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Mientras tantoJosé Antonio Ayuso: "Así somos los periodistas, imprevisibles"

José Antonio Ayuso: «Así somos los periodistas, imprevisibles»

La fábrica de historias   el blog de Iara Matiñán Bua

 

Le dedico este post a José Antonio Ayuso

 

Conocí al reportero José Antonio Ayuso, al que todos llamamos Nono, donde se debe conocer a los periodistas: no en una aburrida rueda de prensa de políticos, ni en una conferencia, o mitin de un partido político, sino en un antro.

 

Trabajaba de camarera en una sala-discoteca que organizaba despedidas de soltero. Mi misión era poner los platos y recoger las mesas de las hordas de borrachos que bebían hasta casi el almanecer. El local de paredes negras parecía una sala de cine inmensa, estaba situado en medio de un vasto polígono industrial sevillano. Era el 2008, tenía 23 años. Los días de semana hacía prácticas para un diario andaluz, como becaria, en la sección de internacional.

 

En medio de mi faena, a la una de la mañana, Nono apareció en el antro. No como cliente, como periodista. Hacía un reportaje acerca de los bares de fiesta. Le pedí por favor que no me grabara y me contó que había estado de freelance en la frontera entre Colombia y Ecuador, también había realizado reportajes para el Grupo Zeta como reportero de investigación. Reportajes en Colombia (muerte de Raúl Reyes, de las FARC), Ecuador (favelas de Guayaquil, «nidos de miseria»), Alemania (cumbre del G-8 en Rostock), casos de corrupción (El Puerto de Santa María), Eecologismo (Torrelavega), drogas y grupos neonazis, entre otros. Bueno, he de decir que los cinco minutos que hablé con él me sorpendrió. Desde entonces nos hemos mantenido en contacto.

 

Con el tiempo he sido testigo de cómo Nono saltaba de ciudad en ciudad, de país en país. Siempre encontrando trabajo de periodista de investigación en cualquier destino. Espero que algún día me cuente su secreto. Ahora está en Chile trabajando para el periódico El Mercurio e investigando acerca de un posible caso de «irregularidades» con la Fiscalía chilena.

 

No todo es el dinero, ni la crisis. La vida es un viaje en el que cada parada plantea un nuevo reto, con nuevas historias, nuevos lugares, nuevas personas que se cruzan en nuestro camino. José Antonio Ayuso sabe afrontarlos.

 

 

Fotografía del periodista José Antonio Ayuso

 

¿Por qué decidiste hacerte periodista?

 

Cuando era pequeño fantaseaba con ser escritor, y decidí que quería ser periodista. Tendría unos catorce, quince años cuando comencé a hacer un programa de radio, al que llamé Nonocine (como puedes ver tuve una pubertad muy original) y estando ya en la universidad tuve otro programa, en Onda Verde, una radio independiente del madrileño barrio de Lavapiés, que se llamaba Cuidado que chorrea, con dos grandes amigos. En aquel entonces me gustaba sobre todo el periodismo cultural y la verdad es que no me lo tomaba muy en serio.

 

Recuerdo que llegábamos sin dormir, el programa era los sábados a las diez de la mañana e improvisábamos mucho, era una risa la vedad. Saludábamos a nuestras oyentes: «Buenos días, marujas de Lavapiés…». Teníamos conexiones en directo con el entonces presidente Aznar, con los miembros del jurado de los Oscar o incluso con el Papa de Roma… todo en clave de humor. Pero después, estando ya en cuarto de carrera me salieron unas prácticas en la revista Interviú. Ahí me di cuenta de lo que era ser periodista y lo mucho que había que aprender para serlo.

 

Fue un poco por casualidad, porque estuve tentado siempre por el mundo audiovisual, pero conocí a grandes de la profesión, de investigación sobre todo: Manuel Cerdán, Fernando Rueda, Daniel Montero, Juan José Fernández, Manuel Marlasca o Luis Rendueles. Cada semana me asombraba de los temas que conseguían, en aquella época Cerdán descubrió que Paesa seguía vivo y lo cazó en París, Montero se metió de lleno en el caso de corrupción de Marbella, los Marlasca y Rendueles conseguían información exclusiva de los casos de sucesos más relevantes.

 

Define tu personalidad en una palabra.

 

Iluso –del que tiene ilusión-.

 

Cuéntanos una historia que nunca hayas escrito y que de alguna manera te ha marcado, o no eres capaz de olvidar.


Recuerdo cuando estaba en Sabra y Shatila, en Beirut, comenzando a investigar para un reportaje, que nunca llegué a publicar ni escribir, sobre el aniversario de la matanza del campo de refugiados palestinos de 1982. Entré en unos edificios, que son muy conflictivos, llamados Edificios Gaza. Allí pude entrevistar a algunas de los pocos supervivientes de aquel exterminio. Recuerdo que  les preguntaba asombrado porqué no tapaban los agujeros de bala que tenían en las paredes, ellos me contestaban:

 

¿Para qué? Dentro de nada habrá más y no podemos estar todo el rato tapando agujeros.

 

Poco después comencé a hablar con una señora de una de las casas. Era viuda, a dos de sus hijos los habían matado, vivía con muchas carencias y además fue de las pocas que consiguió huir de la matanza de los falangistas libaneses… Tras un rato conversando le pregunté si tenía esperanza de que todo acabara, de no seguir así y que cuál era su sueño. Me respondió:

 

¿Sabes qué, muchacho? Mi única esperanza es que mi familia se multiplique, y que todos sean hombres para que combatan al enemigo. Y mi sueño es que nazcan con una metralleta bajo el brazo.

 

Tenías un trabajo estable en Telemadrid, ¿por qué decidiste dejarlo e irte a probar suerte en Chile?


Por aventura y por conocer otras realidades –suena tópico, pero es la verdad-, ya había dejado Interviú en 2008 para irme a Sudamérica y hacer unos reportajes sobre las FARC y sobre Ecuador. Me da rabia reconocerlo porque parece que apoyo la tesis de la secretaria de Estado de Inmigración, pero en mi caso si fue un poco así. Tenía unos proyectos audiovisuales y los quise desarrollar. Me dio mucha pena, porque en Telemadrid trabajaba con un gran equipo humano, pero así somos los periodistas ¿no? Imprevisibles. 

 

¿Podrías contarnos la historia con detalles de cómo empezaste a trabajar en El Mercurio?


Cuando llegué a Santiago de Chile comencé a trabajar como profesor de la Universidad Mayor, dando clases de Investigación periodística y «Técnicas de la entrevista. Después empecé a hacer unas colaboraciones con TVN –la televisión pública chilena, como TVE, en la adaptación del formato español 21 días-, y mientras grababa un documental con ellos acerca de los millonarios chilenos y el lujo en este país una amiga española me comentó que estaban formando una «unidad de investigación» en El Mercurio. Envié el CV y a las dos semanas comenzaba a trabajar con ellos.  

 

Siempre has estado relacionado con temas de periodismo de investigación. ¿Qué diferencia hay entre realizar investigaciones en España  y en América Latina?


Creo, en primer lugar, que estando en Chile es un lujo, se puede desarrollar la profesión con seguridad. Hacer periodismo de investigación en México o El Salvador es una historia completamente distinta, en cuanto al peligro me refiero. Aunque recientemente por algunos  de mis reportajes sobre irregularidades en la Fiscalía Nacional chilena, me han llegado avisos de que tenga cuidado, son sólo casos puntuales. Para mi la diferencia fundamental es que en Chile hay que atar más las cosas, se piensan más el lanzar las noticias.

 

Es un trabajo más concienzudo en ese aspecto. Creo que en España somos más echados para delante’en ese aspecto, con sus cosas buenas y cosas malas. Con esto no quiero decir que no se verifiquen las fuentes y la información en España, sino que hay, quizás, más desparpajo al tirar a la palestra pública a quien sea.

 

En Chile, creo, hay más respeto, es un país muy institucional. Aunque, por ejemplo, hace poco ha tenido que dimitir el ministro de Justicia por una investigación realizada por otro medio, y desde El Mercurio se han llevado grandes temas de investigación que han hecho que grandes autoridades terminasen en la cárcel o renunciaran. Hay que tener en cuenta que son culturas distintas y países que han tenido procesos políticos e históricos distintos. Pero vamos, en Chile el nivel periodístico es altísimo, hay grande profesionales y en cuanto a la investigación, aparte del sitio donde trabajo, existen medios de mucha calidad como por ejemplo CIPER.

 

¿Qué tienes que decir a la manera en que periódicos como El Mundo hacen investigación? (Teniendo en cuenta lo que han sacado del caso PALAU).

 

Lamentablemente el periodismo en España se ha convertido en un arma política. Esto es como el Real Madrid y el Barcelona. O eres mi amigo o eres mi enemigo. Es una pena porque ese servilismo político hace que grandes periodistas que trabajan allí no puedan desarrollar bien su profesión. Hace poco releía el libro de mi amigo Javier Chicote –que trabaja haciendo investigación en ABC-, que escribió sobre el periodismo de investigación y no podía estar más de acuerdo.

 

Existe un periodismo de investigación, que él llama de «buzoneo», en el que grupos políticos o de poder filtran la información, a veces les falta poner el titular, a periodistas que tiene como único fin apoyar sus intereses. Por ejemplo, el caso de los políticos catalanes y  los informes de los policías, que no han sido firmados. Finalmente genera un gran desconcierto en los lectores: ¿A quién creo? ¿Quién tiene razón? El tiempo pone las cosas en su sitio, ya se verá que periódico hizo qué y por qué.

 

¿Qué opinas del nuevo máster de periodismo de investigación que ha abierto El Mundo?


La verdad es que no he tenido conocimiento de él. Pero durante los 90 el mejor periodismo de investigación español se gestó en sus páginas. Tras los atentados de Atocha, eso fue otro cantar.

 

Antes de trabajar en España estuviste trabajando como freelance publicando reportajes en Interviú. ¿Es difícil ser freelance y trabajar para medios españoles? ¿Has tenido que poner el puño en la mesa para que te pagaran por tu trabajo?


En aquella época la crisis no azotaba el país, por lo que se vivía más o menos bien, además Interviú me dio toda la libertad para tratar cualquier tema que quisiera. Hoy en día, según me cuenta muchos amigos, la situación es insostenible. Una vez me tuve que poner serio, pero fue con la gente de una productora de TV, que eran muy poco profesionales.

 

¿Has pensando alguna vez dejar el periodismo e irte un año de mochilero a recorrer el mundo? ¿Qué ruta escogerías?


Cada día que me levanto. Me encanta viajar, conozco Sudamérica entera, posiblemente escogería Asia. Ahí, ahora, hay mil historias que deben ser contadas.

 

¿Tienes pensando volver a España o seguir viajando?


No sé, llevo casi dos años en Chile y aun no sé qué haré. ¿Quién sabe? Quizás mañana recojo mis cosas y me voy, o quizás echo raíces en Santiago. Pero está claro, que viajar, quiero viajar, es una inquietud que me mueve desde que era un enano.

 

¿Qué periódico español crees que cubre mejor la información internacional?


Precisamente en información internacional creo que en España hay un nivel altísimo. ABC, El País, La Vanguardia… tiene grandes periodistas y fotógrafos, ya sean fijos o colaboradores, que son excelentes profesionales.

 

¿Es compatible el espíritu de viajero con una pareja y vida estable? ¿O siempre se busca un nuevo reto?

 

Es complicado. Por no decir incompatible.

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