Rabia, desesperación, miedo, abandono, dolor y lágrimas. Podría seguir poniendo los numerosos adjetivos que aún faltan, para mostrar la ineficacia de un gobierno central y autonómico, que no han sabido por ineptitud, estar a la altura de un país que se considera adelantado. Abandonar a su suerte a miles de personas que pedían ayuda y gritaban en la noche una ayuda que no venía, que pedían ¡agua!..¡Comida!..¡Medicamentos!… ¡Aliento! y seguridad ante una de las riadas del siglo y donde los cadáveres se contaban por decenas, es estremecedor.
Todos hemos sido testigos de cómo durante días, nadie se ha preocupado de enviar de manera urgente abastecimientos a la población y ha tenido que ser una vez más, la solidaridad de los ciudadanos quienes se han volcado de todas las partes de la geografía española, en ayudar con sus voces, con sus manos, con su ayuda económica a unas poblaciones que a pesar de encontrarse cercanas a las grandes ciudades, se han sentido abandonadas, despreciadas y olvidadas.
Los medios de comunicación han mostrado de forma directa la realidad de esa dejadez administrativa que sólo ha reaccionado cuando las críticas estallaron en todos los informativos al no llegar ayuda de ninguna clase dos días después de lo ocurrido excepto con las pocas personas de emergencia locales.
¿Dónde se van nuestros impuestos cuando en una urgencia de este tipo, se debe de activar de manera urgente los equipos de rescate? ¿Por qué han tardado tanto en reaccionar? ¿Porqué se avisó tarde a la población en la llamada que debería haber sido activada desde la Comunidad Valenciana a los móviles advirtiendo del peligro? ¿No se les cae la cara de vergüenza a los políticos pasearse ahora por las zonas afectadas como si estuvieran haciendo algo por ellos? ¿Dónde estaban cuando debían haber tomado de inmediato las acciones necesarias para el envío de personal a la zona del desastre?
Ahora todos los políticos que hubieran tenido potestad para actuar de forma rápida, tanto del gobierno como los de las Comunidades Autonómicas, deberían presentar de inmediato su dimisión y atenerse a las consecuencias judiciales por la cantidad de fallecidos que se podrían haber evitado. También son responsables por permitir un ordenamiento urbano en zonas inundables. Sin embargo, ahora se lamentan, ponen las banderas a medio hasta y realizan declaraciones que no tienen sentido alguno.
Los servicios de urgencia y protección civil deberían ser totalmente independientes de cualquier partido político, de cualquier autoridad, de cualquier influencia de intereses y que sus decisiones fueran cumplidas por ley por los gobiernos nacionales y autonómicos. No se puede dejar la seguridad en cuestiones de catástrofes naturales o accidentes, a políticos que en la mayoría de las veces no tienen ni idea de cómo actuar ante las emergencias y solo lo hacen de forma politizada y llena de intereses.
Hoy ha sido rescatada una persona con vida atrapada en un garaje desde hace tres días. ¿Cuántas han fallecido esperando el rescate que no llegaba? ¿Por qué no desde el primer momento se movilizó al ejército masivamente en helicópteros de transporte para llegar a los lugares aislados y comenzar los rescates con premura?
Quedan muchos interrogantes y seguramente, irán pasando días, se echarán la culpa los unos a los otros y los fallecidos aumentarán por momentos. Nadie es capaz de aventurar una cifra de desaparecidos. Nadie es capaz de dimitir por incompetencia. Echan como siempre la culpa al ciudadano.
La crisis climática cada vez se hará más severa y nos enfrentaremos a situaciones parecidas en muchas partes del mundo. Los acuerdos mundiales no se cumplen. Los gobiernos siguen ocupando sus sillones sin importarles en lo más mínimo la situación crítica de un cambio del clima originado por los humanos. Se siguen deforestando las selvas masivamente, asesinado a líderes indígenas que luchan por sus tierras, aumenta las extracciones de minería para poder abastecer las baterías de los coches eléctricos, se siguen empleando miles de productos químicos que afectan la salud, el engorde del ganado con antibióticos, la destrucción de zonas ricas en biodiversidad, no se recicla en condiciones por parte de las administraciones y muchas más negligencias, cuya responsabilidad única son de los gobiernos.
Ver y escuchar como hemos visto y oído millones de espectadores en los diferentes programas de televisión que se han desplazado al lugar, antes que los servicios de rescate llegaran, pedir agua y comida tras varios días sin nada, es espeluznante y debería tener consecuencias políticas y penales.
No lo puedo decir más claro. El sistema político actual falla. La responsabilidad de una evacuación o el mando de una crisis de emergencia, no puede ser un político, sino un técnico especialista que esté por encima de las decisiones políticas. Mientras que dejemos en manos de políticos, lo que los técnicos independientes tienen que resolver, nos encontraremos más situaciones de este tipo y quién lo pagará, como siempre, es el ciudadano, a pesar de que sus impuestos deberían ser empleados para el bienestar y protección de los ciudadanos.
Desde este grito en la noche, mi apoyo a todas las víctimas que han perdido parte o todo, a los familiares de los fallecidos, a los que se encuentran desaparecidos, a los servicios de rescate, Guardia Civil, Policía locales, Policía Nacional, Ejército y miles de ciudadanos que han respondido de forma inmediata en ayuda de los damnificados. Sin ellos, no podría ser posible la ayuda. Hay que tener en cuenta, que la llegada de efectivos al lugar del desastre es por una decisión política y de los gobiernos. Y si se ha tardado en llegar, no ha sido por ellos que estaban deseando salir para ayudar desde el primer minuto, sino por los de siempre, la ineptitud de algunos políticos que deberían a estas alturas haber dimitido. En su conciencia estarán los lamentos, el dolor, los fallecidos y en sus sueños, las pesadillas y las lágrimas de los que se fueron y se quedaron.