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Mientras tanto“Infancia, arte, arquitectura y educación”, entrevista con Jorge Raedó en Rede Emíli@

“Infancia, arte, arquitectura y educación”, entrevista con Jorge Raedó en Rede Emíli@

La Tierra y otras escuelas   el blog de Jorge Raedó

La Rede Emíli@ tuvo la gentileza de entrevistarme sobre mi trabajo en educación de arte y arquitectura para infancia y juventud. Gracias a Mariela Losso (profesora adjunta de la Universidad de Comahue, Patagonia, Argentina) y Magali Reis (actualmente es Profesora Adjunta del Programa de Pós-Graduação Stricto Sensu em Educação de la Pontifícia Universidade Católica de Minas Gerais, Brasil).

El canal youtube de Rede Emili@ (donde también encontrarán esta entrevista en este link) dice que «la red Emili@ tiene como objetivo promover estudios e investigaciones que den visibilidad a las condiciones de vida de los niños y jóvenes en los países participantes en su red. Analiza el papel de los poderes públicos en la garantía del disfrute de los derechos fundamentales de los niños y jóvenes. Analiza la legislación, los programas y los proyectos gubernamentales vigentes en cada país que apuntan al bienestar integral de los niños, niñas y jóvenes, y su aplicación práctica. Recopila y fomenta la difusión de investigaciones científicas y estudios compartidos sobre y con los niños y jóvenes».

La entrevista se articula a partir de preguntas sobre mi trabajo con infancia, maestras, instituciones y otros profesionales del sector educativo y de las artes. Algunas reflexiones expresadas son:

> El centro de la educación es la sociedad, no el niño. O dicho de otro modo, el centro de la educación es el descubrimiento que hace el niño del mundo, como explica Gert Biesta en su libro «Redescubrir la enseñanza». La educación de las artes y la arquitectura ayuda a la niña a palpar el mundo, medirlo, nombrarlo, inventarlo. Para eso necesitan técnicas y métodos de los lenguajes del arte, entre otros lenguajes como la ciencia.

> Todos crecemos dentro de atmósferas o burbujas culturales específicas y los lenguajes del arte nos permiten comunicarnos y entendernos. La atmósfera cultural a la que pertenecemos es la lente a a través de la cual vemos y entendemos lo que percibimos. Podemos fantasear sobre lo que lo que hay fuera de la atmósfera si lo percibiéramos con otra lente, pero sólo serán fantasías.

> Los centros de la educación obligatoria o no obligatoria son artificios que ordenan el espacio-tiempo para que el aprendizaje suceda. El aprendizaje del niño es suave y fluido cuando hay buena educación, o es a martillazos y con violencia cuando hay mala educación; cada atmósfera cultural crea un sistema educativo propio para la reproducción de dicha atmósfera.

> Las tres incompetencias básicas de la educación del arte para la infancia son Naturaleza, Poesía y Utopía. La verdadera naturaleza de los humanos es el lenguaje, sean lenguajes especulativos como las artes y las ciencias que se aprenden con la educación, o sean lenguajes mecánicos como los rituales, lo comportamientos, etc que se aprenden por mímesis. El niño es como un árbol que al crecer construye su propia narración personal dentro de la narración colectiva del bosque al que pertenece. La poesía es el uso del lenguaje que trasciende al propio lenguaje, fruto de una actitud ante el mundo. La utopía es la capacidad de imaginar algo bueno que no existe y crearlo con los lenguajes aprendidos.

> Primero necesitamos los derechos, como los Derechos Humanos, Derechos de la Infancia, Derechos Culturales, etc. Todos tenemos que «levantar y sostener» los derechos para que sobre ellos edifiquemos políticas públicas, y sobre ellas nazcan programas y proyectos.

> «Ludantia. I Bienal Internacional de Educación en Arquitectura para Infancia y Juventud» es un proyecto realizado en Pontevedra en 2018-organizado por el Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia- y que itineró en Bogotá, Lima, Quito, Puebla y Berlín. El objetivo de «Ludantia. i Bienal» fue visibilizar y promover proyectos y profesionales de todo el mundo que trabajan el campo acotado por infancia, educación y arquitectura. Constó de varias propuestas, como el concurso internacional de  proyectos hechos por infancia -con ayuda de adultos- para transformar espacios públicos.

> La arquitectura es «hogar» cuando nos dice de dónde venimos y a dónde vamos. La infancia es igual en todas partes. Cuando crecemos nos convertimos en «españoles», «colombianos», «wayús», etc, nos fosilizamos dentro de las atmósferas culturales donde crecemos. Unos encuentran su hogar sólo en esos lenguajes que le dieron la forma, y a veces rechazan otras formas ajenas como enemigas. Otros -pocos- encuentran su hogar en la búsqueda permanente del equilibrio entre su emoción y la estructura o ley que rige en la sociedad, entre el fuego de la pasión y el hielo de la disciplina artística.

> La arquitectura es un lugar mental, imaginario, porque la memoria siempre es imaginaria. Schiller sugiere en sus «Cartas sobre la educación estética de la humanidad» que la belleza surge en la búsqueda constante de ese equilibrio gracias al «ímpetu de juego». Para los que buscan siempre ese equilibrio, que suele ser límite de lo conocido en su entorno cultural, la búsqueda es el hogar, la belleza anida en esa búsqueda. Y las sociedades también buscan ese equilibrio en el contrato social que les permite convivir en paz.

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