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La amargura del clic

 

 

¿A qué sabe el café con vinagre? Le he preguntado a Google. Periodista de la LOGSE. «Café con vinagre», he tecleado. Lo ha autocompletado, pero en realidad él tampoco sabe la respuesta. El primer resultado es para Metztli. Es el seudónimo de un forero a dieta que el 12 de mayo de 2008 a las 17:34 horas pidió ayuda. No puedo extenderme más en explicar su historia o agotaré demasiado pronto las palabras. Solo tengo 183. Esa es la regla. Así que clic, aunque los clics a veces sean amargos. Y si no, siempre se puede otear por la ventana. ¿Quién distorsiona más la realidad: el vidrio modelado como botella o el cristal, diafragma entre la calle y la mirada? Quizá en el otro extremo del bar haya triunfado ya la bulla. Quizá este aparente sosiego sea sólo un encuadre engañoso. ¿Sostiene la taza mientras mira hacia «La aldea digital», el blog que nos ha apadrinado con su insistencia? ¿Por qué no se muerde las uñas? ¿Quién le regala pulseras? ¿Se ha desabrochado el botón para mostrarlas? ¿Habrá respuestas para todo?

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