Algunos de nuestros representantes parecen empeñados en integrar de pleno derecho (jurídico, político y moral) a Sortu, Batasuna, en la vida política institucional. Así se entiende que 35 miembros de la cúpula de Batasuna pactaran hace unos meses con la Fiscalía: reconocer que su historia fue una historia de sumisión a ETA y reconocer el “daño” infligido a las víctimas les valió, paradójicamente, una condena inferior a dos años para esquivar la prisión.
Con este ignominioso precedente, quizás tenga ahora razón la Fiscalía cuando afirma que, para evitar iniquidades jurídicas, no podía más que hacer lo mismo en el juicio contra el actual Presidente de Sortu, Hasier Arraiz. Éste, tras reconocer en el juicio que Batasuna era ETA y asumir de ese curioso modo las responsabilidades, no tuvo nada mejor que hacer que ahondar en la matraca de siempre, renovando con sutiliza la tesis del conflicto y mezclando a las víctimas de ETA con los etarras muertos matando:
«Ahora lo importante es seguir avanzando hacia la paz y la convivencia y consolidar ese escenario. Esa paz para ser de verdad tiene que ser para todos y todas, aunque no pueda ser para todas las víctimas porque desgraciadamente muchas ya no están, victimas de todas las violencias. A ellas les debemos memoria y reparación y que nuestra actitud política sirva para aliviar el sufrimiento de la perdida de sus seres queridos».
Por suerte, todos sabemos que quienes tienen que avanzar (o mejor, retroceder y desaparecer de la vida pública) son sólo ellos. Sabemos que resulta abyecto hablar de paz donde no hubo guerra y que lo que hace falta es que ellos renuncien a todo lo que han sido y son, para que los demás podamos hablar de libertad y de estado de derecho. Y sabemos que víctimas, lo que se dice “víctimas”, sólo hay unas: las que asesinó, entre tiros en la nuca e indiscriminados coches bomba, la organización a la que pertenecía este miserable personaje que, tras reconocer que la organización que dirige formaba parte de ETA, viene a pedir una paz en nombre de las “víctimas de todas las violencias”. [Si alguien todavía tiene la tentación de comparar Irlanda con el País Vasco, por aquello de rascar algo de lo que el mundo de ETA llama “el conflicto”, aquí le dejo unas notas que podrían aclararle la cuestión.]
Desgraciadamente, sabemos que en Batasuna nadie quiere pasar página ni arrepentirse por su pasado, y mucho menos el propio Hasier Arraiz, como él mismo nos aclaró en 2013:
“No estamos dispuestos a rechazar y revisar nada de aquello. Reivindicamos lo que fuimos y lo que somos, lo que hemos hecho y lo que hacemos, como no puede ser de otra manera”.
“Lo que hay que combatir es que tengamos que reconocer que nuestra trayectoria ha sido una enorme equivocación, que ellos tenían razón y que nos integramos en el juego democrático que rechazamos hace 35 años”
Pero vayamos ya con Otegi, un señor a quien no hace falta pedirle que declare en ningún sitio que ha formado parte de ETA, porque es cosa probada. Su currículo:
“Desde 1977 a 1987, año de su primera detención, Arnaldo Otegi fue miembro activo de ETA: en realidad, de ETApm, ETApm VIII Asamblea, ETApm VIII Asamblea pro KAS y ETAm (la ETA que ha sobrevivido; ETA a secas, vamos). En total, su carrera de terrorista duró unos diez años. Está judicialmente probado (fue condenado por ello) que en 1979 Otegi participó en el secuestro del director de Michelín en Vitoria, Luis Abaitua, pero no sabemos exactamente que hizo el resto de la década que pasó en ETA” (Gaizka Fernández Soldevilla).
Bien, como el propio Arraiz avisara (dejando a un lado sus maquinaciones ante una Fiscalía en Babia), lejos de querer pasar página, la antigua Batasuna ha puesto al frente de su organización al representante de su pasado más negro, el señor Otegi. Esto, como es evidente, no es retractarse de su pasado sino glorificarlo y apuntalarlo. En cuanto salió de la cárcel no tardaron en pasearlo por el Parlamento Europeo (donde el Presidente Schulz explicó que, con el reglamento de la Cámara en mano, no podía hacer nada si los representantes políticos insistían en traerlo); y, a pesar del escándalo, o precisamente por el escándalo, no dudan ahora en llevarlo al Parlamento catalán.
Concluyendo: puesto que de cuestión política se trata, y puesto que políticos somos todos cuando dejamos oír nuestra voz, aquí les dejo una petición en Change.org, que en menos de un día rebasó las mil firmas, para presionar contra semejante ataque a nuestras instituciones. No cuesta mucho firmarla y permite visibilizar a los demócratas.
“Sra. Presidenta del Parlament de Catalunya:
Hem conegut per la premsa que el Parlament rebrà properament la visita d’Arnaldo Otegui.
La defensa del terrorisme o de la violència, la seva justificació o la propagació de l’odi, són incompatibles amb l’essència democràtica i pacífica de la institució que vostè presideix i que representa a tots els ciutadans catalans, molts dels quals van perdre la seva vida o la seva integritat física per culpa de l’organització a la que pertanyia Otegui.
No podem tolerar els intolerants. La democràcia no pot permetre que es consolidi la banalitat del mal.
Demanem la suspensió de la visita d’Arnaldo Otegui al Parlament de Catalunya.”