Pálida, nuestra galaxia:
Tantos y tantos luceros
Por su camino de mesta
Parecen y son borregos.
Con sus polvaredas manchan
Noches perdidas muy lejos.
Qué importa a la Creación
Galaxia de más o menos
Si la soledad es tan
Densa como el universo.
Soledades fogueadas,
Ruidillos de recovecos,
En un rincón de fortuna
Seres ya de pensamiento,
Que entre esperanza y temor
Llegan a sentirse eternos.
Ayudadnos, oh deidades,
A urbanizar el modesto,
Modestísimo suburbio
De los hombres.
Yo solito me he dado cuenta de que sentirse abrumado ante la pequeñez del ser humano en el Universo es un tema poético recurrente; aquí dejo la idea para una tesis de algún filólogo jovencito y con gafas. A este grupo pertenece este poema, donde se nos habla de urbanizar nuestro modestísimo suburbio…
Otros, con menos afán de protagonismo, sienten alivio cuando descubren que la Tierra no es el centro del Universo, como escribió Giordano Bruno.
No son estos versos de lo mejor de Guillén, desde luego. Y la idea del silencio de los espacios infinitos que tanto inquietaba a Pascal no menos que a Newton ha tenido otras formulaciones muy correctas sin necesidad de apelar a los borregos y demás