SITGES, SEGUNDO DÍA. ‘YOUNG ONES’. J. PALTROW
Lo que tiene el oeste es que está allí, sin moverse, sin cambiar de sitio, de carácter, desde la epopeya americana del XIX hasta los próximos futuros, hasta que el tiempo le de al mundo una patada y descabale todo, geografía incluida, o lo aniquile. El oeste está ahí y en el oeste pasa el western: mudo, clásico sonoro, ‘espagueti’, crepuscular, amarillo o distópico. En el oeste suceden historias del oeste. Sentimiento de culpa, redención y venganza. William Shakespeare. La última frontera: la siguiente.
Empieza ‘Young Ones’ donde Chapero Jackson dejó a los personajes de ‘The End’: el agua es ahora el oro líquido. Y el agua se defiende en el oeste a tiros, uno contra uno, que es lo que distingue al cine del oeste de otro tipo de cine: la violencia se ejerce desde la opción individual, desde la decisión personal, no la del grupo, que está allí como coro, aunque bien puede el coro devorar a los protagonistas.
En ‘Young Ones’ el coro, esos hombres a los que conviene no acercarse mucho “porque son animales”, no decide la acción. El poso es el de la amargura. No hay forma de remediar lo que ya hicimos y volver sobre ello –irremediable- es abrir la puerta a otro vacío.
Gratifica que el peso esté en la historia y sólo se acuda a los efectos especiales cuando ésta los justifica.
Maquillaje: esta noche,
paseo zombie en Sitges.