Publicidadspot_img
-Publicidad-spot_img
Mientras tantoFashionismo

Fashionismo


 

Está por ver que es de verdad Argentina en el Mundial, pero de momento a uno le gustan las botas negras de Bergoglio (más que las coloridas de Messi), que se le descubren en las escaleras de los aviones y contrastan con el brillo de los gemelos de Bertone. Uno tendría algún reparo en ver al jefe con aspecto más humilde que el propio, y más cuando esto es lo que se supone que debe llevarse en la Iglesia: la pobreza como estilo. Así que del Papa en lenguaje del Vogue podría decirse que es un It Boy y del mismo Tarcisio, ya en román paladino, que es un hortera. A Su Santidad se le tilda de rebelde con sus zapatos viejos y su maletín gastado. “Es normal. Debemos ser normales”, lo cual es algo de Clark Kent que se resiste a ir por ahí volando y marcando paquete a pesar de los súper poderes. Bertone entonces se queda fuera de lugar (a pesar del ático lujoso), allí en el mismo sitio de quien lleva calcetines blancos en un evento de etiqueta, cuando Francisco hace que se descubra que casi todo estaba tan pasado de moda en el Vaticano como las hombreras, y al fin que la cosa no es de forma sino de fondo y por eso el Pontífice se pone el hábito blanco por encima de sus ropas de cura, y luego se presenta sin cuidado ante los periodistas y le pone tales caras a la Kirchner, por ejemplo, que la del antiguo Monarca en su encuentro con Errekondo fue un amor. La renuncia de don Juan Carlos guarda similitudes con la de Benedicto XVI, un Papa Emérito como un Rey en el retiro. Uno recuerda cómo, mientras se preparaba la fumata, por aquí algunos también iban poniendo a calentar nuevas bandejas de chistes geniales sobre el futuro Pontífice, para que los leyera sin ir más lejos El Gran Wyoming entre risas ordenadas con letreros iguales a aquellas grabadas de la hora de Benny Hill. Pero las bandejas, como las risas, de momento las han tenido que poner a congelar. No se esperaba tanta normalidad, esa humildad tan trendy, y menos que propugnara el amor y que condenara a la Mafia y rechazara los lobbies no se fuera a confundir el gesto con la pose, aunque, como a la albiceleste, aún habrá que esperarle más allá de las semifinales.

 

Más del autor

-publicidad-spot_img