Intervención de Pamen Pereira en la puerta del huerto de Tifariti, en el Sáhara Occidental. Actualmente el huerto se encuentra abandonado por problemas de sanilización de los pozos de agua, y se aúnan esfuerzos para revitalizarlo/ Pamen Pereira
HUERTO DE TIFARITI
Las cañas y el barro construyen la fragilidad y la convierten en fortaleza.
Luego, el amor pone la puerta, y el sueño la cubre de oro.
Piensas en los peregrinos del desierto que se detienen ante ella, sin saber si está cerrada o abierta. La duda está hecha de arena y en ella se hunden sus pies.
Pero, de pronto, el sol golpea en el oro, como una aldaba en la puerta; el sol es un perro que muerde en la duda de los peregrinos y los despierta.
Pueden entonces leer la inscripción que estaba escrita sobre el umbral y que ningún viento del desierto ha podido borrar.
La inscripción pone en movimiento las acequias y semillas en sus manos.
Pasarán todos los peregrinos y el oro de la puerta seguirá deslumbrándote.