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Mientras tantoHorror en el supermercado CLVI – El fantasma del supermercado I

Horror en el supermercado CLVI – El fantasma del supermercado I


Tiago, el murciélago, está contándole a Gonçalo, otro murciélago, el argumento de la obra que está escribiendo…

TIAGO.- No, es que el encargado le pide a la primera cajera, la prima donna, María, que le pase por la caja del súper unos productos, para ver lo bien que lo hace.

GONÇALO.- ¿A la primera cajera? ¿Es que hay primeras cajeras y segundas cajeras?

TIAGO.- Claro… A las primeras cajeras las aplauden mucho, a las otras no tanto… Entonces cae un coso del techo y está a punto de matar a María, y las otras cajeras cuchichean entre ellas diciendo que ha sido el fantasma quien ha tirado el coso del techo.

GONÇALO.- ¿El fantasma?

TIAGO.- ¡Claro! ¡El fantasma del supermercado! En cada supermercado hay un fantasma, ¿no lo sabías?

GONÇALO.- Yo, de supermercados, ni idea… Hasta que no vine a vivir a este…

TIAGO.- Entonces, María se va del supermercado, enfadada, sin cobrar finiquito ni nada. No se quita ni el uniforme de cajera. Ahí es cuando el encargado se entera de que antes ha habido más accidentes. Y la profesora de danza del súper, Madame Gira…

GONÇALO.- ¿Cómo va a haber una profesora de danza en un supermercado?

TIAGO.- ¿Y si los empleados quieren aprender a bailar, qué? ¿No pueden?

GONÇALO.-Ah…

TIAGO.- Habrá que respetar los derechos de los empleados.

GONÇALO.- ¿El derecho a aprender a bailar?

TIAGO.- Por ejemplo.

GONÇALO.- ¿Y la profesora se llama Madame Gira?

TIAGO.- Claro, se llama así porque es profesora de danza, y en la danza se gira…

GONÇALO.- Ah…

TIAGO.- A ver, que me haces perder el hilo… Madame Gira le da al encargado una servilleta de bar escrita por el fantasma, en la que dice que quiere un pasillo del súper reservado solo para él. La servilleta está sin firmar, pero todo el mundo sabe que ha sido el fantasma quien la ha escrito. Entonces llega otra cajera, Carol, para sustituir a María, es decir, para ser la prima donna, la primera cajera. Carol es una chica muy aplicada que ha asistido a clases de cajera durante muchos años, pero no puede decir quién ha sido su maestro.

GONÇALO.- ¿Su maestro?

TIAGO.- Sí, su maestro para ser primera cajera. ¡Es que una no puede ser primera cajera de la noche a la mañana! Entonces, el encargado le da una oportunidad a Carol, y resulta que Carol está a la altura y consigue el puesto de primera cajera. Y al día siguiente debuta como primera cajera, y entonces llega Raúl a comprar unos yogures desnatados sin azúcar y de leche vegetal, y resulta ser su amigo de la infancia, y al pasar por la caja de Carol para que esta le cobre, la aplaude mucho. Y se miran con ojitos antes de que Raúl se vaya a comerse los yogures, que además se los come todos de una vez, por cierto, aunque esto no es indispensable para la trama. Y ese día todos le preguntan a Carol quién ha sido su maestro, y también quién es Raúl y de qué le conoce, pero ella no dice ni mú. Bueno, solo dice que su maestro es un ángel de las cajas.

GONÇALO.- ¿De las cajas?

TIAGO.- Un ángel de las cajas del supermercado.

GONÇALO.-  Aaaah… ¿Y Raúl?

TIAGO.- Bueno, es que Raúl parecía que se había ido, pero no… Realmente se había estado comiendo los yogures donde se dejan las cestas, y seguía mirando a Carol… Verás, el caso es que Carol debuta en su caja como una gran estrella, y cuando llega el descanso va hacia los vestuarios, y Raúl, como ya se ha terminado los yogures, va tras ella, y cuando Carol va a cambiarse…

GONÇALO.- ¿Cómo? ¿Él se mete en los vestuarios? ¿Y nadie le detiene?

TIAGO.- Es una obra de teatro, no le detienen, no. No puedo sacar también policías que le detengan, que no hay tanto presupuesto…  Veamos, que me pierdo… Cuando Raúl se va de los vestuarios, que no sabemos qué hace dentro, aparece allí una cara con máscara reflejada en un espejo, y claro, detrás de una cara, siempre hay alguien… Resulta que ese alguien se lleva a Carol a través de un laberinto secreto por debajo del supermercado, llegan a un lago, se meten en una barquichuela a remos, rema él, cruzan el lago, llegan a la guarida subterránea del fantasma, una cabaña sucia, con muchos platos sin lavar en el fregadero. Ella no tiene miedo ni nada. ¿Por qué? Ni idea. Es una obra de teatro, no tiene que estar todo explicadito… Pero el tipo de la máscara le cuenta una milonga a Carol, que no veas…

GONÇALO.- ¿Una milonga? ¿Es argentino?

TIAGO.- No, que le dice varias tontadas para impresionarla, como por ejemplo le dice que ella es su musa, porque él es constructor de supermercados y va a construir muchos supermercados para ella. Y ella, en vez de decirle que quiere trabajar en otro sitio, pues le parece muy bien lo de que alguien le construya supermercados, y sonríe como una simple. Es que va el tipo y le dice que es su musa. Y ella en vez desconfiar, entra en trance. Y despierta a la mañana siguiente mirando una caja de música con un mono.

GONÇALO.- Un momento, ¿qué pasa esa noche en la cabaña?

TIAGO.- Ni idea, yo no estaba. Además, no es relevante para mi obra.

GONÇALO.- Ah, ¿pero esto es una obra tuya?

TIAGO.- Ya te lo he dicho hace un buen rato, es una obra que estoy escribiendo. Quizá le meta canciones…

GONÇALO.- Ah…

TIAGO.- Resulta que a la mañana siguiente, mientras Carol mira al mono de la caja de música, intenta verle la cara al tipo este, que, como ya sabrás, es el fantasma del supermercado, y entonces sucede esta escena:

CAROL.- Tu cara, déjame verla…

FANTASMA.- ¡Quita!

CAROL.- ¡Es que yo quiero verte la cara!

FANTASMA.- ¡Que no!

CAROL.- ¡Pues si no te puedo ver la cara, quiero ir de nuevo a mi supermercado!

FANTASMA.- ¡Pue vete! ¿A mí qué me cuentas?

TIAGO.- Entonces, en el súper, un reponedor, Benito, está asustando a las cajeras contándoles las historias del fantasma, pero Madame Gira le dice que se calle, porque el fantasma tiene oídos en la espalda.

GONÇALO.- ¿Eh? ¡Qué asco!

TIAGO.- A ver, no es que le salgan exactamente las orejas de la espalda, es una metáfora. Es que el teatro está lleno de metáforas. ¿Lo sabías?

GONÇALO.- No…

TIAGO.- Pues sí… A ver, que me pierdo… Resulta que las cajeras y todo el mundo en el súper está conmocionadísimo porque Carol se metió en los vestuarios, ya no salió y nadie sabe dónde está. Y lleva desaparecida varios días. Además, está María ahí otra vez. ¿Por qué? ¿No se había ido sin cobrar el finiquito? Pues es que resulta que ha vuelto porque dice que no puede vivir sin el súper. Encima, todos han recibido anónimos en servilletas de bar escritos por el fantasma…

GONÇALO.- Pero, si los ha escrito el fantasma, no son anónimos…

TIAGO.- Calla, que pierdo el hilo… En esos anónimos leen que si a Carol no le dan el sueldo que le estaban dando a María, y además la ponen en la mejor caja (que es la que tiene la nevera con cervezas al lado), pues que pueden pasar cosas muy gordas.

GONÇALO.- ¿Muy gordas?

TIAGO.- Muy gordas.

GONÇALO.- ¿Cómo de gordas?

TIAGO.- Cosas más allá de la imaginación.

GONÇALO.- ¿Más allá?

TIAGO.- A ver, es una metáfora, porque el teatro está lleno de  metáforas.

GONÇALO.- Claro…

TIAGO.- Pero es que, además, no acaba ahí la cosa, porque María se pone a vender en la mejor caja (la que está al lado de la nevera de las cervezas) y el encargado la deja estar ahí porque es una joven muy guapa y además dice que no va a hacer caso de las servilletas anónimas del fantasma. Entonces, Carol sale de los vestuarios como si nada, todos la miran pero no dicen ni mú, y ella se pone a vender en la caja de al lado de María, y empiezan a pasar clientes, y por megafonía se escucha la voz del fantasma diciendo que María tiene que irse, y María se ríe y dice que tururú, que ella no se va a ir jamás. Entonces, tras pasar toda la compra de un cliente con el carro a rebosar, María le va a decir lo que tiene que pagar, pero en vez de eso se pone a croar como las ranas.

GONÇALO.- ¿A croar?

TIAGO.- Sí. Y entonces, María se va de la caja saltando como una rana, y el cliente, que es un listo, se marcha sin pagar la compra. El encargado le pide a Carol que ocupe la caja de María. Y Benito, el reponedor de antes, cae muerto desde el techo, con una cuerda atada al cuello, y se estampa contra el suelo haciendo un ruido tremendo, y todas las cajeras dan un grito al unísono. Aprovechando el barullo, Carol se esconde con Raúl en el pasillo de los quesos, y Raúl promete amarla y protegerla siempre, y además llevarle a ver todos los musicales de la cartelera y comprarle el último libro de Ken Follet aunque tenga mil y pico páginas, pero el fantasma, que lo ha oído todo, jura vengarse, y enfadado tira un fluorescente del techo del súper, que hace un ruido espantoso contra el suelo…

GONÇALO.- Vaya… Está muy interesante.

TIAGO.- ¿A que sí? Ahora, no sé si hacer con todo esto un musical o una comedia.

GONÇALO.- ¿Cómo sigue?

Continuará…

@nico_guau

 

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