad está demasiado lejos de la ficción de políticos y medios.
En pocos países se habla tanto y a la vez tan poco sobre la familia, España es uno de los países de la UE donde las familias y los niños están más desprotegidos. No es el modelo de familia lo que se debe debatir en el Congreso y en las calles, si no proteger de la crisis a los integrantes de las mismas.
Según Unicef cerca de 2.200.000 niños españoles viven por debajo del umbral de la pobreza en nuestro país, esto significa el 27,2% de los niños españoles. La crisis económica ha convertido a los niños en el grupo de edad más afectado por la miseria. Además, Unicef apunta a que existe un 14,4% de niños que residen (si es que no han sido desahuciados) en hogares con un índice de pobreza alta, frente al 13,7% del año 2011.
La pobreza se extiende
Muchos de estos niños en situación de pobreza pertenecen a familias que hasta hace poco se podían situar dentro de la denominada clase media. Realizaban una vida alejada de los lujos pero también de las miserias. Realmente triste es comprobar que los niveles de pobreza infantil en España ya eran enormemente elevados antes de la crisis. Cabe preguntarse entonces ¿a qué se dedican nuestros políticos?
La crisis y la gestión de la misma por parte de los dos últimos Gobiernos han empujado a millones de españoles a niveles de consumo de subsistencia. Además,el riesgo de pobreza se ha extendido a las clases medias que nunca pensaron encontrarse en esta crítica situación.
Sin aumento del empleo ni respaldo de las administraciones públicas a estos niños les queda la nada. Las ONG´s empiezan a detectar casos de malnutrición en las escuelas, Save The Children ha dado la voz de alarma al reflejar la existencia de niños cuya única comida es la que realizan en el comedor del colegio.
Es el impacto invisible de la crisis, el peso de las reformas estructurales recae sobre quien menos está preparado para soportarlo. En sólo dos años la pobreza infantil en España ha aumentado un 10%. Una vez más se produce una fractura abismal entre la realidad y la forma que tienen nuestros políticos de cuadrar las cuentas con nuestro dinero.
Evolución desigual de renta y riqueza
Todo esto está sucediendo en un contexto de paro alarmante y evolución desigual de la renta y la riqueza.
Desde 1994 a 2010 el patrimonio de los hogares por persona se elevó tres veces por encima de su renta. Pese a una evolución relativamente positiva de los salarios a finales de los 90, muchas familias tuvieron que solicitar elevados préstamos para acceder a su primera vivienda. La burbuja inmobiliaria está en el origen de la situación de exclusión social de muchas familias.
La renta por persona creció de media un 2,8% desde 1994 a 2009 pero rápidamente empezó a descender en 2010 (4,9% en un año). Aún no hay cifras disponibles pero se puede llegar a la siguiente conclusión, la suma de recortes y el empeoramiento de las condiciones laborales han podido reducir la renta de las familias en un 3% anual.
Las diferencias de salario si dividimos a la población por tramos de ingresos no han hecho más que aumentar desde mediados de los 90. Así pues el 49,2% de la población se encuentra entre dos situaciones, no superar 1,5 veces el SMI (salario mínimo interprofesional 663 euros) o estar en paro. El 29,2% de españoles ingresa entre 1,5 y 4 veces el SMI ( unos 21.773 euros de media) y el 10,9% ingresa entre 4 y 10 veces el SMI ( 48.497 euros de media). Por último, el 0,8% de ciudadanos que trabajan en España ingresa más de 10 veces el SMI ( 142.073 euros de media).
De estos datos podemos sacar dos conclusiones que nos demuestran la enorme desigualdad económica que se ha ido generando en España.
El 0,8% de la población activa gana de media 30 veces más que el 49,2% de la misma.
La mayor parte de las familias donde únicamente trabaja uno de los progenitores viven con menos de 22.000 euros al año.
Esta penosa situación se agrava en familias monoparentales maternas pues las mujeres ganan en nuestro país un 30% menos de media. A todo esto hay que añadir que en esta estadística no se recogen los datos sobre cientos de miles de jóvenes que viven con sus padres superando los 30 años de edad. Esos jóvenes no pueden formar una familia con garantías de bienestar para sus hijos.
El crédito no te hace clase media
La Agencia Estatal de Administración Tributaria apunta que desde 1994 a 2010 la masa salarial aumentó un 70%. ¿Se puede interpretar este dato como un avance enorme del bienestar de los trabajadores? La respuesta es no. Este incremento se debe principalmente a que el número de personas asalariadas ha pasado de 11 millones a 18 en ese periodo.
La AEAT señala que el salario medio en moneda constante (aquella cuyo valor adquisitivo no cambia con el transcurso del tiempo) sólo aumento aproximadamente un 2% mientras que los beneficios empresariales ascendieron a un 47,8% en términos de PIB. Por tanto, se puede concluir que desde mediados de los años 90 se ha multiplicado la distancia entre los ingresos de los asalariados y de las empresas. ¿Cómo tenemos entonces la sensación de que esto no fue así? ¿La sensación de que antes todo era más justo? Una respuesta, crédito fácil.
Las clases medias siguieron siéndolo gracias al espejismo de crédito fácil.
Empleo precario y paro
Los niños obviamente no son ajenos al paro y la precariedad de sus progenitores, además estas dos terribles variables se han cebado con las familias más jóvenes con hijos menores de cinco años. Esto es especialmente grave porque los periodos y bases de cotización de estos jóvenes padres son muy exiguos y por tanto sus prestaciones por desempleo son sustancialmente menores. Además, no nos debemos olvidar que casi el 40% de las familias con hijos no pueden hacer frente a un imprevisto económico y que hay 800.000 hogares con niños donde ningún adulto trabaja.
La mayor parte de los ciudadanos tienen como única fuente de ingresos el salario, por tanto que el porcentaje de población activa en paro haya pasado del 8,3% en 2007 al 25% en 2013 es una catástrofe absoluta para muchas familias. Si profundizamos en esta escalofriante cifra encontramos que el paro de larga duración (más de un año como demandante de empleo) ha pasado del 23,7% al 45%. Además, el número de hogares donde todas las personas carecen de empleo se ha visto incrementado en un 7%.
Algo que a muchos analistas y políticos no alcanzan a comprender es que en España se puede ser muy pobre aún teniendo empleo. El 20% de la población asalariada tiene un empleo temporal, circunstancia esta que va claramente ligada a precarias condiciones laborales.
Todas estas cifras y porcentajes reflejan una realidad lamentable, las familias españolas llevan empobreciéndose con anterioridad al estallido de la crisis y los sucesivos Gobiernos no han hecho nada para revertir esta situación.
Si no cambian las políticas cambiarán los Gobiernos.