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Justicia social en Europa y las seis variables que ayudan a medirla

 

A través del Social Europe Journal, hemos llegado a un informe sobre la justicia social en la Unión Europea. La síntesis se encuentra en el gráfico que mostramos a continuación:

 

 

La justicia social en Europa

 

 

El país con mayor justicia social del continente europeo es Suecia, seguido de Finlandia, Dinamarca y Holanda. Después, la República Checa, uno de los pocos países de la antigua órbita soviética, junto a Estonia, que se encuentra por encima de la media comunitaria. Por debajo, tras Portugal, Chipre e Irlanda, se encuentra España, que ocupa el vigesimoprimer lugar. El país más injusto socialmente es Grecia, que se encuentra peor situado que Rumanía o Bulgaria.

 

En cuanto a su dinámica, el informe resalta que el empeoramiento ha sido especialmente significativo en los países más golpeados por la crisis, es decir, España, Portugal, Grecia e Irlanda, pero también en Hungría. Y que únicamente tres países, Polonia, Alemania y Luxemburgo, han sido capaces de mejorar su situación desde el año 2008.

 

El informe es muy interesante porque explica con mucho detalle cuáles son las variables que tiene en cuenta la construcción de este índice:

 

1. La prevención de la pobreza

 

En la Unión Europea, el 25,4% de la población está en riesgo de pobreza o exclusión social, una cifra que es un 1,7% superior a la del año 2009. En los niños y jóvenes, esta tasa sube hasta el 28%.

 

En el gráfico que tenemos bajo estas líneas, comprobamos que en España la tasa de pobreza está por encima de la media, en el 27,3%. Aunque todavía está muy lejos de los registros que sufren Bulgaría y Rumanía, con un 49,3% y un 41,7%, respectivamente. También el registro de España es un poco mejor que el italiano y el irlandés. En Grecia, los recortes han llevado a la tasa de pobreza a subir desde el 28,3% de 2008 hasta el 34,6% en que se situaba de acuerdo con el último dato disponible. 

 

En una docena de países, la tasa de riesgo de pobreza no llega al 20%. Los mejores datos son para la República Checa, Holanda y Suecia, donde ronda el 15%. 

 

 

 

 

No sólo se miden estas variables en este capítulo. También, qué parte de la población vive en hogares con mucho desempleo, la privación material, así como los ingresos que obtienen las familias. 

 

En cuanto al porcentaje de la población que sufre privación material severa, nos encontramos con que en España, es de «sólo» un 6,2%, por debajo de la media, que se sitúa en el 11,5%. En Luxemburgo y en Suecia, este porcentaje es de un envidiable 1,3%. En el lado contrario, sin embargo, nos encontramos con el caso de Bulgaria, donde el 45,9% de la población sufre carencias materiales severas. 

 

De acuerdo con el gráfico que tenemos bajo estas líneas, en Irlanda, un 23,4% de la población vive en hogares en los que prácticamente no hay empleo. Es el país que presenta la peor situación en este capítulo, seguido de Croacia, con un 16,2% y de España, con un 15,7%. Lo podemos ver en el gráfico bajo estas líneas: 

 

 

 

 

Quizás por la penosa situación que muestran tanto este indicador como el otro que mostrábamos con otro gráfico, España ocupa el puesto 19 en un listado de 28 países, en este indicador sobre la pobreza

 

 

2. Educación

 

En este capítulo, Suecia, Dinamarca, Lituania, Estonia, Croacia y Finlandia son los países con mejores estándares educativos. Además, son Estonia y Finlandia los países en los que más irrelevante parece el origen social en los resultados académicos. Y también son éstos los dos países que mejor salen retratados en los informes Pisa. Ello, a tenor del informe que estamos resumiendo, demuestra que la justicia social no es incompatible con la excelencia educativa.

 

Para medir la calidad de la educación en un país se estudia la política educativa a nivel cualitativo; el nivel socioeconómico de los estudiantes y sus resultados académicos; la existencia de una educación previa a la primaria; así como el abandono escolar temprano.

 

España se coloca en el puesto 20 en el ránking de países ordenados por lo equitativo de su educación. Quizás, el indicador que más castiga a España es la elevada tasa de abandono escolar temprano

 


 

 

Porque algo en lo que la educación española sale bien parada es en que el origen socioeconómico de los estudiantes determina poco (o menos que en la media europea) el resultado académico, como puede verse en este otro gráfico: 

 

 

 

 

3. Mercado laboral

 

La situación se ha deteriorado en todos los países europeos, aunque en unos más que en otros. Si comenzamos a hablar de las cifras globales, comprobamos que si, de acuerdo con los objetivos de la Unión para el año 2020, la tasa de empleo debería alcanzar el 75%, este porcentaje ha ido cayendo progresivamente desde el 66% en que se encontraba en 2008 hasta el 63,5% en que se situaba a finales del año 2013.

 

Si analizamos la situación país por país, nos damos cuenta de que Austria, Dinamarca y Alemania, seguidos de otros nórdicos Finlandia y Suecia, ofrecen las mayores oportunidades de acceso al mercado de trabajo. Aunque ningún lugar se ha librado del deterioro de la situación laboral: incluso Dinamarca, que fue (y sigue siendo) una referencia para muchos Gobiernos por la introducción del modelo de la flexiseguridad ha tenido que sufrir una subida de la tasa de paro desde el 3,5% hasta el 7,2%.

 

Además, según el informe, hay problemas que van más allá de las fronteras nacionales, están extendidos por todo el continente. Se trata del paro juvenil y del que sufren las personas de baja formación, lo que, además, ha derivado en una extremadamente elevada tasa de desempleo de larga duración, lo que es, a su vez, la principal causa de la pobreza y la exclusión social.

 

También alerta del surgimiento de formas atípicas de empleo en algunos países europeos. En particular, señala los casos de España y Chipre, donde el 90% de las personas con trabajo temporal sufre esta situación porque no ha podido acceder a un trabajo mejor, no por su deseo de flexibilidad.

 

Para medir la calidad del mercado laboral, se estudian el porcentaje de paro y qué parte de él es de larga duración; la tasa de empleo de los mayores; el nivel de ocupación de los inmigrantes, de las mujeres y de los varones en relación con el total; el desempleo juvenil; el paro entre los trabajadores de menor formación; la contratación temporal; y el número de trabajadores pobres.

 

No es raro que, una vez que sabemos cuáles son las variables que se miden, España tenga el segundo peor mercado de trabajo de Europa, sólo por detrás de Grecia. Además de por la tasa global de paro, por otras estadísticas, como la de paro de larga duración, que mostramos a continuación: 

 

 

 

 

También España se encuentra entre los países con mayor porcentaje de trabajadores pobres. Aunque algo llama la atención del siguiente gráfico y es que, durante los años de crisis, su tasa ha ido cayendo. ¿Quizás porque se ha seguido destruyendo empleo y, sobre todo, el de quiénes más abajo se situaban en el mercado laboral? Ésta última es sólo una hipótesis.

 

 

 

4. Cohesión social y no discriminación 

 

Esta dimensión del índice de justicia social se refiere a en qué medida cada sociedad tiende a la polarización, o si existen fenómenos de exclusión y discriminación de ciertos grupos. Suecia, Holanda, Finlandia, Dinamarca, Luxemburgo y Alemania se encuentran entre los mejores países. Las tendencias hacia la discriminación y la polarización social se han prevenido con eficacia en las aún en términos comparativos igualitarias sociedades nórdicas. Sin embargo, incluso en estos países la desigualdad de ingresos está incrementándose, particularmente porque los inmigrantes sufren discriminación tanto en el mundo laboral como en el educativo. Pero la situación es mucho peor en Hungría, Rumanía, Bulgaria o Eslovaquia, donde la comunidad gitana es objeto de significativas restricciones y discriminación. España ocupa el puesto 18 de 28 países. 

 

Las cuestiones particulares que se analizan son las políticas de inclusión social, de integración de no discriminación existentes en el país; así como el índice de Gini, que mide la desigualdad de ingresos. Ilustraremos este apartado, precisamente, con este último indicador, para mostrar que España ocupa el puesto número 25, lo que significa que sólo hay tres países más desiguales en Europa, que son Grecia, Portugal y Lituania. Aunque, si bien en Lituania y en Portugal, la desigualdad ha ido reduciéndose en los últimos año, en España y en Grecia ha ocurrido lo contrario: 

 

 

 

5. Sanidad

 

Sigue siendo de gran calidad en Suecia, Luxemburgo, Holanda y Bélgica, mientras que en Rumanía y Lituanía deja mucho que desear. Y también en Grecia después de los recortes. En Rumanía y en Grecia, en particular, la falta de financiación del sistema de salud lleva, no sólo a la desigualdad sino también a las corruptelas. Pero el informe alerta de que las medidas de austeridad con que se ha tratado de acabar con la crisis han tocado de manera importante a la sanidad, lo que implica que el incremento de la pobreza implica que mucha gente no puede acceder a los tratamientos esenciales. 

 

En España, pese a todo, la sanidad sigue siendo de una calidad aceptable. De acuerdo con el informe que estamos siguiendo, se encuentra en el puesto 12 y por encima de la media. Obtiene una nota de un 7, por encima del 6,27 en que se encuentra el promedio. 

 

 

 

Para determinar la calidad de un sistema de salud se analizan la política sanitaria, la esperanza de vida saludable, así como el grado de accesibilidad, entre otras cosas.

 

 

6. Justicia intergeneracional 

 

¿En qué medida se reparten las oportunidades viejos y jóvenes? Las generaciones actuales no deberían vivir a costa de las futuras. Las tranferencias injustas tienen consecuencias muy negativas tanto en lo económico, como en lo social y en lo medioambiental que deben evitarse. En algunos países, incluso pese a una demografía que no ayuda, los Gobiernos han tenido éxito con sus inversiones en las familias jóvenes. Se trata de Finlandia, Dinamarca y Estonia. También son los lugares en los que también existe una gran preocupación por el medio ambiente y la sostenibilidad fiscal, así como por la inversión en investigación y el desarrollo, para garantizar que la economía será productiva a lo largo de los años.

 

Ejemplo de lo contrario podrían ser Italia y Grecia. Y es que, han acumulado una ingente deuda que tendrán que pagar las próximas generaciones. Aunque hay que tener cuidado con las actividades a las que se recorta presupuesto para reducir el grado de endeudamiento, porque el informe pone a España como ejemplo de lo que no debe hacerse. Los recortes masivos en áreas como la educación y la investigación y el desarrollo, como se han producido en nuestro país, ponen en cuestión tanto la justicia social como la viabilidad económica futura. Porque sí, invertir en I+D es solidaridad intergeneracional, porque implica que la sociedad no se conforma con el modelo de crecimiento actual, aunque funcione. Es consciente de que dejará de hacerlo y hay que tener uno nuevo preparado en la recámara cuanto antes. Como España no da importancia a estas cosas, se encuentra en el puesto 23. 

 

Aquí, en particular, se analizan las políticas de familia, las de pensiones, las medioambientales, las emisiones de gases, el grado de desarrollo de las energías renovables, la inversión en I+D, la deuda que tiene el Estado, así como el porcentaje de dependientes. En el gráfico que incluimos a continuación vemos qué porcentaje de su PIB invierten los diferentes países en I+D.  

 

 

 

Una última nota

 

Para terminar, un gráfico que pone en relación la justicia social con el PIB per cápita de cada país. El éxito económico no garantiza la justicia social. Aunque sí es cierto que, empíricamente, sí observamos que es más fácil para un país rico ser más justo. 

 

 

 

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