Hariri

Leo la prensa libanesa por rachas. Mi tema favorito gira en torno al tribunal que está investigando la muerte del presidente Rafik Hariri en febrero de 2005 y cuyas conclusiones se esperan impacientemente para antes de final de año. Pero cuando siento que estamos a las puertas del apocalipsis y que aquí no va a quedar vivo ni el apuntador abandono inmediatamente la lectura y me meto en la página web de Zara a ver modelitos.

 

El gobierno, capitaneado por el hijo del asesinado, y en el que están representados todas las fuerzas políticas del país, terroristas, medio terroristas, o no terroristas armados, amenaza con irse al garete en función del resultado de las investigaciones del tribunal, y no son pocos los que advierten de violencia entre las distintas confesiones, esto es una casa de putas, o incluso de guerra civil. Guerra civil de las buenas, de las que te piden el pasaporte y te pegan el tiro de gracia según el apellido, con Israel, Siria, Estados Unidos, Irán, Rusia, Arabia Saudí y todo el que le salga de los cojones trajinando en una cocina ya de por sí bastante variopinta.

 

El Tribunal Especial que juzga el caso y con sede en La Haya, ya dijo alguien que mejor se juzgan las cosas con cierta lejanía, se ha pasado los últimos años interrogando a todo quisqui con una aclaración pertinente: los israelitas no son contemplados como quisqui, los moros, más dados a inmolarse, sí.

 

Todo indica que el mencionado tribunal señalará con su sucio dedito a miembros de Hizbollah como perpetradores del asesinato, éramos pocos y parió la abuela…y al presidente, blandito como un blandi-blub, le ha faltado tiempo para precisar que, en todo caso, los autores serían “elementos incontrolados“ de la organización, que ya hay que ver la capacidad que tienen para liarla los que solo pasaban por allí… Papá Nasrallah avisa, y el que avisa no es traidor, de que considerará toda acusación inaceptable. El tribunal está politizado, es un jueguecito de Occidente, un miserable instrumento de los EEUU para minar la resistencia contra Israel. El tribunal fue, él también, quien desveló a los niños que los Reyes Magos no existían…Saad Hariri, el hijo del difunto, se consume, mientras tanto, atiborrándose a pastelitos árabes, entre el deseo de averiguar la verdad y el temor a que su malsana curiosidad pueda costarle una guerra a su bien avenido país.

 

La investigación ha sido como una sobredosis de 300 capítulos de CSI. Primero se culpó a  los servicios secretos sirios del atentado para, a continuación, cuando Damasco dejó de pertenecer al Eje del Mal y se convirtió en un simple país de hijos de puta árabes útiles a Occidente, desestimar por completo la pista siria. Luego aparecieron un montón de testigos falsos, con el fin de extender la versión que más interesaba al mejor postor, vídeos de la CBC, vídeos de Hizbollah, Ariel Sharon se pronunció a través de una ouija, vinieron las visitas de estado, el presidente Asad, el rey saudita Abdallah, Gañandineyad, Erdogan, Hariri apareció en Moscú, los rusos ofrecieron su apoyo, la fuerza espiritual de la madre Rusia y 31 tanques, 6 helicópteros y munición para estar disparando a los pájaros hasta el 2058 y al final…Aquí nadie sabe realmente nada. Nadie sabe lo que puede pasar. Solo una cosa está clara: el Líbano lleva las peores cartas. Habrá que ver si sabe jugarlas.

 

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