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La banalización del trasplante

 

Estos días ha sido noticia el sorprendente anuncio de un médico italiano, Sergio Canavero, que asegura que en un par de años serán viables los trasplantes de cuerpo entero para personas con cáncer, distrofia muscular, tetraplejia o incluso transexuales.

 

El propio Canavero, director del Grupo de Neuromodulación Avanzado de Turín, admite que pueden existir limitaciones, ya que por ejemplo en la cabeza del enfermo pueden quedar células cancerígenas que tras el trasplante podrían provocar la reaparición del cáncer.

 

Muchos expertos han criticado la idea, como el director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Rafael Matesanz, que considera que carece de base científica ya que no es posible unir la médula espinal de un donante y un receptor. Al igual que Matesanz otros especialistas señalan que si, como afirma el neurocientífico italiano, las fibras nerviosas de la médula pudieran soldarse mediante una sustancia llamada polietilenglicol ya se habría aplicado a los pacientes con lesiones medulares.

 

Según Canavero hay más de medio centenar de personas que se han mostrado interesadas en someterse a la operación, la mayoría de ellos transexuales, aunque también hay casos de distrofias musculares y tetraplejias.

 

Respecto al posible rechazo psicológico al nuevo cuerpo explica que los pacientes se acostumbrarían a su nuevo cuerpo utilizando la realidad virtual en los meses previos a la operación.

 

Pero ¿tiene sentido someter a una persona a una operación tan arriesgada, que, de momento sigue pareciendo ciencia ficción? En el caso de los transexuales se plantea un dilema ético aún mayor, ya que se trata de personas sanas que pondrían en peligro su vida y su salud y además tendrían que tomar fármacos inmunosupresores el resto de su vida para evitar el rechazo.

 

Sin embargo, el problema fundamental son las falsas expectativas que se están dando a todos los enfermos sin que existan de momento evidencias científicas que corroboren estas teorías. No debemos permitir que se juegue con la esperanza de todas estas personas. Hay que apostar por la investigación siempre pero nunca adelantar acontecimientos y frustrar a tantos pacientes.

 

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