(Leer la primera parte aquí.)
Llega la crónica de la segunda semana de Festival de Almagro 2017, escrita haciendo uso del Método Torres (definido la semana anterior, aunque ya utilizado desde la prehistoria y no solo por mí…) Gracias a este método, que es más antiguo que el mear (perdón por la expresión, pero mi alma de perro dálmata me incita a veces a escribir ciertas cosas…), os voy a relatar todo lo sucedido esta semana en este pueblo tan cálido…
tras una barandilla, en el claustro del Museo del Teatro.
Los espectáculos teatrales que se han visto allí estos siete días son numerosos y variados. Por un lado, ha continuado el Certamen Barroco Infantil con varias obras como Lazarillo, De un Quijote, Dulcinea, locura quijotesca, ShakesPirando o Caperucita. Lo que nunca se contó, que fue la que ganó el premio del Certamen de esta edición. Además de continuar o concluir otros espectáculos como Cyrano de Bergerac o La dama duende, se han estrenado en los escenarios almagreños dos versiones del mito de Narciso, los mismos días; una de ellas es Eco y Narciso, de la compañía Miseria y Hambre a partir de la bellísima obra de Calderón, y la otra, El divino Narciso, de Sor Juana Inés de la Cruz, que llegaba desde Mexico a cargo de la compañía Teatro de la Rendija. También el actor Arturo Querejeta ha interpretado magníficamente a Azorín en La ruta de Don Quijote, en la que el literato cuenta cómo visitó los parajes de la novela para investigar (quizá mediante el Método Torres) si algo quedó de las andanzas del caballero. También ha llegado el espectáculo Sueños, en que Juan Echanove encarna al moribundo Quevedo. Y la histórica compañía Morboria, que ha pisado en numerosas ocasiones las tablas del Festival, ha traído El lindo don Diego… Y algún que otro espectáculo más… Y entre función y función, la gente comía y bebía, que es algo que también se hace a menudo en Almagro. En una ocasión pillé infraganti a unos con un bonito plato de jamón que yo no probé, no porque no tuviera hambre, sino por guardar las formas…
Ha habido otra serie de actividades, por ejemplo las XL Jornadas de teatro del Siglo de Oro, cuya mañana del lunes culminó en el Corral de Comedias, en una visita ilustrada por el animado Felipe Pedraza, catedrático de literatura española de la Universidad de Catilla La Mancha, quien, año tras año, en las Jornadas, incorpora nuevas anécdotas a su narración del funcionamiento del Corral.
He de confesar que del martes, miércoles y jueves, sí, 3 días enteros, no recuerdo nada. Tal vez tomé un tiznao con demasiado ajo y le hizo daño a mi tripita dálmata, y que ni bebiendome enteros los platos del agua del Platea (un bar de la plaza, cerca del caballo, en que ponen un par de platitos de agua para los perros), se me quitó. Pero es cierto que no recuerdo nada, así que no os puedo referir más que lo que he oído ya el viernes sobre esos tres días, lo cual es: nada. Bueno, no es que no sucediera nada interesante esos tres días, sino que quizá no escuché detrás de la cortina adecuada. Y es que como la actividad de Almagro es frenética, a partir del viernes hubo otros acontecimientos que acapararon los comentarios, como por ejemplo la yincana con niños en la plaza, en la que se lo pasaron muy bien todos, como se puede ver en el siguiente vídeo, y en la que ya desde las 9 de la mañana se acusó el sofocante calor:
Y, por supuesto, el domingo a las 13h. volvió a celebrarse El Vermú de las 40, con otro montón de anécdotas teatrales. En esta ocasión la periodista invitada fue Marisi Sierra, de La Tribuna de Ciudad Real, y fue la primera en hablar. Nos contó cómo una vez tuvo que terminar un artículo en cuclillas tecleando en su ordenador refugiada de la lluvia torrencial en un portal mientras venía a buscarla un coche… y el artículo ya iba a llegar tarde si no se daba prisa… También nos contó sobre ese matrimonio que fue a ver El sueño de una noche de verano en inglés, y la mujer le dijo al hombre:
Y entonces a media función él le advirtió a ella que no se estaba enterando, y ella le contó todo el argumento, pues, por supuesto, ella sí se estaba enterando, aunque estuviera en inglés… También nos confesó haber visto por algún pasillo a El Brujo y a Luciano Gª Lorenzo discutiendo, y finalizó con una bella frase:
En este punto, después de que hablara Marisi, he de confesar que lo que fisgué en El vermú de las 40 está un poco velado por un vermú que el fotógrafo del festival, el señor Puertas, me había traído a mi escondite, pues me debió ver al sol, sediento… y claro, yo, no por no quedar mal, me lo bebí… Y a los perros el alcohol no nos sienta muy bien… Así que escuché más cosas, pero tampoco sé si fueron realmente dichas así como las voy a relatar, o no… Estaba un poco piripi… En fin… Eva del Palacio y Fernando Aguado, de la compañía Morboria, contaron aventurillas de las primeras veces que visitaron el festival, por ejemplo en una ocasión en que hicieron un pasacalles de inauguración y alquilaron dos fogosos caballos a algún vecino:
También narró Fernando Aguado la vez que gastó una broma de última función entrando a escena en una bicicleta de un técnico que encontró entre cajas, y a sus compañeros de escenario les dio un ataque de risa…
Otra persona que contó sus anécdotas fue Rosa, regidora de la CNTC, que narró el desmayo de una actriz, o cómo un holandés la sorprendió hablándole del barrio de pescadores de Almagro, a ella, que se pavoneaba de conocer muy bien el pueblo… Y resultó que dicho barrio era el Ágora…
Y por último, Félix Montero, el Coordinador de los Espacios del Festival, que habló de que llevaba toda su vida en el Festival, pues ambos, Festival y él, tienen casi la misma edad, y contó cómo jugaba con los hijos de los actores…
Supimos también que la Fonda Peña estaba regentada por dos señoras sordísimas. Que cuando hace frío los almagreños ven la función envueltos en mantas. Que una de las casas en que durmió Rosa, la regidora, tenía un fantasma. Que Ana Belén durmió en casa de una familia de 8 hijos porque no había habitaciones libres en el pueblo. Que Nuria Mencía se rompió una pierna en Hamlet en el Claustro de los Dominicos y siguió haciendo la función hasta los saludos, en que la sacaron a saludar en brazos… Y que su sustituta, Montse Díez, llenó de post-it el claustro para saber lo que tenía que decir…
Como habrán visto, la crónica está de nuevo plagada de servilletas. Pues sí, volví a encontrar un montón de ellas con frases… Tras el vermú… Ya no tengo claro si alguien (que aún no sé quién es) las deja para mí a propósito, espero descubrirlo en lo que queda de Festival…
No quiero dejar de confesar que, bajo una mesa, escuché una cosa que me hizo mucha gracia, justo un poco después de haber visitado la exposición de trajes 40 años vistiendo emociones, en la Iglesia de San Agustín. En el altar de dicha iglesia, el lugar más destacado, y divisándose casi desde la entrada, se pueden admirar los trajes de Titania y Oberón de El sueño de una noche de verano de la compañía Morboria. Pues bien, contrasta con ello la noticia que escuché: la compañía Morboria al completo está excomulgada en Toledo, por la representación de un auto sacramental, hace unos cuantos años… Según oí, salió incluso en las noticias. Creo, por el tono en que lo contaron, que a Morboria esa excomunión no les causa mucha pena.
También tuvo lugar, en el Corral de Comedias, el acto de celebración del 60 aniversario de la revista Primer Acto, que conocí gracias al señor Henríquez. En el acontecimiento se dieron cita muchos dramaturgos, así como investigadores, actores… Hicieron un repaso de los 60 años de andadura y recibieron múltiples felicitaciones.
Otro aspecto que no quiero olvidar de esta semana es al equipo del Festival, al que vi corriendo de acá para allá cada día. Verdaderamente este equipo se merece el mayor aplauso del Festival, a ver si algún día los espectadores se lo dan, incluso la plaza entera, desde las terrazas de los bares.
Y aquí, cuando está comenzando ya la tercera semana, con muchas noticias que daros, despido la crónica de la segunda semana, confiando que esperaréis impacientes unos días para saber más sobre lo que se cuece en Almagro en julio. (Es una expresión hecha, esto de ‘lo que se cuece’, pero en Almagro puede hacerse realidad, si pones un filete sobre la el suelo de la plaza, en un par de minutos queda listo para su consumo…)
además de freírse un filete, es comer y beber.
Continuará…
@nico_guau