— Me he dado cuenta de que la clave de todo está en lo redondeado, todas las explicaciones.
— ¿Tú crees?
— Sí. Mira. Por ejemplo, la pizza.
— ¿Qué?
— La pizza ha triunfado. En todas las partes del mundo se come pizza. ¿Por qué? Porque es redondeada.
— Vale…
— ¿Y qué otra comida ha llegado a todo el planeta y también es redondeada?
— No sé…
— La hamburguesa. Porque lo redondeado es fácil de coger, fácil de comer. En lo redondeado puedes añadir lo que quieras, sin problemas. O el kebab, últimamente.
— Vale. Pero la crep es redondeada y no ha triunfado a nivel mundial.
— Pero ha triunfado en Francia y en Canadá.
— Como en España la paella o la tortilla de patatas.
— Eso es. ¿Qué comidas representan a España y llegan a todas partes? La paella, la tortilla y el gazpacho, todas redondeadas en su presentación. No ha triunfado el ajo negro, o el perejil.
— Vale…
— Espera, que he descubierto más.
— Espero.
— En el deporte. Fíjate. ¿Qué ha triunfado a nivel mundial?
— ¿El fútbol?
— Eso es. Un juego en el que se usa algo redondeado, la pelota.
— Vale…
— Sin embargo, el fútbol americano, el rugby o el fútbol australiano no han triunfado. ¿Por qué? Porque se usa una pelota alargada, con picos. ¡Juegan con una pelota ovalada! No se puede convencer al otro si no ofreces algo redondeado.
— O el béisbol yanqui.
— O el sumo japonés.
— Vale…
— Pero ahora viene lo mejor, lo que confirma lo que te estoy diciendo.
— Veamos…
— Los ojos. Son redondeados. El interior, no el contorno. Son lo más importante del rostro. No la nariz o el pelo, ni la boca. Solo los ojos. Lo esencial es mirar. Todos miramos. Hasta Dios nos mira, si Quiere…
— Vale…
— Y un último ejemplo. ¿Cuál es el mejor astro del mundo, el qué más ha triunfado a nivel planetario?
— No sé…
— ¡La Tierra! ¿Y por qué? Porque es el planeta más redondeado del mundo, sin aristas.
— Está claro.
— ¿Lo ves? Lo redondeado es la clave, lo redondeado nunca falla, lo redondeando siempre gana.
— ¿Y el garbanzo?
— ¿Qué pasa?
— Que es muy redondeado, y es la legumbre más extendida aquí. Hoy comí treinta garbanzos.
— ¿Pero no lo ves?
— No…
— ¡El garbanzo tiene un pico! Ha perdido la redondez. Es otra cosa.
— Es verdad.
— Te lo dije.
Cafés defendiendo verdades
