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Mientras tanto‘Heidschi Bumbeidschi’, canciones de cuna puestas en escena por Albert Serra

‘Heidschi Bumbeidschi’, canciones de cuna puestas en escena por Albert Serra


‘Heidschi Bumbeidschi’ – Concierto de Molforts en el Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque – Foto de Dani Cantó

El sábado pasado esa programación outsider que tiene el Centro Cultural Conde Duque gracias a Natalia Simó convocaba a escuchar una canción de cuna. La famosa Heidschi Bumbeidschi alemana. O al menos así se llama el concierto que iban a ofrecer Molforts con dirección escénica de Albert Serra. El director de cine que acaba de recibir la Concha de Oro de San Sebastián 2024. Adorado por la prensa y la crítica francesas, el Festival de Cine de Cannes y la revista Cuadernos de Cine. A la vez que es una bestia parda de la crítica anclada en lo que llaman los años dorados del cine, es decir, los cincuenta.

¿Suficiente para llenar una sala de aforo medio tirando a pequeña como es el teatro del Conde Duque? No. Había huecos y, aquellos que se hubieran acercado habrían encontrado entradas. Y el uso del “ellos” no es baladí porque predominaban los asistentes de género masculino. El mismo que suele llenar los cines en los que proyectan sus películas.

¿Qué se encontraron los que fueron? Un concierto en el que el cantante Xavier Gratacós poniendo voz y presencia escénica a la música de Molforts. Una música que ellos mismos definen como improvisada y antiacadémica.

Al que le faltó Ingrid Caven. Una actriz y cantante que por edad y trayectoria se puede permitir elegir donde canta, o eso dijo Serra, y así se escamotearon a los presentes los duetos que tenía con el cantante. Una falta importante porque ella es autora de los textos junto a Jean-Jacques Schuhl. Autor que fue premiado con el Premio Goncourt en el año 2000 por una novela que se titulaba Ingrid Caven.

Concierto de músicas oscuras, poco alegres. En el que se los instrumentos electrónicos más avanzados con el bajo eléctrico y los casi antediluvianos batería y piano de cola u horizontal.

Música a la que Xavier Gratacós puso una voz al estilo al estilo Bryan Ferry, pero menos luminosa. Más cavernosa. Con una presencia similar de crooner, un crooner contemporáneo de traje, pero sin camisa, que, en ciertos momentos, recordaba a /o ponía notas como Ute Lemper cantando a Brecht y a Weill. Sobre todo, en el verso “the next whisky bar” que canta en Des bars et des vaches. Tal vez para suplir la falta de Ingrid Caven.

Espectáculo que se producía en la semioscuridad. Recordando los garitos de cine negro y de ley seca llenos de humo y de cortinas de espumillón. De los años de entreguerras. Que en Europa eran nidos de espías y de gentes de mal vivir que se entretenían de la oscuridad política que empezaba a rodearles en antros de mala muerte.

Toda una puesta en escena para escuchar una música que al oído no ofrece ninguna novedad. Y que, a pesar de ser morosas, lentas y suaves, poco recuerdan a una canción de cuna, aunque puede que hubiera espectadores que dieran alguna cabezada. Pues el espectáculo no se caracteriza por activar la stamina del público.

A lo que tampoco contribuyen las letras. Complejas letras simbolistas en francés, subtituladas erráticamente en ese idioma, en las que de vez en cuando despistan con versos en alemán, que Gratacós vocaliza y arrastra sobre la música que las acompaña. Con títulos como Chaos en majesté, Usine, entre los que aparecen títulos con referencias culturales tan reconocibles, y algunos pertenecientes a la cultura pop, como Goethe, Walt Disney, Buda o el psicoanálisis.

Y, aunque Albert Serra solo hace una breve introducción al concierto, que incluye unas gracias que le ríen un patio de butacas entregado, no se puede dejar de pensar que es un espectáculo suyo.

Un concierto que sería capaz de insertar sin ningún complejo en una de sus películas, aunque eso hiciera que el metraje se le fuese de las manos y dificultase su distribución más allá de los festivales, centros y museos de arte contemporáneo en los que suele estar invitado. Quizás a esa impresión contribuye el que Molforts es la banda catalana que pone música a sus películas y con la que colabora de forma habitual.

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