El poeta Francisco Brines, que inició su andadura poética con el libro “Las brasas” (1960), toda una declaración de intenciones desde su título, le dijo en una entrevista a Elsa Fernández-Santos en El País, hace dos años, que “el lector de poesía no se busca a sí mismo sino que busca la verdad del otro. Y esa es la verdadera tolerancia: que un creyente lea un poema agnóstico y se emocione de la misma manera que un agnóstico lee a san Juan de la Cruz crea o no en la mística. Gracias a la poesía, a su lectura intensa y verdadera, vivimos y sentimos vidas que de otra manera no podríamos vivir. Gracias a la poesía, siendo adolescentes podemos entender la vejez e incluso podemos volver a sentir el amor cuando ya no estamos enamorados. Es su milagro». Autor de libros como Palabras a la oscuridad o El otoño de las rosas, ha ganado, entre otros, el premio Nacional de Literatura y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.