FESPACO

Éste, dicen aquí, es el festival de cine africano más importante. Pero no tengo ni idea, la verdad.
En esto del cine, que me encanta, pero como simple usuario, no me hagáis un tercer grado porque soy más bien simple y distingo sólo entre ‘me gusta’ y ‘vaya bodrio’…
Sí, sí, ya sé… también hay géneros, que si cine de aventuras, del oeste (antes también había cine del Este), documentales, cine negro, cine en color, TODDAO (¿o eso ya lo quitaron?), cine en 3D…, bueno que no soy ni crítico, ni enterao.
Así que mi crónica sobre FESPACO va a ser más del tipo de las de CÁNDIDA VILLAR, la popular crítica de cine del programa de radio GOMAESPUMA.

 

 

Modelo de crítica clara de cine, a seguir 

 

 

FESPACO empezó el 26 de febrero y acabó el 5 de marzo.
Me había dicho a mí mismo y me había hecho caso (no como a esa otra vocecita que me dice todo el tiempo que huya de este país) que este año iba a ver cómo era esto del cine africano, porque hace 2 años cuando llegué aquí acababa de terminar. Así que por si acaso no me aguanta el cuerpo 2 años más o las vocecitas angelicales se transforman en vozarrones de camioneros decidí pasar toda la semana en la capital para ir a ver lo que pudiera.

Para ser sinceros también tenía otras muchas cosas que hacer de trabajo, abogados, notario, etc., y a ver una nueva novia que me he echado. Aquí echarse novias no es difícil, lo complicado es que te duren, esto que os conté de la multiculturalidad, o que cada uno somos de nuestro padre y de nuestra madre…

La ciudad se transforma bastante durante la semana de Feria, se decreta por el Gobierno jornada continuada y así los funcionarios tienen más tiempo libre, si cabe (las empresas privadas se suelen pasar estas disposiciones por alto, o más bien por los bajos, y al comercio minorista es que le da la risa). Así como empresas privadas a tener en cuenta lo de la jornada continuada, los bancos. Y para de contar.
Mi novia no sólo ha tenido que trabajar el doble (trabaja en una cadena privada de TV) sino que, además, ha hecho bolos presentando desfiles de moda y nos hemos visto por los pelos, y a mí me quedan pocos…

FESPACO, volvamos. La verdad es que he asistido a algunos actos interesantes, sobre todo el de una escuela de cinematografía, bastante buena, INSTITUT IMAGINE, con la presentación  de un proyecto de serie televisiva creada y dirigida por un español que vive aquí: Luís Marqués.
Están buscando financiación para el ‘piloto’ (capítulo inicial de presentación y venta de la serie a las TVs). Mi problema es que se me ha acabado el dinero, porque la verdad es que es bastante diferente, por mejor, de lo que se puede ver por aquí. Incluso hasta exportable a Europa.

 

El Presidente de Burkina, entregando el Etalón de Oro (es chapado oro, no macizo)

 

 

 

Películas he visto pocas, la verdad, pero he tenido la desgracia de ver la película que ha ganado el primer premio. Se llama PEGASO, la película me refiero, que el premio se llama Etalón de Oro (etalón creo que significa semental y es la estatua de un caballo encabritado), así que todo va de caballos, no de camiones…
Bueno, no sólo de caballos, va también de traumas infantiles, de psiquiátricos, de violaciones, de… bueno, va un poco de todo.
Es como un totum revolutum del típico estudiante de cinematografía que le van las películas sesudas y complicadas y que se ha pasado los años de la escuela haciéndose el enterao discutiendo en el bar con los colegas si mola mazo Lars Von Triers o más el David Lynch y sólo se aceptan las películas para iniciados y que cuesten entenderse. Guiones lineales y sencillos, comprensibles, abstenerse. Flash back parriba y pabajo, todos los que quieras. Guión tipo esquizo, que no hay manera de enterarse hasta las escenas finales… en fin, una pena.
Pero claro, desde el punto de vista de una persona como yo, que ya me gustaría tener la barriga como el encefalograma: plano.

En la presentación del film nos aclaró que siempre le presentaban como Moustaki, pero que él se llama Mouftakir. Pues más nos hubiera valido a los demás que te hubieran cambiado por el otro, majete.
El Sr. Mouftakir es de los adoratrices de Amenábar, pero no tiene su calidad, porque no se cansaba de repetir a lo largo (y es larga) de toda la película “abre los ojos”. Pero mogollón de veces, y yo por más que los abría, que los tenía salidos de las órbitas de la sorpresa, no daba crédito. Tanto así que como no me puse colirios, al final en la escena clave en que el padre viola a la hija a la que ha obligado durante años a vivir disfrazado de chico, porque no tiene hijos varones que monten a su caballo semental, me quedé dormido.
Fue sólo un momento, no me perdí nada importante, estaba cantado.
Bueno pues ya os he dicho quién es el azezino…
Todo esto en un ambiente espacio temporal ilocalizable. Lo mismo parecían pastunes afganos, que salía la psiquiatra bailando borracha en un bar lleno de hombres toqueteándola (poco, ya sabéis que en el cine árabe, en general, se permiten pocas licencias), que internan a la chiquilla en un hospital psiquiátrico sacado de las 1001 pesadillas, que se ponen a discutir la psiquiatra y el director (que más parece el de un campo de exterminio) sobre Freud, Lacan, Jong… Todo esto mezclado con imágenes oníricas de caballos por los pasillos y mogollón de otras historias.

 

No sólo inaccesible al gran público, debería estar prohibida también al pequeño público

 

No sé si tendrá salida (o entrada) en el mercado europeo, yo no la recomiendo, creo que se me entiende, pero a las 3 chicas españolas que venían conmigo les gustó.
Así que no tuve más remedio que cortar lo que hubiera podido ser el principio de una bonita amistad con ellas, como finalizaba otra película africana (o situada en África).

Ya no recuerdo si fue en la proyección de esta película o en otra que la pararon, después de llevar un rato empezada, hasta que llegara alguno de los miembros del Jurado, que tenía que verla para poder votar.
En otra película española, fuera de concurso, recomenzaron 3 veces la proyección, una con subtítulos en inglés; otra vez desde el principio con subtítulos en español y otra vez más con subtítulos en inglés. Dada mi ignorancia en esa lengua, lo mío con el francés es de toda la vida, y que la mayor parte del diálogo era en alguna de las lenguas africanas que no manejo, acabé saliendo de la sala.
Las proyecciones son un poema y el caso es que las salas de cine no están mal, climatizadas y todo. Nada que ver con el retroproyector al aire libre del cine de mi ciudad.

Lo mejor de la semana, el concierto del sábado 5, de Salif Keita.
Salón Climatizado del SIAO (Salon Internacional Artesanía Ouagadougou), pero sin climatizar.
Un calor de mil demonios, aunque puede que no fuéramos tantos.
Toda la gente sentada y la policía no dejando que nadie estuviera de pie.
Era absurdo, un concierto sentados y sin poder tomar una cerveza, y con un calorcito…
La gente local maqueada como si fueran a misa de 12 o a una puesta de largo.
En un momento dado Salif dijo que era su cumpleaños (mentiroso, que es el 12 de agosto) y que le cantáramos el cumpleaños feliz, lo hicimos inocentes de nosotros, y que como regalo quería que todo el mundo se levantara y bailáramos sus canciones…
Me faltó tiempo para irme hasta el borde del escenario. Y allí aguantamos unas canciones porque después de cuando lo pidió, que todo el mundo salió a bailar, se volvieron a sentar corriendo a la siguiente canción…

 

Salif, el Poli y yo… parece el título de una comedia de enredo

 

¿Quiénes quedamos? Pues otras 2 españolas y yo mismo. Un policía borde vino a decirnos que nos sentáramos, que estábamos molestando a la gente, que no dejábamos ver… le respondí que era el propio cantante que nos había pedido personalmente nuestra participación, que le conozco desde hace mucho tiempo (aunque creo que él a mí, no), etc, y hubo una señora burkinesa de la primera fila (eso quiere decir muchos posibles), toda maqueada, que me defendió y la invité a bailar con nosotros, muy amable, se levantó, y bailó con nosotros, eso sí sin mirarme una sola vez a los ojos no la fuera a malinterpretar.  La presión nos superó y al final hicimos mutis por el forro de los cojones, de los que nos los tocó la policía.

Pero eso sí, a la salida me saludaba mucha gente, me había vuelto muy popular, otro minuto de gloria en Burkina Faso

 

 

GALERÍA DE RETRATOS DE JAVIER NAVAS


Salir de la versión móvil