Drogas, armas, poder. El New York Times recoge los resultados de un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito que afirma que el cultivo de opio en Afganistán ha aumentado por tercer año consecutivo, confirmándose la tendencia al alza desde la invasión del país por parte de las tropas aliadas. También informa del escaso compromiso de los donantes internacionales para erradicar cultivos de opio: “El aumento del cultivo de opio suele atribuirse a los históricamente altos precios del opio; los precios se elevaron dramáticamente cuando una plaga redujo considerablemente la producción, pero se han mantenido altos desde entonces. Los agricultores reciben sólo 203 dólares por kilogramo de opio recogido, comparados con los 43 centavos por kilo de trigo o el 1,25 dólar por kilo de arroz, de acuerdo con el informe”.
La comunidad internacional, que se había comprometido a aportar 11 millones de dólares para erradicar el cultivo de opio y luchar contra su tráfico durante este año ha hecho llegar tan sólo 300 mil dólares a las autoridades afganas.
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Funeral a subasta. Ken Loach sobre el funeral de Thatcher: “¿Cómo deberíamos honrarla? Privaticemos su funeral. Saquémoslo a concurso público y aceptemos la oferta más barata. Es lo que ella habría querido”.
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Batalla. “Se ha entablado una batalla a muerte que no tenemos derecho a perder entre la idea republicana y la confiscación de la democracia por quienes incumplen las reglas en su exclusivo beneficio. El enemigo no tiene un rostro, tiene miles. Y no tiene partido, nos amenaza a todos. Tampoco tiene programa, solo intereses: se llama corrupción, negocios, impunidad”, Eva Joly, política ecologista francesa y ex magistrada.
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Nagorno Karabaj. “Tras la guerra que enfrentó a Armenia y Azerbaiyán en los años 90 el Gobierno puso en marcha un programa para incentivar la natalidad y así volver a los niveles de población previos al conflicto. «Se animaba a la gente a casarse y a tener hijos. Un grupo de empresarios financió una boda de masas. En el mismo día se unieron 664 parejas. El Gobierno copió esta iniciativa. Desde 2007 la tasa de natalidad ha aumentado un 25%», explica la fotógrafa Taylor-Lind, de quien se exponen en Madrid sus fotos tomadas en aquella república fronteriza entre Armenia y Azerbaiyán.
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Mulas gringas. La BBC sobre la nacionalidad de los detenidos en la frontera entre México y Estados Unidos por tráfico de drogas: “al contrario de lo que se piensa comúnmente, que los transportadores de drogas son en su mayoría mexicanos, vimos que cuatro de cada cinco arrestos que lleva a cabo la agencia fronteriza sobre lo que llaman ‘incidentes con drogas’, involucran a un ciudadano estadounidense».
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Friedman también pensaba. “El papel de los pensadores es sobre todo mantener las posibilidades abiertas… Así, cuando la fuerza bruta de los hechos imponga el cambio como algo inevitable, habrá una alternativa disponible”, Milton Friedman.
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Viendo el telediario. «Reality is a cliché from which we escape by metaphor», Wallace Stevens
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Barbas, vecino, pelar. Una buena parte de la población griega con dificultades para pagar la energía que debería caldear sus casas: “¿Vamos a pensar en calentarnos cuando nos vemos obligados a rebuscar comida en los cubos de basura? Muchos griegos ahora solo tienen una opción: o gastarse el poco dinero de que disponen en comer o en calentar la casa, no pueden hacer ambas cosas. Y eso los que cuentan con algún ingreso; hay gente que hace fogatas de residuos en la habitación donde vive, con el consiguiente riesgo para la seguridad”.
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¿Delirio terminológico? Algunos sociólogos británicos se han dado cuenta de que la vieja terminología que se usaba para referirse a las distintas clases sociales ya ha perdido su vigencia. La sociedad ahora es más compleja, y por tanto más difícil de clasificar. Algunos términos para definir a subcategorías sociales –por ejemplo, “trabajadores emergentes de los servicios”- se parecen tanto a un eufemismo que cuesta pensar que no lo sean.
Una de las conclusiones a las que han llegado expertos de la London School of Economics y de la Universidad de Manchester según se informa en un artículo de El País: “Los responsables de este novedoso dibujo de la sociedad británica subrayan el hecho negativo de que en pleno siglo XXI todavía un 15% de los ciudadanos debe lucha día a día por la pura supervivencia, absolutamente dependientes de las ayudas públicas, sin dinero, estudios o cualquier tipo de interés cultural”.
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Nuestros aliados en la región. “La fantástica vida de las mujeres en Arabia Saudí acaba de mejorar: podrán pasear en bici como la otra mitad de la población, pero, cuidado: ¡dentro de un parque! Y por supuesto, cubiertas de la cabeza a los pies y acompañadas de un varón. Lo ha recogido un medio local, al-Yaum, esta semana. La autorización, como señala Al Yazira, permite también a las señoras montar en moto, pero solo en determinadas zonas. Restringidas. No en lugares públicos ni por motivos de trasporte. «Solo por diversión», acompañadas por un familiar varón y vestidas con la indumentaria islámica”, artículo en El País.
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Sentido del humor. ¿Hasta qué punto un carácter ha de poseer sentido del humor para que podamos decir de él que es un carácter sano?
Cuenta Iñigo Sáez de Ugarte el eldiario.es que Margaret Thatcher carecía de un sentido del humor muy desarrollado. Su incapacidad para comprender los chistes complicaba la labor de quienes le escribían los discursos. Una referencia a una escena cómica de los Monty Python era algo que Thatcher sencillamente no estaba capacitada para entender: «Ella no lo entendía. No veía de qué iba. Por eso, buscaron un vídeo del sketch y se lo enseñaron. De alguna manera, la naturaleza surrealista del momento hizo que les pareciera aún más divertido, y les caían las lágrimas por la risa. Ella estaba impasible. Pero le convencimos de que al público le encantaría, y aceptó de forma algo reticente. Luego, justo antes de subir al escenario, se giró y preguntó: ‘Ese Monty Python… ¿estás seguro de que es uno de los nuestros?”.
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Feria del Libro. “I’ve come to think of Europe as a hardcover book, America as the paperback version»— Don DeLillo