Sí, Guinea es un país tuneado, y por la familia de Obiang Nguema. Tunear ya se sabe lo que es, modificar la apariencia de algo, generalmente un coche, para adaptarlo a las condiciones y gustos, generalmente gustos, del dueño. El tuneado puede afectar al aspecto externo y también al rendimiento y algunas prestaciones. Ahora que ya lo sabemos, diremos que Guinea Ecuatorial es un país tuneado por Obiang, pero trasladado al mundo del automóvil, sería como si un atrevido y peligroso cliente alquilara un coche y lo tuneara para satisfacer sus gustos rocambolescos y lo malgastara para siempre.
Guinea es un país tuneado porque todo se hace a gusto del general-presidente Obiang. Las fiestas se celebran por su gusto, las obras públicas se hacen por su gusto (aquí se diría por sus huevos), los congresos se celebran por sus deseos, las escuelas se cierran por su deseo, los que han de morir en la cárcel se mueren porque lo desea, los que se enferman en sus infames cárceles pueden ser llevados a un centro médico porque así lo desea, se realizan confinamientos por su causa, las elecciones se celebran porque él quiere, y los candidatos sólo pueden serlo si lo quiere, incluso cuando son de la oposición; sí, la supuesta oposición que debería estar en contra de que el país estuviera tan llamativa y dolorosamente tuneado suele contar con el visto bueno de Obiang para seguir llamándose oposición. De hecho, en los eventos que organiza para celebrar su incansable actividad tuneadora, los condecora, y porque han sabido entender que su caso se inscribiría en el apartado de uno que alquila un coche pero en medio adquiere el patente de corso para adecuar su apariencia a sus gustos particulares. (Hay una consecuencia especial de este tuneado y es la actividad vividora de Teodorín Nguema, quien no se cansará de regalar el dinero guineano a los ricos que más tienen, y a cuenta de sus grandes necesidades de demostrar su insaciable sed de ser alabado, y por tener coches que seguro ha mandado tunear. A propósito de estos regalos, si los guineanos relacionaran los peligros a los que se enfrentan y su esperanza de vida frente al insultante tren de vida de este hijo de Obiang, y de otros que nadan en la bonanza, antes de que cante el primer gallo todos ellos habrían puesto los pies en polvorosa. Y es que la satisfacción de los caprichos del hijo del presidente no debería ser la responsabilidad de ningún estado de no ser por el tuneado del que estamos hablando.)
Ministros, en Guinea cerca de cien tíos y alguna tía, generales prefabricados, delegados y subdelegados de gobierno, diputados, cuerpo diplomático de países amigos, y amigos a medias, alcaldes, jueces y fiscales, el clero entero, la academia de la lengua, la universidad, todo está cubierto por la feroz actividad tuneadora de Obiang. Los bancos, los hospitales, las cárceles, las empresas que deberían ser privadas, las que aparentemente son públicas, todo está tuneado para la satisfacción del general presidente Obiang, que se sirve de los miembros de su familia inmediata y también de la extensa: Por ejemplo, un hijo suyo es ministro de energía, otro se encarga de las armas, otro será ministro cuando lo desee, una se encarga de los proyectos guineanos que se benefician de los fondos administrados por una sobrina, o sea, uno de los hermanos, y su mujer, la ínclita Constancia Mangue, ejerce la caridad, dando migajas a los descamisados que han sido víctimas de la feroz actividad tuneadora de su familia, siendo, no obstante, gran potentada en propiedades inmobiliarias.
Si hemos recordado a los políticos de la oposición no es por casualidad. Y es que creemos que el tuneo del país no debería ser un asunto al que miraran con pasividad. Y ahora incluimos a todos los guineanos. Un país tuneado para satisfacer los deseos de una persona no es una dictadura cualquiera, como sabemos que un coche tuneado no vuelve a ser el mismo sacado de la fábrica salvo que sea devuelto a la misma. Esto sí, en la restitución se necesitará de elementos nuevos, de nuevas piezas. Un país tuneado, por tanto, cuesta mucho de enderezar, y en el empeño se debe hacer un esfuerzo titánico. Como ejemplo de un país arruinado en su alma más profunda es el Congo, puesto de rodillas por el infame rey Leopoldo II, y rematado por el innombrable mariscal de pacotilla Mobutu Sese Seko. Esto lo decimos para recordar a los guineanos, y especialmente a los políticos, que cada día aumentan de número, que el asunto que tenemos entre manos no es de menor cuantía, que nos costará mucho restituir lo que creíamos que sería la Guinea antes del inicio del tuneo, y aunque el gran tuneador haya sido llamado por Dieu a su gran seno. No tiene sentido, reiteramos, que no solamente no presten su contribución para que el levantamiento contra esta malvada familia tenga lugar, sino que se presten con su presencia, y por sus pequeñas ambiciones, a todo lo que tenga que ver con el aplauso de una labor que nos ha dejado hecho unos trapos. Sabemos, incluso, que es un mal presagio que políticos sin responsabilidad pública gusten de merodear en el entorno de esta incesante actividad tuneadora, pero también sabemos que el cinismo no doloso forma también parte del juego de los que al poder lo miran de reojo. Cuando nos sorprendan y con el chiflido del pito nos inviten al indefinido acto de repudio a la vergüenza que vivimos, nos encontrarán preparados. La simple duda sobre este compromiso ofende.
Barcelona, 24 de diciembre de 2018