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Honor a Gloria Fuertes

Gloria Fuertes

Cuenca, 28 de julio de 2023

Cuando en 2017 intervine en la Biblioteca Nacional, en Madrid, junto al biógrafo José Manuel García Gil y Paloma Porpetta, albacea de Gloria Fuertes, celebrando el centenario del nacimiento de la poeta tan popular, me sentí sumamente orgulloso de participar en tan importante efemérides. A unos pasos de la Biblioteca, en el Centro Cultural de la Villa, tenía lugar una prolija exposición conmemorando dicho centenario, editándose un magnífico catálogo resaltando su vida y trayectoria, ilustrado con multitud de atrayentes fotografías de la autora con sus amigos, casi todos, por otra parte, muy conocidos en el mundillo de las letras.

Este año se cumple el 25 aniversario de la muerte de la escritora. Y han vuelto a contar conmigo. Hace pocas semanas me telefoneó Lourdes Sánchez Serrano, productora de Sateco Documentalia, contándome que la empresa estaba trabajando en un documental sobre Gloria Fuertes y Phyllis Turnbull, su profesora de inglés y el amor de su vida, en coproducción con TVE, para ser emitido por la 2. Querían hacerme una entrevista para ese programa, a lo que, naturalmente, acepté gustoso.

Al cabo de algunos días, se presentó en la pequeña villa que poseo en pleno corazón de la Mancha un equipo de cuatro personas para grabar mis declaraciones sobre la buena de Gloria. Vinieron Lourdes, Francisco Rodríguez Fernández, director del documental y muy experimentado cineasta que ha participado en muchos filmes (fue director asistente en Los tres mosqueteros de Richard Lester), Asís Ayerbe, director de fotografía, y otra chica, Lola -no recuerdo su apellido-, encargada de manejar unos cuantos juegos de focos con el fin de neutralizar el contraluz del exterior y ajustar cabalmente la iluminación del interior, accionando también la claqueta. Mis palabras, a golpe de claqueta, las dividieron en tres partes. Había dos unidades, dos cámaras; la primera la llevaba Paco Rodríguez y la segunda Asís. Me regalaron tres Dvd suyos: Hollywood rueda en España, 1955-1980, Teresa de Jesús y El don de la palabra, Juan de la Cruz, poeta contemporáneo.

Todos se afanaron en disponer adecuadamente el entorno para la imagen. Corrieron alguna mesa, deslizaron de su sitio unos cuantos libros con el fin de que aparecieran en escena, retiraron algún adorno hortera que tengo en mi salón, alteraron el riel de alguna cortina y los dos que llevaban las cámaras se sentaban mucho en la butaquita donde me iría a sentar yo durante la entrevista, mientras Lola jugaba con las luces y Lourdes miraba insistentemente dando vistazos aprobatorios. Me dijeron que los preparativos duraban mucho más que la grabación. Yo encantado observando su dinámica profesionalidad. Estuvieron en mi casa dos horas y yo estuve disertando, no sé, veinticinco minutos como mucho.

Ya todo dispuesto, me mandaron hablar para probar el sonido. Francisco Rodríguez, detrás de su cámara, era el que preguntaba. Con frecuencia me hacía señas con el fin de que pusiera los hombros rectos, subiendo el izquierdo. Siempre me ha pasado esto. Cuando era chico, mi pobre padre me daba con los puños en el hombro derecho, diciéndome: «¡Muchacho, pon los hombros bien!»

Hablé de Gloria Fuertes en relación con el Postismo, una vanguardia española que se hizo pública en enero de 1945, cuando España estaba para pocas vanguardias. Los prebostes del Régimen quisieron en principio apoyar al Postismo, por su frescura, su humor, su apoliticismo; pero enseguida se dieron cuenta de que postismo tenía que ver con surrealismo, y surrealismo con comunismo. Entonces  le cortaron las alas. Pese a su poca vida, el Postismo generó válidas lecciones y ese factor de permanente operatividad del que se aprovechó una innovadora poética posterior. Como aventuraba uno de los postistas, Ángel Crespo, el Postismo «imprime carácter», es decir, en todo momento informa de la obra de todo autor que ha comulgado de las ideas postistas. Como es el caso de Gloria Fuertes, sin duda el creador que mejor ha reflejado en su escritura la impronta del Postismo, esa gran apariencia irónica, digamos resueltamente dadaísta, que la poeta siempre ha demostrado en sus potentes juegos de palabras. Bastantes elementos de la poesía de Gloria Fuertes influida por el Postismo saco a colación, con prolijidad, en un texto publicado en la Biblioteca Virtual Cervantes, que tuvo su origen en una conferencia que impartí en el Ateneo de Madrid el 4 de noviembre de 2002 dentro de un ciclo dedicado a ella, en el que también intervino el eximio poeta de entonces Leopoldo de Luis, quien, como ya sabemos, fue hermanastro de Francisco Umbral.

Cuando el equipo, ya amigo, recogió los bártulos y salió por la puerta del jardín de mi casa, dio la casualidad de que a la vez estaban llamando al timbre. Era un vecino, Ángel, casado con Amor, que me traía medio cubo de albaricoques del albaricoquero de su patio. Inmediatamente los probamos, resultando dulcísimos. Yo le dije a Ángel, hombre sencillo: «Que se lleven estos señores el medio cubo y ahora yo, si te quedan, voy a tu casa a por más.» Cuando ya Lourdes, Francisco, Asís y Lola se metieron en su coche y arrancaron, le comenté a Ángel: «Estos señores son de la tele y han venido a hacerme una entrevista para que hable de Gloria Fuertes”. «Ah, Gloria Fuertes -me contestó-, esa mujer que hace esos cuentos tan bonitos.»

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