A partir de febrero, Lisboa se deja enamorar por un siglo de cine ruso, con la proyección integra de la obra de Andrei Tarkovsky (1932-1986), uno de los directores más complejos, metafísicos e innovadores del cine ruso y mundial. Tarkovsky creía que el cine no era entretenimiento, sino arte puro. A través de su obra intentó alcanzar la verdad intrínseca de la naturaleza humana.