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Mientras tantoI Say A Little Prayer

I Say A Little Prayer


 

Voici mon mari Félix que je te presente

En fin que tu agisses puissament dans sa vie:

Et par l’autorité que tu me donnes

Je condamne à ses douleurs de ventre

De liberer son corps, son âme et son esprit.

 A. O.

 

 

 

En Burkina Faso Dios está en boca de todos, permanentemente. Muy presente.

Eso sí, presente en los dichos, porque en los hechos se nota que se ha tomado unos siglos sabáticos. Supongo que las medidas divinas no corren en el sistema métrico decimal, ni el tiempo tiene el mismo valor para Él. Cuando descansó el séptimo día le debió pillar esta parte del mundo sin terminar.

 

El caso es que se utiliza a Dios para todo, lo mismo para curar que para mejorar las cosechas o aprobar los estudios.

Bueno eso de aprobar los estudios también se hacía cuando yo era pequeño en mi parroquia de Madrid en España. Nos vendían en el Perpetuo Socorro una especie de sellos con la imagen impresa de la Virgen del Perpetuo Socorro que teníamos que tragar y rezar una oración por cada estampilla para aprobar los exámenes.

No funcionaba, os lo puedo asegurar por experiencia.

Yo, que iba para nota, me compré un pliego entero que deglutí más esperanzado que goloso, porque ni la tinta ni el papel eran de buena calidad, ni de sabores. De sabores agradables, al menos.

Mi profesor de Matemáticas y Física, Don Julián Ripa Echarri, queriendo mejorar la alimentación de nuestro inteleto, nos regaló unos capones cuando se enteró de nuestro intento de burlar la ciencia con la mística.

Y no me refiero a que nos regalara aves de engorde sino a llamadas de atención con sus nudillos al templo de nuestra sabiduría en ciernes. Dolía, pero la letra con sangre entra, sabido es.

Creo que aquello me hizo entrar en mi particular siglo de las luces y la razón y dejé el mundo de los iluminados por el de los ilustrados.

 

Pero el tiempo debe ser circular y ahora, en Burkina Faso, me topo todos los días con Dios y sus seguidores. Y llega un momento que te acabas dejando llevar…

 

Si hace unos meses me hice un wack para alejar los malos espíritus o las maldiciones que habían podido hacerme, ahora si me hablan de imponerme las manos o rezar una oración para curarme, me dejo llevar.

Total, mucho daño no  me puede hacer y se queda tan contenta la persona que me quiere curar.

 

Eso me toca con mi mujer, Asséto. Ella es creyente, de la parte de los protestantes. Yo la quiero, pero hubiera preferido, puestos a no ser ateos, que fuera católica por aquello de que me suena más cercano y yo ya fui monaguillo de pequeño.

Pero es lo que hay, es como si hubiera sido del Real Madrid, no soy tan fanático del Atleti como para rechazarla por eso. 

Ya lo decía Willy Wilder al final de Con Faldas y a lo Loco: “Nadie es perfecto”

 

 

Ni siquiera Jack Lemmon es perfecto, pero entiendo que se le perdone todo…


 

Ella tiene, y lleva siempre consigo, un frasquito de aceite (creo que de oliva, lo mejor para curaciones express) bendecido por algún pastor protestante (aunque ellos se denominan a sí mismos, con autobombo, profetas).

Ya me lo aplicó en una ocasión en un pie dolorido, con cierto éxito. Al menos se me pasó el dolor al día siguiente del masaje.

 

El caso es que hace unos días un fuerte dolor de vientre me trajo toda la noche por la taza de la amargura, casi sin poder dormir. Al día siguiente me dio a beber una taza de agua caliente con el aceite, ¡puajj!, y me lo aplicó en la tripa, imponiéndome sus dulces manos mientras me decía una pequeña oración…

La oración es larga, pero al principio os he pegado la parte central, la que tiene más chicha (podéis traducirla en Google) en la que me presenta a Dios como su marido, aunque no estemos casados…

Espero que Dios no se dé cuenta de la pequeña mentirijilla.

O lo mismo sí que se dio cuenta, porque lo de la tripa no se me pasó así como de repente que sigo viviendo en el cuarto de baño, aunque los retoritijones ya han remitido.

 

 

 

Como si fuera el ‘aceite de Lorenzo’, pero es sólo de oliva…

 

 

Ella se ha quedado tranquila, con eso me basta.

Me explicó que el efecto era en las 72 horas siguientes y yo, la verdad, incrédulo, le comenté que no entendía que Dios tuviera que tomarse tanto tiempo para un tratamiento estándar de la típica incidencia diarreica estival, por más trabajo acumulado pendiente que tenga…

 

Por mi parte considero estas cosas más como manías que como perversiones religiosas y no les doy importancia, ni le baja puntos a mi mujer. Porque, ¿quién no tiene manías?

Y ya lo dijo aquel pequeño gran dios: “quien esté libre de manías que tire la primera piedra”, ¿o era libre de pescados?

 

Conozco gente que no pisa en raya (ni siquiera se las mete), por no pisar la medalla, o que hacen una paella todos los domingos, o que siempre duermen con la misma mujer o el mismo hombre, yo mismo siempre me pongo los calcetines de la misma manera, creo que es el izquierdo el primero…

Aunque tengo un amigo que, cuando éramos jóvenes, se ponía los dos calcetines y las dos botas al mismo tiempo, aunque suene imposible.

Encontró la solución: con una grapadora había grapado los calcetines a las botas y se ponía las 4 cosas (calcetines y botas) al mismo tiempo.

Manías así podrían hacerte pensar que habría terminado sus días debajo de un puente rodeado de cartones de Savin y de los otros, sin embargo mi amigo ha llegado a las más altas instancias judiciales y no como encausado.

 

Así que cuando la noche del sábado estábamos en un maquis por la despedida de mi buen amigo Salvi, arquitecto sin fronteras donde los haya, que ha terminado la construcción de unas instalaciones para una Asociación de mujeres que producen artículos derivados de Karité y uan amiga española, María, nos preguntó cómo nos habíamos conocido Asséto y yo, que nos ve tan bien juntos, estuve a punto de saltar como Rupert Everett en “La Boda de mi Mejor Amigo” y cantar I Say A Little Prayer For You…


 

 

La explicación de Morissa también estuvo ‘adornada’ como sólo ella sabe hacer, pero no hubo canción…, he tenido que buscar los vídeos para enseñarle a Asséto de qué se trataba la película, que no conocía


Pero mi amiga Morissa tomó la palabra y se me adelantó contando la verdad: habíamos utilizado el clásico sistema contemporáneo: una red social.

Incluso en Burkina Faso eso puede funcionar.

Gracias sean dadas a BADOO, advocación del dios de los contactos en la red.

 

 

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