Indomables. Diez mujeres frente al feminismo hegemónico

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Madrid y Málaga fueron el espléndido escenario para la presentación, simultánea y ante una concurrida audiencia, de Indomables (Ladera Norte), una recopilación de ensayos de una decena de mujeres, todas destacadas profesionales (periodistas, abogadas, politólogas, escritoras…) con estilos de vida y sensibilidades políticas diferentes, que han unido sus voces para abogar por la plena igualdad ante la ley. Ahí es nada.

Coordinado por las periodistas Berta González de Vega y Yaiza Santos, estamos ante un libro valiente, escrito por mujeres valerosas y libres que quieren romper con el silencio impuesto: “España es uno de los mejores países del mundo para nacer mujer. Sin embargo, un feminismo irracional revanchista y de trincheras, que se ha constituido en hegemónico, quiere imponer un relato tenebroso  y maniqueo, de mujeres víctimas, infantiloides, que necesitan ser tuteladas desde el poder”. Así comienza Indomables, un volumen que pone el acento en desmontar el discurso oficial, único, creciente como la mala hierba en las universidades, en los medios de comunicación, en la empresa y la política.  “Nuestra batalla no es sólo por nosotras, sino por los valores que tanto costo conseguir a lo largo de los siglos: libertad igualdad prosperidad”, subrayan en el prólogo.

El germen de Indomables

Fue aquel manifiesto Contra la generalización del género, que surgió ante el hartazgo que suponía  soportar  por doquier que se hablara “por todas las mujeres”. Como el hartazgo continuaba en 2018, otro manifiesto, No nacemos víctimas, alzó la voz contra la cada vez más mala costumbre de tildar de víctimas a las mujeres, una mentalidad insana por parte de la izquierda que no ayuda en nada. “No hemos luchado tanto como para ahora tener que cobijarnos en un aparato estatal que nos diga cómo tienen que ser nuestras vidas. Parece que se les ha olvidado que hace muchos años nuestras abuelas nos abrieron camino y, posteriormente, nuestras madres acudían a la universidad y opositaban con hijos ya en el mundo”. Son palabras de Berta González de Vega haciendo hincapié, “en lo importante que es decir a nuestras hijas que saquen provecho a las oportunidades que tienen, más en este siglo”, explicaba en la presentación de Indomables en Málaga, ante un numeroso auditorio en la librería Luces.

Este libro aporta muchísimos datos. Indomables trae otros argumentos, otros datos, enfoques con cero ideologías y buenos diagnósticos para posibles soluciones. “Cada vez son más las mujeres que no tragan con este feminismo que impone una carga de pensamiento único y que lo único que está consiguiendo es que muchas se alejen porque no se sienten representadas”. Indomables contra el feminismo hegemónico,  institucional, que es pura ideología. Indomables y centradas en un mismo objetivo: que el feminismo regrese a la senda de la razón.

Diez mujeres alzan la voz

Y saben de lo que hablan, la experiencia es un grado. Que se lo cuenten a Miriam Tey. La exdirectora del Instituto de la Mujer abre Indomables con Aceptar nuestras propias sombras. Podemos llamarla pionera en esta lucha porque fue la primera que constató el repudio y la censura instaurada mientras ocupó aquel cargo. Tras la publicación de Todas putas (recordemos, un libro de ficción), las lenguas inquisidoras comenzaron a acusarla de hacer apología de la violación.  Le cayó la mundial, todo un discurso censor, moralista y reaccionario. Fue el primer gran caso de cancelación en España.

Si está usted pensando en apuntarse a algún curso, ofertado por alguna universidad, relacionado con este tema, lea antes a la periodista Rebeca Argudo. En su artículo Follow the money, además  de analizar los presupuestos y  resultados  del ministerio de Igualdad, explica cómo funcionan algunos cursos sobre violencia de género. La periodista tuvo la paciencia de apuntarse a uno. Primera evidencia: el deterioro de la literatura académica es brutal. Afortunadamente, ya hay investigadores que se han dado cuenta de que la problemática es real, existe un divorcio entre política e investigación. Respecto a lo del presupuesto destinado a este ministerio, sólo un dato: “Si en 2017 era de 51 millones de euros la dotación, en 2018 se incrementaba notablemente  en nada menos que 130 millones de euros. Para 2021 ya estaría en 459, y en 2023 serían 573. Es curioso que ese presupuesto haya discurrido en progresión ascendente al mismo tiempo que España se desplomaba en los rankings de países más seguros para la mujer”. Está comprobado que este presupuesto brutal no ha servido para el propósito inicial.

Los chicos no están bien

Berta González de Vega se ocupa de analizar el fracaso escolar masculino -del que nadie se preocupa siendo los datos abrumadores-. En su capítulo Los chicos no están bien y no importa abrirá a muchos los ojos ante el silenciado fracaso escolar masculino y la contrarréplica que salta  siempre cuando mencionas el tema en cualquier conversación: siempre hay alguien que saca la ideología a pasear para encontrar un dato que victimice a las niñas. ¿Alguien se ha preguntado la razón a este fracaso escolar en los chicos, peor rendimiento y mayores tasas de abandono? Muy importante este capítulo, el futuro de nuestra juventud está en juego.

Guadalupe Sánchez en su capítulo El populismo feminista se ocupa de la defensa a ultranza de la presunción de inocencia de hombres. Se atreve –valiente- a cuestionar el falso consenso en torno a la ley de violencia de género, la criminalización colectiva de los hombres y la victimización colectiva de las mujeres.

El marketing, la economía, la maternidad…

Marta Martín Llaguno reflexiona en La hipocresía del feminismo político alrededor del termino pinkwashing, toda una estrategia comercial. De la noche a la mañana, se instauró simular un compromiso con las mujeres con un mero teñido color rosa. Vender feminismo a cambio de votos. Uno de los ejemplos más claros es la llamada ley del ‘solo sí es sí’, que prometía más empoderamiento y protección para las mujeres y ha acabado con una rebaja de penas para los condenados por abusos y agresiones sexuales en los tribunales. Otra modalidad del pinkwashing es hablar en primera persona del plural en femenino, aunque sean hombres los que tiene la palabra,  o cambiar el nombre del partido a femenino –Unidas Podemos-. La hipocresía llevada al límite en el feminismo político con este  postureo desde cualquier tipo de símbolo o camiseta. Atentos también al curioso análisis de cada partido: cuántas intervenciones hacen las mujeres y los hombres o los cargos que cada partido nombra en el Congreso. Cuenta que cuando propuso a los demás partidos evaluar qué resultados ofrecía esta experiencia la miraban fatal.

Paula Fraga, articulista y jurista especializada en Derecho Penal y de Familia, fue de las primeras que dio la batalla con la ley trans, defendiendo su posición feminista –El feminismo que debe ser defendido–  y denunciando las  tropelías queer con una exhaustiva crítica a cómo se ha instrumentalizado el término. “La izquierda gobernante ha traicionado al feminismo riéndose ante un transgenerismo que, en realidad, borra a  las mujeres”.  Ha sufrido ataques de todo tipo de un feminismo que, para colmo, no sabe ni definir lo que es ser mujer. Fraga pide una vuelta a la sensatez desde la izquierda.

Me gusta, especialmente, la contundencia con la que arranca María Blanco, articulista y doctora en Ciencias Económicas y Empresariales. ¿Por qué? Porque es la clave: “La liberación de la esclavitud pasa por la emancipación económica. La liberación de la mujer también”. En La riqueza es la llave de la cárcel, analiza la relación de las mujeres con el dinero a lo largo de la historia y reitera categórica: el dinero nos hace libres. “La generación de la riqueza y la emancipación económica son las llaves que abren la puerta de la libertad. No tiene que ver con la dignidad, sí con la capacidad de elegir y de mejorar tu vida y las de los tuyos”.

La antropóloga y política Teresa Giménez Bartat explica ampliamente en Dopo della rivoluzione cómo, “la izquierda sólo valora a la mujer desde el éxito profesional. Tú vales lo que generas”. Mediante un análisis minucioso explica este feminismo muy pijo porque a la hora de hablar y presentar casos ¿se han fijado en que sólo destacan las mujeres directivas, fuertes, empoderadas, que están en el Ibex…? Pongamos el foco, para empezar, en mujeres que luchan a diario con horarios, conciliaciones…

María Calvo Charro hace todo un alegato a la maternidad. En su artículo En defensa de las madres destaca a ultranza del papel del padre. ¿Se han preguntado cuando comienza la llamada brecha salarial? Alrededor de los 35 años. ¿Qué ocurre?, la maternidad. Los permisos, las bajas… Por cierto, ¿por qué tenemos que dar por hecho que las mujeres que se cogen bajas o excedencias lo hacen por obligación? “Hay derecho a una maternidad natural y en plena libertad. Es decir, sin condicionamientos sociales, sin presiones ambientales, sin consecuencias negativas laborales, sin incomprensiones dogmáticas”, afirma. Los datos sobre la ya casi pírrica natalidad son un claro exponente de lo que esta pasando en nuestra sociedad. Necesitamos niños, ¿y cuál es la respuesta?, hacer la vista gorda a un problema que en nada nos va explotar en las manos.

Para terminar, Yaiza Santos habla del victimismo en No tengan miedo. ¿Cómo hemos llegado a convertir en héroe a cualquiera que se declare víctima? Yaiza analiza las consecuencias, de las que ya avisaron muchos, del #MeToo. “El victimismo nos paraliza”. En todo caso, la periodista es optimista y traslada un mensaje de esperanza a esta juventud que, por cierto, cada vez se declara más apartada de luchas feministas y políticas varias.

Ni víctimas ni seres angelicales

Estamos inmersos, pues, en una deriva que llega al paroxismo. Es todo más complicado que  situarte simplemente tras una pancarta que diga “el machismo mata”. Apunten este párrafo concluyente de María Blanco: “Es fundamental desenmascarar a quienes con su mensaje tan buenista como condescendiente, desde el poder político, hablan en tu nombre, gastan tu dinero, deciden cuáles son tus necesidades, dictan cómo debe ser tu comportamiento y pretenden cambiar la sociedad a golpe de ley, de censura y de privilegios”.

“No nacemos víctimas ni somos seres angelicales”. Con esta frase concluyó Berta González de Vega la presentación. Me uno a estas indomables con esa frase favorita de Yaiza Santos extraída de No nacemos víctimas: “Las niñas necesitan saber que tienen su futuro en sus manos”.