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Mientras tantoInvisibles o putas

Invisibles o putas

Entre la samba y el tango   el blog de Nazaret Castro

 

Hoy, 8 de marzo, es el Día de la Mujer, y es también hay luna llena. Hoy somos, si queremos, más poderosas que nunca. Hoy es un día más de lucha, pero es importante recordarlo. Recordar, sobre todo, a esas millones de mujeres valientes y silenciosas que, sin hacer mucho ruido, nos fueron buscando un hueco en esta sociedad obtusa y miope que quiso condenar al olvido al 51% de su población.

 

En estos días circula en la prensa española un debate sobre el lenguaje sexista; mi postura la expresa Rosa Montero en este artículo mejor de lo que podría explicarla yo. Es verdad que decir “todos y todas” es cansado, y que “tod@s” es una aberración estética, pero no es menos cierto que el masculino para el plural ha sido una de tantas formas de invisibilizar a las mujeres, porque, como recuerda Montero, la lengua se adapta a la sociedad y es reflejo de ella, y no al revés. Las mujeres siguen siendo invisibles en muchos lugares del mundo.

 

Mientras, el machismo sigue matando. En el primer mundo, en el segundo, en el tercero y en el cuarto. Leo en El País, con espanto, que en seis estados mexicanos, la pena por asesinar a tu mujer se reduce si la has pillado en la cama con otro, o en los preliminares; por “razón de honor”, pagarás entre tres días y cinco años, por ejemplo, si eres de Michiacán. Eso, en un país donde, el año pasado, ocurrieron 1.858 feminicidios; en Ciudad Juárez, tristemente famosa por su misoginia asesina, esos homicidios rara vez son investigados, qué decir juzgados. En un país donde los asesinatos de mujeres se duplicaron entre 2005 y 2010.

 

Como siempre, el machismo cultural está intrínsecamente unido a la violencia. Pero tal vez el dato más espeluznante que da este artículo es que, según una reciente encuesta entre mujeres mayores de 15 años, el 43% dice haber sufrido algún tipo de violencia por parte de su violencia (en mujeres casadas, ese porcentaje llega al 60%); y, quizá peor aún, el 42% de las mexicanas cree que una buena esposa debe obedecer al cónyuge en todo lo que éste ordene. Debo decir que, cuando estuve en México, en el estado de Veracruz como en el DF, advertí ese machismo latente en la mirada obscena y descarada de los mexicanos, que, supongo, me suponían una puta por llevar las pantorrillas al aire; así como cuando estuve en Alagoas sentí en mis carnes el machismo cerril del Brasil profundo, donde no mirar a una mujer a los ojos en medio de una conversación no se considera discriminación, sino respeto a su hombre. Así es en las sociedades machistas: o eres invisible, o eres puta.

 

En Europa, me digo, tenemos más suerte. Pero tal vez valga la pena pararnos a pensar en el alcance de nuestros festejados logros.

 

Hace unos días me topé por casualidad con el documental italiano El cuerpo de las mujeres. Muestra imágenes de la televisión italiana, inclusive la pública, que son todo un catálogo de modos de humillar y cosificar a las mujeres. Si pensáis que exagero, ved la película. Mujeres encerradas en cubículos de plástico bajo una mesa, mujeres duchándose, mujeres haciendo escorzos sobre una tabla de surf, mujeres siendo insultadas por el presentador de turno. Mujeres, siempre, en ropa interior y sobre unos tacones imposibles.

 

La televisión italiana, esa que Berlusconi nos introdujo en España con Telecinco y sus Mamachicho (¿alguien se acuerda?), no es sino una caricatura sarcástica y cruel de esos micromachismos de cada día que permanecen enquistados en nuestra sociedad; sí, también en Europa. Esos que nos condenan a la dictadura de los cánones de belleza, a no aceptar el paso del tiempo y sustituir nuestro verdadero rostro por una máscara estirada e inexpresiva –antes en las teles y el cine; ahora, también en las calles-. Esos que nos recuerdan a cada gesto, en cada anuncio, en cada portada de revista –para mujeres o para hombres, porque, como bien explica este filme, hemos aprendido a mirarnos con los ojos de los hombres– que, si somos feas, fracasamos en la cualidad femenina más valorada, la ornamental, mientras que, si somos guapas, seremos consideradas necesariamente necias.

 

¿Hasta cuándo?

 

* Os cuelgo aquí un interesante reportaje sobre la violencia machista en Bolivia.

* Y aquí os recuerdo una entrada en este blog que habla del documental La Luna en ti, imprescindible para reflexionar sobre por qué algo tan femenino y sagrado como la menstruación acabó convirtiéndose en un tabú y un estigma.

Y, ¡os insisto! Vale la pena ver el documental El cuerpo de las mujeres.

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