Estuve en Tetuán ocho noches, en el hotel Al Mandari. Ali al Mandari nació en Granada, fue alcalde de Píñar, murió en Tetuán y fundó la ciudad en su exilio. Cuando caminaba por la antigua medina pensaba que si 1492 no hubiera sido 1492 quizás Madrid tuviera hoy un antiguo laberinto donde perderse. El último día fui a ver a Juan Goytisolo a Larache, en taxi colectivo, el conductor escuchaba el Corán recitado en la radio, ningún lugar para tomar un café debido al Ramadán, comer pan dátiles plátano y beber agua frente a las olas del mar. Dejé en su tumba un lápiz con el que antes había escrito. Está en un cementerio rodeado de cruces negras de hierro, una imagen de la Virgen desgastada, y junto al mar.
Él me enseñó a crear un mundo.
Aunque yo no soy capaz.
No encuentro.
Y es triste.
A veces.
No sé…
escritor
entre las tumbas caminaba una tortuga, toqué su caparazón
quizás debería haber…