Caminando por los vericuetos del Castro de Vigo alguien me detiene. Dice que después de haber leído el texto que escribí sobre las diferentes palabras, falta una.
–¿Cuál?
–Demos tres vueltas y te cuento.
–De acuerdo.
–Una.
–Dos.
–Tres, tercera vuelta.
–Escucho.
–Es garoa.
–No la conozco.
–Es la lluvia de la frontera entre las palabras Galicia y Portugal.
–La línea que va desde A Mezquita (Ourense) a Caminha (nort de Portuga).
–Exacto.
–¿La conoces?
–No sabía que se llamase así, solo que el otro día pude tocarla, de camino a Viana do Castelo.
–Son muy pocas gotas las de la garoa.
–Solo las que recorren la divisoria.
Ascendiendo a lo más alto del Castro de Vigo alguien nos detiene. Nos dice que después de haber oído el diálogo.
–La gramática es un cuento.
–Y de algo hay que vivir.
–Las palabras no dan.
–Las calles son largas.
–Incluso se cruzan, desaparecen, son arrasadas, son construidas, caminadas.
–Y solo hay una palabra para agua en cada idioma.
–Es verdad.
–¿No?
–Creo que sí, por lo que alcanzo a saber.