Artículo escrito por Víctor Nauzet
Para muchos el siglo XX comenzó el 28 de junio de 1914. Fue la fecha en la que Gavrilo Princip, un joven serbiobosnio con deseos de hacer valer el peso de Serbia en la región, atentó contra el heredero al trono austrohúngaro Francisco Fernando y su esposa. Dos tiros que de casualidad se cruzaron en el camino no solo de la Real pareja, sino de toda Europa. En pocas semanas estallaría la I Guerra Mundial.
No obstante, nos alejamos de aquella efeméride para ir hasta hoy: ¿Cómo es la realidad actual de un protagonista clave en la Gran Guerra? Este es nuestro recorrido por el ahora de Bosnia y Herzegovina.
Un siglo después, la tensión continúa
Cien años de sufrimiento no han bastado para que los Balcanes remen todos a una. Ya no hay sangre, pero tampoco unión. Bosnia y Herzegovina aun tiene una sociedad con profundas diferencias de etnia y religión.
Tres son las principales comunidades: 48% de bosniacos (termino aplicado a los bosnios musulmanes), 37,1% de serbobosnios y 14,3% de serbocroatas.
Esta división no se queda en los números, sino que llega a las calles. El centenario de la I Guerra Mundial lo ha evidenciado. En Bosnia y Herzegovina, Gavrilo Princip es verdugo o héroe según a quien se pregunte.
Por una parte, en Sarajevo se han desarrollado diversos actos de conmemoración donde han asistido fundamentalmente bosniacos y serbocroatas, aparte de invitados europeos distinguidos, como el presidente de Austria Heinz Fischer. En dichas jornadas se ha condenado el asesinato.
Sin embargo, el sector serbobosnio ha celebrado sus propios actos conmemorativos loando la figura de Princip, a quien muchos consideran un luchador por la libertad del pueblo serbio. Prueba de ello es un mural en su honor inaugurado el día del centenario en Andricgrad, pueblo creado ad hoc por el cineasta Emir Kusturica para promover la historia y cultura serbia.
¿Es Bosnia un país realmente dividido?
Se da la paradoja de que lo mismo que en 1995 puso fin a la guerra de Bosnia y Herzegovina sea lo que hoy genere la división del país. Hablamos de los acuerdos de Dayton.
Dicho documento recoge la nueva constitución, que establece un país constituido por dos Entidades. Por una parte, la Federación de Bosnia y Herzegovina, poblada en su mayoría por bosniacos y serbocroatas. Por otra, la República de Srpska, hogar habitual de serbobosnios. Recientemente se ha añadido el distrito de Brcko.
Esta división política posibilitó una coexistencia pacífica, pero creó una maraña administrativa que obstaculiza cualquier avance del país.
Ello va desde la simple imposibilidad de sacar un sello sobre Andricgrad a causa del abuso que se hace del veto, hasta la propia economía: tal entramado de administraciones públicas se lleva el 70% del presupuesto público, tal como indica el economista Damir Saljic a El País.
No obstante, también existen elementos de unión. El primero de ellos es bien simple: el idioma. Las tres lenguas oficiales (bosnio, serbio y croata) son casi iguales, con la diferencia de que el serbio usa alfabeto cirílico.
Las desgracias también unen a un país. Así ocurrió hace unos meses con las inundaciones de principios de años, las peores en más de un siglo. Afectaron al país junto con Serbia y que han causado cuarenta muertos y 50.000 desplazados.
Aparte de víctimas y daños materiales, la situación ha afectado profundamente los ánimos del país, llegando a afirmar el ministro de asuntos exteriores bosnio, Zlatko Lagumdžijaha, que las inundaciones han tenido un efecto devastador solo comparable al de la guerra vivida entre 1992 y 1995.
A pesar de ello, bosniacos, serbocroatas y serbobosnios aparataron diferencias y se aliaron para los rescates y la reconstrucción del país. Aquí fotos de las inundaciones 1, 2 y 3.
La desgracia une, y la alegría también. Otro símbolo reciente de unión responde a un causa más romántica, el fútbol. Y es que por primera vez en la historia del país, su selección nacional ha llegado a participar en un mundial de fútbol, el de Brasil 2014.
El equipo, formado en buena parte por jugadores que vivieron en primera persona el horror de la guerra, luchan por hacerles sentir orgullosos a sus compatriotas. Su resultado en la competición fue muy modesto, pero eso es lo que menos importa. Al fin todos pudieron sentir unos mismos colores. Este vídeo repasa la historia del sueño bosnio.
Amistad con Occidente
El aparato diplomático de Bosnia y Herzegovina también se han intensificado en las dos últimas décadas para colocar al país dentro del mapa.
Si bien antes de la guerra el territorio se caracterizaba por un acercamiento mayor así los países del Este, después de ella sus relaciones son más sólidas con los países de la Europa occidental.
Sus relaciones comerciales ha mejorado sustancialmente gracias Acuerdo de Estabilización y Asociación entre la Unión Europea y Bosnia y Herzegovina. Gracias a acuerdos como este, el país incrementa año a año sus exportaciones, llegando en 2013 a un volumen de 4.282 millones de euros (más de un 30% de su PIB). Los destinos principales de sus productos son Alemania, Croacia e Italia.
Sobre la mesa también está el debate sobre la adhesión a la Unión Europea. Algunos creen que es la mejor opción para garantizar la estabilidad política y perpetuar la paz. Otros aluden a la crisis de legitimitdad que vive la Unión Europea y consideran más conveniente establecer alianzas con otras áreas de influencia como Rusia u Oriente Próximo.
De momento, la Unión Europea es clara. El proceso de adhesión podrá tomarse en serio solo cuando se empiecen a cumplir los rquisitos mínimos.
Dos son los más urgentes: fortalecer la centralización administrativa del país y mejorar los derechos civiles.
En esta última cuestión, es relevante el caso de los políticos Dervo Sejdić y Jacob Finci, bosnios de origen rumano y judío, respectivamente. Ambos no pueden presentarse como candidatos a la presidencia del país porque la propia constitución se lo impide, limitando dicho derecho solo a personas étnicamente serbonosnias, bosniacos y serbocroatas.
La Corte Europea de Derechos Humanos ha sentenciado que dicha norma viola la Convención de Derechos Humanos y Libertades de la Unión Europa , y el proceso quedará estancado hasta que no se modifique dicho artículo en la constitución bosnia.
Es buen momento, pues, para analizar la conveniencia de iniciar una segunda transición del país modificando su texto fundacional.